- Hasta que fue incluido en la preselección de la Vuelta, la Ordizia Klasika del próximo lunes aparecía en el horizonte de Irisarri como última cita de la temporada. Ahora deberá seguir activo al menos unos días más, en una puesta a punto que cobra especial sentido vistas las circunstancias actuales. “Cuando estás en la lista para una carrera, tienes que apretar hasta el final por si te toca correrla. Eso siempre ha sido así. Y este año con más razón, porque con el asunto del coronavirus nunca se sabe qué puede pasar”.

Antes de iniciar el martes una nueva semana de entrenamientos, el ciclista del Caja Rural disputará con ambición la prueba goierritarra de la víspera. “En esta ocasión no vienen a correr equipos del World Tour, lo que abre la carrera un montón. Intentaré estar delante en todo momento, porque no sé si habrá alguna escuadra con capacidad para controlar la prueba. Si se hace un corte con gente del Euskaltel, del Burgos y de nuestro equipo, puede ser el bueno”.

Sobre el papel, el trazado de Ordizia, donde la sucesión de subidas a Larraitz y Altzo suele culminar en sprints de grupos reducidos, se adecua perfectamente a las características de Irisarri. “En teoría así es. Las subidas no resultan muy largas. Hablamos de esfuerzos de unos siete u ocho minutos. Si pierdes menos de quince segundos puedes conectar cuesta abajo y jugar luego tus opciones. Veremos cómo se dan las cosas, porque en el equipo tenemos otras bazas interesantes”, zanja Irisarri.

La carrera ordiziarra (salida a las 10.00 horas y llegada en torno a las 14.00) se celebrará alejada de su fecha natural del 25 de julio. Pero el simple hecho de que figure en el calendario supone ya un primer triunfo. Los ciclistas y directores de los equipos participantes contarán con resultados negativos en pruebas PCR, igual que los miembros de la organización.

Además, se impedirá el acceso de público a la zona de salida y meta, habilitándose una pantalla gigante en el frontón, con sillas para el público separadas pertinentemente entre sí. Y se controlará también la afluencia de aficionados a la cuneta en la ascensión a Abaltzisketa, limitándose el aforo al millar de personas, tomándose la temperatura a los asistentes en los puntos de paso y exigiéndose una distancia de 1,5 metros entre seguidores.