- El Real Madrid quiere sentenciar su 34ª Liga, la segunda de Zidane, extendiendo su racha victoriosa de nueve triunfos consecutivos ante un Villarreal que pretende aplazar el alirón blanco y asegurar su participación en la Europa League.

Es una Liga de autor con el nombre de Zidane. Es el título más deseado por el técnico francés, que, por encima de las tres Champions consecutivas, siempre escoge la Liga como el de mayor dificultad. La firmeza de su Real Madrid tras el parón, sin poder contar con Eden Hazard en plenitud física, prescindiendo de jugadores que debían tener otro rol como Gareth Bale o James Rodríguez, con lesiones en ataque que dejaron a Karim Benzema como único 9, reivindica la figura del técnico francés.

La gestión de Zidane volteó la situación respecto al Barcelona, líder antes de la pausa sanitaria, y la firmeza mostrada en resultados deja en manos del Real Madrid sentenciar el título en la penúltima jornada de liga. Villarreal en el estadio Alfredo di Stéfano es la primera opción. Un Leganés que se juega hoy la vida sería la segunda.

La firmeza defensiva, clave para que el Madrid acaricie la Liga con solo 22 goles encajados en 26 jornadas, tiene a Courtois a un partido de alcanzar un récord de la historia del club con el portero con más puertas a cero en una Liga. Será clave en un partido en el que Zidane retocará la parte ofensiva con la posible inclusión de Hazard, al que ve mejorado de sus molestias de tobillo. Entre Rodrygo e Isco pugnan por la tercera plaza del tridente.

El Villarreal afronta el partido con la intención de aguarle la fiesta al equipo blanco en su primer intento de cantar el alirón liguero, pero principalmente para certificar con un empate o un triunfo su plaza en la próxima Liga Europa. El dilema para Javi Calleja es si deben realizar un esfuerzo extremo o apostar por reservar a alguno de los fijos para el partido del domingo ante el Eibar.

El duelo llega con la petición del club para que se celebre la Liga en sus casas, en los balcones, en el caso de que se consiga la victoria. La situación del país no invita a celebraciones multitudinarias y el equipo no acudirá, como es tradición, a la fuente de La Cibeles a dedicar el título en caso de ganarlo.