- El guion se cumplió con más suspense del que algunos preveían. El Olympique de Lyon levantó al cielo de Donostia su séptima Champions League Femenina, la quinta consecutiva, tras derrotar 3-1 al Wolfsburgo alemán.

No hubo sorpresa en Anoeta, que, aun sin público, ya tiene una nueva noche gloriosa para su historia. El mejor equipo del mundo de fútbol femenino celebró sobre su césped un hito: convertirse en las reinas de las cinco copas.

Lo hizo, eso sí, no sin sufrimiento. A pesar de que llevaban sin perder desde el 31 de mayo de 2018, cuando cayeron en la Copa de Francia ante el PSG de la legazpiarra Irene Paredes, las leonas de Lyon no habían dejado de dar zarpazos a diestro y siniestro.

Ayer sufrió su feroz ataque el Wolfsburgo, conocido como las lobas, que intimidaron por un momento, pero sin suerte a la hora de morder en portería rival. El conjunto alemán se mostró, como ha venido haciendo durante toda la fase final de la competición, muy batallador, bien colocado y con un gran orden táctico. Pero pocos aspectos menos entrenables que el talento de la delantera del OL. Figuras como la de la crack francesa Eugenie Le Sommer emergen como un rayo en una noche de verano, sin aviso, ni tiempo para atajarlo. En el minuto 25, la atacante gala puso en ventaja a su equipo con un disparo fuerte, seco, dentro del área, aprovechando un rechace poco ortodoxo de la meta germana Abt.

Las alemanas intentaron contrarrestar al gol por medio de la polaca Ewa Pajor y de su máxima figura, la danesa Pernille Harder, que volvió a comanda al equipo de la Volkswagen. Sin embargo, sus acercamientos no llegaron a generar disparos de peligro, y cuando perdonas al Lyon, siempre lo pagas. Así, a un minuto del descanso, la japonesa Saki Kumagai puso el 2-0 en el marcador. Gol psicológico, al borde del entretiempo, tras un disparo desde la frontal del área de la nipona, culminando una jugada de magia de Delphine Cascarino, que se zafó de todas antes de poner el centro.

En la segunda parte, haciendo honor a esa mentalidad fría y serena de los alemanes, el Wolfsburgo reaccionó.

No miró al marcador y se centró en su juego. Así llegó el 1-2 de Alexandra Popp. La centrocampista alemana llegó desde segunda línea para rematar con un soberbio cabezazo un centro por banda derecha.

Tras recortar la desventaja, comenzó a tener más balón el equipo germano y, por minutos, se podría decir que a dominar el juego. Acostumbrado a contragolpear, el Wolfsburgo tuvo varias ocasiones hasta el minuto 75, si bien ninguna de claro peligro para la meta francesa Sarah Bouhaddi, una de las mejores del mundo.

De hecho, Bouhaddi fue algo protagonista en la recta final del encuentro al tirar de veteranía y parar el partido por unos minutos aquejada de un golpe en su área.

Tras el parón, el Lyon retomó el duelo con mayor fuerza y así, la islandesa Sara Bjork Gunnarsdottir certificó la quinta copa consecutiva para el Olympique con un gol de lista en el minuto 88, aprovechando un desvío de un córner a favor.

Estaba donde tenía que estar la islandesa, igual que su equipo. Que ganó lo que tenía que ganar, si atendemos a su nivel. La séptima ya está volando hoy a Lyon. El Wolfsburgo deberá esperar a una nueva oportunidad de venganza: cayó ante el OL en 2016, 2018... y en este 2020 tan particular.