- A Remco Evenepoel se le quedó cortó el Mundial de Flandes. Después de elevar a hombros a todo un país durante un travesía interminable, el porteador de Van Aert recibió el homenaje de parte de sus compatriotas. Aquel día la gloria se la quedó Alaphilippe. A Bélgica y su ortodoxia, a su actuación académica, le quedó masticar una derrota severa. Evenepoel se sacrificó en el altar para responder a Merckx, que le tachó de egoísta. El joven belga, pésimo perdedor -aún se le recuerda el corte de mangas a Colbrelli cuando el italiano pudo con él en el Europeo-, lo lleva mejor cuando corre para sí mismo. Cuando él es su propio cliente. Ganador nato, se siente más cómodo sin rendir cuentas a nadie.

El belga, un fenómeno, se exhibió en la Coppa Bernocchi. Evenepoel se escapó junto a Pinot, Masnada, Battistella, Covi y Puppio a 139 kilómetros de la meta. Restaba un mundo. Le dio igual. Era el más fuerte. A falta de 35 kilómetros, dejó tirados a sus rivales bajo la lluvia. Clavado en esa pose de forzudo rodador, triunfó con una renta de casi dos minutos. A lo grande. Covi y Masnada cerraron el podio. Evenepoel, inaccesible, sumó su octavo triunfo de la campaña y almacenó su 22ª victoria en el profesionalismo con otra actuación hiperbólica. Nadie le para.