hace un par de semanas, un hito anotador en el baloncesto universitario estadounidense alcanzó cierta relevancia en los medios especializados. J. J. Culver, hermano de Jarrett Culver, novato de los Minnesota Timberwolves, logró la mágica cifra de 100 puntos anotados en un encuentro de la NAIA (competición paralela a la NCAA y de menor nivel competitivo) entre Wayland Baptist y Southwestern Adventist. Una vez acabado el duelo, el chaval fue fotografiado con un cartelito en el que se estampó esa cifra tan redonda como contundente, emulando una de las imágenes más icónicas del baloncesto, aquella tomada la noche del 2 de marzo de 1962 en el vestuario de los Philadelphia Warriors con Wilt Chamberlain luciendo cartelito después de endosar 100 puntos a los New York Knicks en la actuación estadística más bestial de la historia de la NBA.

Amasador de plusmarcas anotadoras y reboteadoras y gran ogro de los aros, el pívot tiene en su haber las dos mejores medias anotadoras de la historia de la liga: 50,4 puntos en la campaña 1961-62 y 44,8 en la 1962-63. Desde entonces, nadie ha osado acercarse a esos registros, pero James Harden aspira este curso a subirse al podio, pues con 30 encuentros disputados hasta el momento promedia la friolera de 38,6 puntos por cita. Ni siquiera Michael Jordan en su mejor ejercicio anotador (37,1 en la temporada 1986-87) fue jamás un arma tan letal de cara al aro.

MVP de la NBA en 2018, máximo anotador de la liga en las dos pasadas temporadas y siete veces All Star, el escolta de 30 años de los Houston Rockets es una de las figuras más controvertidas de la NBA. Por un lado, figuran aquellos que le acusan de ser excesivamente individualista y asumir demasiados tiros (nadie en la NBA llega a sus 25 lanzamientos de campo por encuentro, catorce de ellos de tres puntos) y de gozar de cierta permisividad arbitral que le permite viajar también más que nadie a la línea de tiros libres (13,4 por cita), considerando que es muy complicado que un jugador de ese perfil pueda liderar a un equipo hasta el anillo. Por otra parte, están aquellos que defienden que fueron precisamente sus exhibiciones anotadoras las que convirtieron los pasados dos cursos a Houston en el gran rival de los antaño casi intocables Golden State Warriors y quienes auguran que llegará el día en el que pueda incluso coquetear con la mítica marca de Chamberlain.

"Si se mentaliza y se lo propone, puede meter 100 puntos en un partido", opina DeMar DeRozan, alero de los San Antonio Spurs. "Sé que parece una locura, pero va a meter 90 en un partido este año; es a lo que sale cada noche", añade el exjugador y ahora comentarista Jalen Rose. Tampoco es tan descabellada esa posibilidad si se tiene en cuenta que este ejercicio firmó 60 puntos ante los Atlanta Hawks sin levantarse del banquillo durante todo el último cuarto.

Harden siempre ha sido un anotador del primer nivel (por encima de los 29 puntos por cita desde el curso 2015-16), pero fue la pasada temporada cuando sus números ofensivos se dispararon. Acabó con 36,1 puntos por encuentro llegando a enlazar 32 encuentros anotando un mínimo de 30. Y esta temporada no ha bajado su ritmo. Solo en el choque inaugural de la temporada se ha quedado por debajo de los 20 puntos anotados y ha llegado o superado la barrera de los 50 en cinco ocasiones, dos de ellas hace dos semanas, enlazando un duelo de 55 puntos ante Cleveland con otro de 54 ante Orlando, metiendo diez triples en cada uno de ellos. Los Rockets disfrutan con sus puntos y son terceros del Oeste con un balance de 21-9, solo por detrás de los Lakers y los Nuggets.