Luis Ángel Maté: "Tanto dato corta las alas a los jóvenes: necesitan atacar, intentarlo y equivocarse"
- ¿Qué tal le está sentando el naranja?
-La verdad es que para mí fue un día de Año Nuevo muy especial. Llevaba tiempo trabajando conforme al funcionamiento de mi nuevo equipo, el Euskaltel. Pero tenía muchas ganas de plasmarlo entrenando con el nuevo maillot, con la nueva bicicleta... Estoy muy contento.
¿Cómo se gestó su fichaje?
-Cuando comenzó la pasada temporada, mi décimo año en el Cofidis, empecé a plantearme la posibilidad de cambiar de equipo. No quería acabar mi carrera en la misma escuadra, me puse a mirar opciones y el proyecto que más ilusión me generaba era el de la Fundación Euskadi. Me venía llamando mucho la atención lo bien que trabajaban Jorge Azanza (director deportivo) y el cuerpo técnico con el grupo. Me gustaba la imagen del propio proyecto. Me encantaba ese objetivo de devolverlo al lugar que ocupó hasta hace unos años. Y me tiraba también la participación de Orbea y Etxeondo.
¿Fue rápido el acuerdo?
-Sí. Por todo lo que te comentaba, el Euskaltel fue el primer equipo con el que contacté, y enseguida alcanzamos un entendimiento. Yo ahora funciono según cosas distintas a las que me movían hace seis u ocho años. Entonces, seguramente no habría podido incorporarme a este proyecto en estas circunstancias, porque las prioridades eran otras.
¿Se refiere solo a la cuestión económica? ¿O también a su rol dentro del equipo? Ahora parece llamado a sustentar la progresión de los jóvenes.
-Yo soy un romántico de este deporte y no puede comprarse con dinero todo lo que me llena a mí este proyecto. Me atrae muchísimo la posibilidad de poder formar parte de un equipo como este, con la historia que tiene y el futuro que todos queremos construir. Espero contribuir al proceso aportando a los jóvenes la experiencia que he adquirido durante estos años y que antes no tenía.
¿Habrá días para intentar ser protagonista?
-Seguro, porque el equipo tiene la combatividad en su ADN. El Euskaltel siempre ha sido guerrero y no puede perder esta forma de correr. Por desgracia, durante las últimas temporadas me ha tocado competir de otra manera: apoyando a un líder, tirando para un velocista... Pero ahora voy a poder hacerlo como a mí me gusta, a la ofensiva. Hoy en día, el ciclismo se hace a menudo muy aburrido, con muchos números y muchas mediciones. Se está monitorizando demasiado y se está deshumanizando. Echo en falta ese punto de locura de poder atacar sin mirar el potenciómetro.
¿Y el Euskaltel le aporta ese "punto de locura"?
-Claro que sí. Es el equipo guerrero por antonomasia. Esa tiene que ser nuestra seña de identidad, ahí nos debemos diferenciar respecto a otras escuadras. Porque, repito, hay muchas carreras que son un auténtico rollo, etapas del Tour por ejemplo. Yo corrí decenas de ellas en las que me habría gustado atacar y no podía, porque debía jugar otro papel en el equipo. Y esto para el espectáculo es muy malo, también para los ciclistas jóvenes. Los números y los datos les están cortando las alas a la hora de moverse, de intentarlo e incluso de equivocarse, porque el error también suma. Supone un primer paso en el aprendizaje.
¿Qué tal se encuentra después de alargar la temporada hasta el pasado 8 de noviembre?
-A los que terminamos la Vuelta se nos hizo raro competir hasta tan tarde. Yo me fui de vacaciones ilusionado y deseando volver a trabajar, para incorporarme cuanto antes al nuevo equipo. Ahora ya llevo unas cuantas semanas en marcha y hace unos días hice mi primer test de entrenamiento, cuyo resultado me sorprendió porque fue muy bueno. En cualquier caso, lo que he hablado con Jorge (Azanza) apunta a empezar con calma, en Murcia a mediados de febrero.
Itzulia y, ojalá, la Vuelta a España son los dos grandes focos del curso para el Euskaltel.
-Volta a Catalunya e Itzulia significarán los primeros test serios de la temporada. Competiremos dentro de un primer nivel internacional, y tenemos un grupo de chavales jóvenes que deben empezar a desenvolverse en estos escenarios. Ambas carreras nos vendrán de lujo. Y luego está la aspiración de correr la Vuelta, por supuesto. Tenemos mucho que aportarle, porque las escuadras World Tour van todas con sus líderes y en el pelotón hacen falta también equipos combativos como el nuestro. Creo que el Euskaltel necesita estar en la Vuelta, y pienso que la Vuelta necesita igualmente al Euskaltel.
La pandemia redujo el calendario en 2020 y los equipos de primera división no dejaron ni las migajas. ¿Espera algo parecido en 2021?
-Ganar siempre resulta difícil, para todo el mundo. Nosotros vamos a intentar hacerlo, porque corremos para ello, para lograr triunfos. Pero incluso por encima del de las victorias está el objetivo de crear poso, de generar ese espíritu de equipo que nos convierta en diferentes. Queremos crearnos un sello de identidad de escuadra ofensiva y que disfruta con lo que hace.
Ha firmado con el Euskaltel por dos temporadas. ¿Qué balance le gustaría realizar cuando deje el equipo?
-Me gustaría contarte que he contribuido a lograr todos los objetivos que enumeraba en la respuesta anterior. También quiero ayudar a crear una cantera fuerte y a que ciclistas de la casa puedan seguir creciendo, sin tener que irse a ningún lado para correr. Me encantaría que los chavales progresaran y que, en un futuro, pudieran competir en las mejores carreras del mundo con el equipo de casa.