Histórico. Puede que el adjetivo esté ya un poco sobado en la terminología deportiva, pero en este caso se encuentra justificado. Porque ningún otro describe mejor lo que han hecho la Real Sociedad femenina, el Super Amara Bera Bera, el IDK Euskotren y el Txuri-Urdin en la recién terminada temporada 2021-22. A su manera, cada club ha reescrito un pedazo de su historia y entre todos han confirmado lo que ya se veía venir desde hace años: que el empuje del deporte femenino en Gipuzkoa es imparable y su progresión, a todos los niveles, no tiene techo.

Los éxitos conseguidos son los siguientes: la Real ha sido segunda en la Liga Iberdrola, su mejor puesto en la máxima categoría, y se ha clasificado por primera vez para la Champions; el IDK Euskotren ha conseguido su mayor número de victorias (17) en la Liga Femenina y su sexto puesto le hará recibir una invitación para jugar, también por primera vez, en la Eurocup; el Txuri-Urdin ha conseguido un inédito doblete Liga-Copa. Capítulo aparte merece el Super Amara. Además de ganar su octava Liga Guerreras Iberdrola en los últimos diez años, fue el anfitrión de la Copa de la Reina que acogió Illunbe entre el 29 de abril y el 1 de mayo y que supuso un enorme éxito de público, con más de 3.000 espectadores en las gradas el día de la final. Lo que confirmó que ese mito de que "el deporte femenino no interesa" es cosa del pasado.

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha juntado, para charlar sobre estos éxitos, el deporte femenino en general, la situación en el territorio y el futuro a cuatro representantes de estos clubes: Garbiñe Etxeberria, directora deportiva del equipo femenino de la Real; Azu Muguruza, entrenadora del IDK Euskotren; Irene Senac, jugadora del Txuri-Urdin; y Tati Garmendia, responsable de la seccion de balonmano del Bera Bera. Todas ellas con una amplísima experiencia en sus respectivos ámbitos. La charla discurre con fluidez. No tienen cabida los tópicos, porque los tienen más que superados. Sí, en cambio, una visión realista de sus deportes. El crecimiento es evidente, pero el trabajo y la progresión que hay por detrás son muy importantes. Y el futuro ilusiona. Quieren seguir escribiendo esa historia, pero con los pies en el suelo, fieles al carácter guipuzcoano, y conscientes de que cada paso supone implicar a más actores en esta película.

UN RENDIMIENTO DEPORTIVO "INCREÍBLE"

Azu Muguruza, 30 años en los banquillos, ha disfrutado esta temporada con una plantilla "trabajadora a tope" a la que ha sacado chispas. Costó arrancar, pero luego el equipo fue como una moto: "Cuando el equipo empastó y conseguimos durante mes y medio ganar todos los partidos, fue impresionante". Esa racha permitió al IDK meterse en la Copa y, de paso, encarrilar la clasificación para el play-off: "Las sensaciones han sido muy buenas, las jugadoras han disfrutado".

También superior al esperado fue el rendimiento de la Real. "Cada vez que ganábamos y manteníamos el segundo puesto era increíble porque todo el mundo estaba esperando a ver cuándo pinchábamos", comenta Garbiñe Etxeberria: "Solo pasamos un pequeño bache en febrero, con partidos muy difíciles seguidos, pero salir segundas también de ahí nos dio alas. Y el remate fue entrar en la Champions. Hemos superado a equipos con mejores presupuestos y solo ha quedado por arriba el Barça, con el que hay mucha diferencia".

El Bera Bera está acostumbrado a los éxitos, pero eso tiene su reverso en la exigencia. "Son ocho ligas en diez años y parece que estamos obligadas, pero eso no es real", considera Tati Garmendia, "porque cada año hay más nivel. Es verdad que nos quedó el mal sabor de boca de perder en semifinales de Copa, pero nos mantenemos arriba". Además, valora el papel realizado en Europa: "Dejamos fuera al París y fue un subidón, porque vimos que podemos competir también en Europa".

Para el Txuri, ganar la Liga fue como culminar "el sueño" de superar al Majadahonda, el equipo que llevaba años dominando el hockey hielo femenino, tal y como relata Irene Senac. "En el primer partido de la final íbamos perdiendo 0-2 y estábamos nerviosas, pero teníamos el apoyo de 300 personas en la grada, que para nosotras es mucho, y logramos empatar. Ahí vimos que ese partido no lo perdíamos, y luego rematamos la faena en su cancha. Por fin lográbamos destronar al Majadahonda. Y encima en Jaca culminamos la temporada con la Copa".

PROYECTOS SOSTENIBLES

Los éxitos logrados en la cancha no vienen de la nada. Ninguno de estos clubes ha pasado de cero a cien en un año. El trabajo viene de atrás. Carácter guipuzcoano, pasión por el deporte y constancia. Esas parecen las claves, de modo muy general. "Por un lado, se practica mucho deporte en Gipuzkoa y, por otro, nos hemos juntado gente que ha seguido empujando para que el deporte femenino avance, con muchas horas de trabajo en la sombra. Así es como los proyectos se mantienen en el tiempo y son sostenibles", señala Azu Muguruza: "No es tratar de ser las mejores de la noche a la mañana, sino de ser sostenibles, de ir creciendo. Y llegan resultados. El Bera Bera", indica señalando a Tati Garmendia, "ha ido poco a poco creciendo y eso en un momento dado les ha llevado a triunfar, después de años de trabajo de mucha gente, deportistas y gente de club".

"No sé si hay alguna fórmula para el éxito, quizás la forma de ser que tenemos aquí: constancia, carácter, no perder la cabeza", señala Garbiñe Etxeberria. Y también "una tradición" arraigada: "El fútbol femenino lleva aquí 40 años. Mira los éxitos en su momento del Añorga o el Oiartzun". "Yo vengo de Madrid, llegué hace cinco años y noté que el deporte aquí se vivía de forma diferente. Es algo casi cultural en Gipuzkoa", remacha Irene Senac.

LAS NIÑAS... Y EL FÚTBOL

Sea por los éxitos de los equipos de elite o porque los tiempos han cambiado, cada vez son más las niñas que hacen deporte. Lo que hace unos años era prácticamente una rareza es ahora normal. La imagen de niñas jugando a fútbol, basket, balonmano o hockey, o haciendo cualquier deporte individual, es habitual. "En mi época las que jugábamos a fútbol éramos las marichico, pero a mí me gustaba", señala Etxeberria.

"El deporte escolar ha dado visibilidad a muchas disciplinas. Me acuerdo que cuando empecé yo a jugar a balonmano éramos muy pocas chicas. Ahora es más fácil acceder", indica Garmendia. "No nos dejaban ni competir hasta cierta edad en algunos deportes y yo quería competir", dice Muguruza, que considera que "la estructura del deporte ahora en Gipuzkoa es increíble". Y que haya equipos arriba ayuda. "Tener referentes hace mucho", considera Senac: "Yo no tenía ninguno. Hoy en día se conocen mujeres deportistas en la elite, incluso en el hockey hielo, que no es un deporte que se vea tanto".

Y en este crecimiento también de la base se está empezando a notar una tendencia que ya se da en los chicos: el fútbol es el deporte rey, hasta el punto de que el resto de disciplinas empiezan a notarlo. "El fútbol femenino tiene cada vez más auge. Por ejemplo, el Bera Bera de baloncesto está sacando ahora menos equipos", señala la responsable de balonmano del club donostiarra: "Estás con los niños en el parque y en cuanto pueden se ponen con el balón de fútbol. En su momento se practicaban otros deportes en los colegios por el empeño de algún profesor concreto, como el balonmano en nuestro caso".

"El fútbol se vende solo. Tenemos margen de mejora, pero no deja de ser fútbol, es el deporte rey", señala Etxeberria, que, curiosamente, tiene sobrinas que practican "atletismo y hockey hierba". En el caso de Azu Muguruza, ella también empezó a jugar a baloncesto "porque a un profesor le dio por ahí": "Veíamos a las mayores jugar y las pequeñas también queríamos". Como profesora de Educación Física en un colegio donostiarra, sufre de primera mano esa pasión de los más pequeños por el fútbol: "Están todo el rato en clase: Por favor, por favor, déjanos jugar a fútbol. Pero hay días que toca fútbol y otros que toca otro deporte. Si les das a elegir, el 70% eligen fútbol. Se saben los nombres de todos los jugadores".

En el caso del hockey hielo, las dificultades para iniciarse en el deporte son mayores. "En otros necesitas una pelota y poco más", reconoce Senac: "Aquí necesitas saber patinar, luego manejar la pastilla y desplazarte a un recinto concreto. Es un poco locura, aunque está habiendo un poco más de crecimiento porque en los colegios se está practicando más hockey patines, vas enganchando a chavalas y de ahí puedes pasarte al hielo. Estamos creciendo. Antes no había ni gente suficiente para la selección española absoluta y ahora hay una buena selección en categoría sub-18".

ATRAER PÚBLICO, LA ASIGNATURA PENDIENTE

La conversación deriva hacia el futuro, las asignaturas pendientes y las áreas de mejora para seguir creciendo. Una de ellas es el público. Salvo la Real masculina, la realidad es que -pese a los éxitos deportivos- cuesta que haya una presencia constante de un buen número de aficionados en las gradas. ¿Es por la oferta polideportiva que hay en Gipuzkoa, excesiva incluso, que provoca que los aficionados no puedan ni abarcar tantos partidos en un mismo fin de semana? "A ver, yo creo que eso es una excusa. Hay gente para todos los deportes, pero cuesta mucho pagar. El día que invitas, va mucha gente. Y no son entradas caras. Creo que damos espectáculo, ves cualquier partido de estos deportes que estamos aquí y no me digas que no es espectáculo. Pero la gente no acaba de engancharse, y hemos probado un montón de cosas".

"No tenemos esa cultura de ver deporte femenino. Es algo que tenemos que trabajar entre todos los implicados. Y eso que nosotros no podemos quejarnos porque hemos tenido muy buenas entradas en Zubieta. También ayudan los buenos resultados, pero eso no se puede mantener siempre. Se trata más de que haya una costumbre de ir a ver el deporte en cuestión", apunta Garbiñe Etxeberria, que apunta otro problema: que el fútbol masculino copa todos los tramos horarios: "El femenino hay que casarlo con el masculino, intentar no coincidir para tener tu hueco".

Esa timidez a la hora de ver deporte femenino se rompió con la Copa de balonmano, donde lo más destacado fue ese éxito de público. "Salvo compromisos de patrocinadores y de la Federación, la gente pagó. Fuimos exigentes ahí", asegura Garmendia, que dice que "se paga por el cine, el teatro o cualquier espectáculo, así que también por el deporte". Y ahí la responsable del Bera Bera abre un melón que se tenía que abrir tarde o temprano: "Nosotros siempre hemos pensado que a la afición hay que darle algo más que un partido, una actividad fuera de la cancha, pero con las instalaciones que tenemos es difícil. Bidebieta no tiene ni sitio para aparcar. Cuando celebramos la Liga en el Gasca montamos un pintxo-pote antes del partido. Siempre hay que generar algo".

INSTALACIONES DEFICIENTES

Las instalaciones deportivas son una de las grandes asignaturas pendientes del Ayuntamiento de Donostia, sobre todo en el caso del balonmano y el baloncesto. "El Gasca está obsoleto", señala Garmendia. E Illunbe necesitó una importante capa de maquillaje para disimular sus carencias: "Es que es una plaza de toros. A punto estuvimos de no poder ni jugar la Copa. Éramos ocho equipos y solo había dos vestuarios. Tuvimos problemas para colocar la pista y se solucionó la víspera de que llegaran los equipos".

"Otras instalaciones darían para crecer", insiste la responsable del Bera Bera. Pone el ejemplo del Granollers, uno de los equipos femeninos punteros, que tiene "un buen pabellón y pistas anexas": "Nuestros equipos de base a veces no tienen ni pista entera para entrenar". Una cuestión que, por cierto, el hockey hierba, otro de los deportes que tantos éxitos ha dado a Gipuzkoa, lleva un montón de años denunciando.

"Donostia pide a gritos una instalación en condiciones", añade Azu Muguruza: "Faltan canchas. Si los equipos formativos no tienen horas suficientes para entrenar, ¿cómo va a salir gente? No va a salir nadie en 20 años", advierte la entrenadora donostiarra, por cuyas manos han pasado todas las jugadoras guipuzcoanas que han llegado al primer equipo en la última década. Ahora, en cambio, solo tiene una en plantilla (Ane Esnal). "Una jugadora necesita meter horas, tener un plan, y eso implica tener instalaciones. Y en las pocas que tenemos, encima te ponen problemas para poder usar la cancha".

"Tenemos una asignatura pendiente en la formación. Hay que trabajar mucho", confirma Garbiñe Etxeberria, que también avisa de que no será nada fácil mantener el alto porcentaje de jugadoras de casa que han solido tener los equipos guipuzcoanos de elite, que se acentúan porque la exigencia, al subir el nivel, cada vez es mayor. Este descenso de jugadoras locales también lo ha notado el Bera Bera: "En la liga que ganamos en Barakaldo (2018) teníamos nueve guipuzcoanas", señala la responsable de balonmano del club. Ahora, el conjunto donostiarra cuenta con cinco.

APOYO PRIVADO

En ese crecimiento pausado que requiere de proyectos sólidos, público y más cantera, el dinero, lógicamente, tiene un papel absolutamente fundamental. El apoyo institucional, importante y claramente definido, es muy valorado por los clubes, que, en cambio, necesitan crecer en el sector privado. "Falta ese impulso de la empresa privada, falta un paso más", señala Azu Muguruza: "Todos los deportes tenemos televisión o streaming, así que hay visibilidad. El deporte femenino es un sector en crecimiento".

"Cada paso cuesta mucho", reconoce Garmendia, "y este también": "Cuesta encontrar empresas que se impliquen. Alguna te dice: Es que si te doy a ti, me van a pedir los demás equipos. Vale, lo entiendo, pero da a alguien". La Copa ha sido un buen ejemplo de cómo instituciones y patrocinadores se han volcado para dar "visibilidad" a un evento.

Salir en los medios de comunicación también es fundamental para el crecimiento. "Los medios también habéis ido dando pasos, pero quizás más en momentos puntuales, nos falta estar más presentes en el día a día, que se informe con regularidad", indica Azu Muguruza, opinión que comparten las demás integrantes de la mesa. "La Real masculina siempre sabes cuándo va a jugar y contra quién, sabes hasta cuándo descansa", señala Irene Senac.

"Es importante que se hable. De que hay partido el fin de semana, del equipo, de las rivales, de que tal jugadora es internacional", apuntala Garbiñe Etxeberria, que insiste, en cualquier caso, en que ella no se puede "quejar en ningún caso porque la camiseta txuri-urdin tira mucho": "Cuando ganamos la Copa, el club se dio cuenta de lo que podíamos mover. Ojalá sigamos haciendo historia y se hable de nosotras".