iloto, copiloto, mecánico... Facundo Vitoria ha desempeñado prácticamente todas las funciones posibles en el Dakar. A sus espaldas tiene nueve ediciones, ocho en África y una en Sudamérica. Muchas experiencias que más que definirle en un papel, le han convertido en un “solucionador de problemas”, reconoce. Tras muchos años metido en la pelea y conociendo diferentes terrenos, se había tomado un descanso y cuando pensaba que ya no iba a volver surgió el proyecto junto a Rafael Prieto, con quien ya había coincidido hace 18 años en las arenas africanas. La categoría de Classic hizo encajar definitivamente todas las piezas del tolosarra y no necesitó demasiado para ser convencido. Mañana partirá desde Jeddah con un Toyota HDJ 100 preparado por él mismo y con el único objetivo de terminar en el que será su décimo Dakar.

La primera opción de Vitoria era solo preparar el coche, pero finalmente decidió acompañar a Prieto en la aventura saudí. La condición que puso es que ya que iba quería disfrutar de la prueba al máximo y por eso decidieron que compartirían el volante. “Después de cada tramo tienes enlaces muy largos y en ese caso es bueno cambiarse. Por ejemplo que haga uno la pista y otro los enlaces. Hemos calculado eso, pero no sabemos cómo saldrá. Él tiene hechos cuatro o cinco dakares también y sabe más de copiloto que yo, pero nos podemos defender. La idea es disfrutar de la fiesta y ya que vale una pasta sacarle algo de jugo”, declara. Esta manera de afrontar el Dakar hará que el guipuzcoano tenga que multiplicar sus tareas y no solo deberá conducir y navegar, una vez llegado al campamento le tocará ejercer de mecánico. El día a día de un solucionador de problemas.

La categoría de coches clásicos devuelve a Vitoria a sus orígenes. Su primer Dakar fue la undécima edición y competirá con un coche que en esos años era la principal referencia. En la mochila del tolosarra hay muchas experiencias, pero en esta edición se encontrará con un escenario diferente a los vividos, sobre todo en el aspecto de la navegación. “Los sistemas de navegación han cambiado muchísimo. Me acuerdo que en mi primer Dakar fuimos con un Magellan de aquella época con antena y con cinta americana puesta. Antes se iba a rumbo y ahora la navegación es mucho más estricta, el cerco lo están cerrando y el pasillo por donde ir es bastante más estrecho”, define. Aunque encontrar el camino no es lo que más le preocupa a Vitoria, su preocupación se basa en los kilómetros y el cansancio que esta prueba puede suponer: “El tema más complicado es la acumulación de kilómetros. Es importante que la cabeza esté en su sitio. Tenemos que tener seriedad, solucionar los problemas y coger el mínimo de riesgos posibles”.

Otro de los retos será mantener un ritmo constante pese a las dificultades que pueda ofrecer la carrera. La categoría de clásicos no se disputa a modo de velocidad, es a regularidad. “Esto me ha parecido una cosa curiosa, los clásicos de regularidad. Sí que había hecho algún Montecarlo de regularidad con turismos y vi factible hacer este Dakar porque tampoco hay tanto riesgo como yendo rápido”, apunta. Aunque la constancia tenga premio, para Vitoria la clasificación está en un segundo plano. El único objetivo del equipo es terminar e ir superando cada día poco a poco hasta llegar a Jeddah el 14 de enero.

Cumplir esta meta no será sencillo. Serán necesarias muchas horas de trabajo dentro del vehículo y también fuera de él. El Dakar es disfrute para los enamorados del motor, pero también es sufrimiento. Es noches en vela y un cansancio constante para poder llegar al siguiente punto de control. Dificultades que no hacen que Vitoria otros muchos vuelvan a repetir en la prueba. “El tema de esta carrera es que tiene como un veneno. Varias veces he dicho que no iba a ir más porque sabes que tienes que currar. Pero tienes amigos, se crea una familia y cuando te hacen la oferta vuelves a ir”, reconoce Vitoria. Así, el tolosarra cumplirá su décimo Dakar. Será una edición diferente a las que ha vivido con anterioridad, pero se agarra a su capacidad camaleónica para adaptarse y seguir solucionando los problemas que surjan en la carrera, sea al volante, dando indicaciones o bajo el capó reparando el vehículo.

Facundo Vitoria participará en su décimo Dakar, el primero en la categoría de clásicos, donde manda la regularidad, no la velocidad

“Los sistemas de navegación han cambiado muchísimo. Antes se iba a rumbo y ahora la navegación es mucho más estricta”, dice el guipuzcoano