l Campeonato del Mundo subió ayer su telón. Será la 27ª edición, una edición diferente e incierta. Egipto organiza por segunda vez el torneo -ya lo hizo en 1999- y esta vez la pandemia del COVID-19 hace que este Mundial no tenga nada que ver con los 26 anteriores. La primera y más notable diferencia estará en los pabellones: ni los aficionados ni los periodistas que no estén en la burbuja de alguna selección verán in situ los partidos. Otra gran diferencia estará en los participantes.

La intención de la IHF por que el campeonato se jugase ha sido firme en todo momento y, a pesar de los cambios, incluso a 24 horas del arranque del torneo, ayer se jugó el primer partido. Estados Unidos y la República Checa cayeron el martes debido a los numerosos contagios que tenían en sus equipos. Suiza y Macedonia del Norte, respectivamente, ocuparon sus plazas y jugarán desde este mismo jueves sus primeros partidos. Ambas selecciones estaban en una reserva que había preparado la IHF por si se daba esta situación. Pese a estas decisiones, varios protagonistas han mostrado su desconfianza ante la organización egipcia y a la propia IHF, por la laxitud de algunos protocolos.

Sin aficionados, sin prensa y sin la República Checa ni EEUU, el título ya está en juego. Por el momento, el virus no ha cambiado el nombre de las principales favoritas para el título. España, Croacia, Noruega y Dinamarca llegan al torneo con las plantillas casi al completo y con un gran juego. Selecciones como Francia, Portugal o Egipto están hoy un escalón por debajo, pero sus plantillas están capacitadas para dar la sorpresa a cualquiera de las anteriores.

Diversas lesiones y el propio coronavirus han impedido que algunos jugadores viajen a Egipto. Y sumemos la determinación de varios alemanes de no querer participar con la actual situación, una decisión que es un aviso a navegantes ante un 2021 con destacadas citas en el deporte, como los Juegos Olímpicos.

En el caso de nuestros jugadores, los bidasotarras Julen Aginagalde y Matheus da Silva se pierden la gran cita por lesión y no estarán con España ni Brasil, pero la afición guipuzcoana podrá seguir las evoluciones de Rodrigo Salinas y Nicolás Bonanno con Chile y Argentina, además de exbidasotarras como Rangel Luan da Rosa, Esteban Salinas, Gastón Mouriño y Maxi Cancio, con la doble nacionalidad hispano-uruguaya. Y sin contar a tantos representantes que han pisado Artaleku en los últimos años tanto en la liga como en competiciones europeas o entrar a revisar los seleccionadores, empezando por Jordi Ribera, exentrenador de Bidasoa y Arrate. Con muchas incertidumbres, pero comienza lo bueno. ¡Hagan juego!

Director de balonmanoactual.com