Tras un largo viaje por carretera, Kintana ya está en Hungría, donde el viernes arranca una nueva edición del Giro de Italia. Durante el trayecto, el masajista del BikeExchange atiende a este diario antes de llegar al hotel de Budapest, reunirse con Simon Yates y hacerse ayer mismo la fotografía que acompaña estas líneas.

¿Dónde le pillo?

-En el autobús del equipo, en pleno viaje a Hungría. Tenemos licencia australiana, pero la sede europea está en Italia, en Varese. Desde allí, los auxiliares debemos llevar un bloque de vehículos a Budapest y otro a Sicilia, porque no hay tiempo material para completar por tierra un traslado entre el domingo por la noche, cuando termine la tercera etapa del Giro, y el martes por la mañana, para el arranque de la cuarta.

¿Menudo lío logístico, ¿no?

-Sí, pero hay que tener en cuenta también que el próximo miércoles empieza la Vuelta a Hungría, con lo que podremos aprovechar en esa carrera toda la flota desplazada para los tres primeros días del Giro.

¿Usted va hacer entera la ronda italiana?

-Sí, en un principio sí.

¿Y con qué perspectivas la afrontan en el equipo?

-Encaramos el Giro con mucha ilusión, porque es nuestra gran apuesta de la temporada. Al Tour y a la Vuelta iremos a buscar etapas, pero en este caso se trata de disputar la general con Simon Yates.

¿Qué tal se encuentra el ciclista británico después de dar dos de cal y una de arena en Asturias?

-Pues tú lo has dicho: en Asturias se vio lo que es Simon. Cuando tiene un buen día, va a la pelea sean cuales sean las circunstancias, en la propia Vuelta a Asturias o estando enfrente el mismísimo Pogacar. Pero igual al día siguiente, sin saberse muy bien por qué, no compite al mismo nivel. Yo voy a Hungría con ilusión pero también con algo de miedo, por todo esto que te estoy comentando.

¿Qué le pasó a Yates el sábado en la etapa de El Acebo? Él lo atribuyó a los primeros calores de la temporada.

-Hay una cosa que en cierto modo resulta positiva: todos los corredores del equipo anduvieron mal ese día, no fue solo cosa suya. Estamos hablando de un bloque que había pasado varias semanas de concentración en Andorra, entrenando con nieve y temperaturas bajo cero. En este sentido, la explicación del calor es muy lógica. Veremos ahora. Si te digo la verdad, no tengo la seguridad de que Simon vaya a estar ahí hasta el último momento, pero ojalá lo consiga.

¿Qué aprendizaje extraen en el equipo de aquel Giro de 2018? Parecía casi ganado y...

-Bueno, aquel año Simon se quedó vacío. En la antepenúltima etapa ya no podía seguir ni a sus compañeros. Pero fue algo producto de todo lo sucedido anteriormente. A mí me dio más rabia lo de 2020, en el Giro que se corrió en octubre por la pandemia. Yates estaba como un tiro, en una forma fantástica, y en la primera semana dio positivo en covid. Vista luego la carrera, creo que fue una gran oportunidad perdida.

Insisto con la edición de 2018... ¿Siente que corrieron bien?

-Yo estuve presente y creo que fue un Giro muy condicionado por una contrarreloj de 34 kilómetros que abría la última semana. Teníamos al especialista Tom Dumoulin como principal rival, así que en las etapas previas trabajamos para evitar que las fugas llegaran a meta y para que Simon pudiera bonificar, generándose un mayor colchón. Atacaba, se marchaba y arañaba tiempo, pero Dumoulin se agarraba y solo concedía unos segundos. Mientras, Froome esperaba afilando el cuchillo, y el día de Finestre hizo lo que hizo.

¿Quiénes serán los grandes adversarios en esta ocasión?

-Carapaz es el rival número uno, eso lo tengo claro. Ojalá Mikel Landa pueda competir sin sufrir incidentes, porque es capaz de ofrecer un nivel muy alto. Y a partir de aquí, más allá de otros nombres que todo el mundo pueda tener en mente, me quedo con que el Giro es una carrera en la que siempre aparece adelante un ciclista con el que nadie contaba. A ver de quién se trata esta vez.

¿A usted le va a tocar hacer de psicólogo con Yates en las sesiones de masaje?

-En las buenas y en las malas, es un tío muy tranquilo que suele olvidarse de todo cuando termina una carrera o una etapa. Transmite humildad y serenidad, pero a la vez tiene un marcado carácter ganador. Le gusta tenerlo todo bien controlado y se enfoca mucho sobre sus grandes objetivos.