ecluido en un hotel donostiarra, a la espera de que el fichaje por la Real recibiera luz verde por parte de sus representantes, Carlos Bueno vio pasar ante sí casi una semana entera del verano de 2009. El equipo txuri-urdin buscaba un delantero tras las salidas en junio de Necati, Abreu y Díaz de Cerio. Martín Lasarte necesitaba competencia para Imanol Agirretxe. Y la encontró en su compatriota, cuya contratación terminaría llegando a buen puerto. La luz verde a la misma supuso el inicio de una temporada en blanquiazul que otorgó al punta charrúa un lugar de privilegio en las memorias del ascenso.

Hizo tres goles en el decisivo partido de Cádiz (1-3). Convirtió otro en el triunfo ante el Celta (2-0) una semana después, sentenciando el triunfo que significó el regreso a Primera. Y redondeó así una más que aceptable estadística de doce dianas durante aquel curso 2009-10. La primera de ellas llegó en la tercera jornada, en Tarragona contra el Gimnàstic, cuando convirtió sobre la bocina el 1-2 final. Fue la primera victoria de la campaña. Una victoria discutida por los locales, ya que las imágenes del tanto decisivo nunca terminaron de aclarar si el balón rebasaba la línea de la meta catalana.

Formado en la cantera de Peñarol de Montevideo, el futbolista uruguayo había aterrizado en Europa vía Portugal, para militar en el Sporting de Lisboa. Recaló después en el PSG, cuando el club francés no había adquirido aún su estatus de gigante. Y, tras un paso por Boca Juniors y un fugaz regreso a Peñarol, llegó a Donostia en 2009. El episodio de su encierro forzoso se repetiría cinco años después en la Real con Gero Rulli como protagonista. Jagoba Arrasate dirigía entonces la pretemporada en tierras holandesas, mientras el meta argentino aguardaba en un hotel de Ámsterdam a que su contratación se confirmara.

Tras contribuir al ascenso de la Real, Bueno militó durante los últimos años en equipos de las ligas chilena, mexicana, argentina, uruguaya y salvadoreña. Amagó con retirarse en 2017, tras proclamarse campeón de este último torneo con el Santa Tecla. Pero luego regresó a los campos para defender la camiseta del Cerro Largo, club de su país. Colgó las botas con esta escuadra al concluir 2019.

Pasó casi una semana recluido en un hotel donostiarra a la espera de que su fichaje por la Real recibiera luz verde