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Miguel Indurain se convierte en titán

El pentacampeón del Tour vuelve a competir a sus 55 años y lo hace en la próxima edición de la Titan Desert, donde aspira a "acabar"

Miguel Indurain se convierte en titán

Donostia - “A lo largo de catorce años han pasado ciclistas muy notables por la Titan Desert (Olano, Zubeldia, Purito Rodríguez, Chavanel, Jalabert, Chiapucci...), pero para nosotros la referencia del ciclismo, a nivel internacional, es Miguel Indurain”, asevera el CEO de la Titan World Series, Juan Porcar.

A sus 55 años, el pentacampeón del Tour de Francia comunica que regresa a la competición. Indurain estará en la próxima Titan Desert. Vestirá el dorsal 15, en honor a la decimoquinta edición de una de las carreras más exigentes del planeta. “Voy a intentar acabarla”, dice el navarro, que un cuarto de siglo después reverdecerá la época del Banesto, al compartir equipo con Melcior Mauri en la estructura KH-7. “Hacía años que iba detrás de él, le insistía para que se sumara al proyecto, y cuando me comunicó que sí, que vendría, fue un chute de emoción”, declaró Mauri.

Miguelón, que colgó la bicicleta en 1996, el año que se proclamó campeón olímpico de contrarreloj, se introducirá en un universo de la bicicleta de montaña por las dunas de Marruecos. “Llevaba varios años con la idea y ahora me apetece hacer cosas nuevas”, explica el de Atarrabia, que afrontará una competición que se celebra en el desierto del Sáhara y presenta un recorrido de más de 600 kilómetros que se administrarán entre el 19 y el 24 de abril de 2020.

Según Indurain, la novedad y su afán aventurero son atractivos para adoptar la decisión de abordar semejante carrera. “Yo he hecho mucha carretera, Alpes, Pirineos? Todo eso ya lo conozco. Nunca he estado en el desierto y me apetece probar cosas nuevas. Será un desafío y una experiencia completamente diferente”, comenta Indurain, que abandonará momentáneamente los aledaños del bosque de Irati para encarar las condiciones extremas del desierto marroquí.

El único corredor de la historia que ha encadenado cinco Tours de Francia se muestra nostálgico respecto al sufrimiento y los desafíos de la competición, aunque su objetivo es “pasar los seis días”.

La Titan Desert le ofrecerá la posibilidad de rejuvenecer sensaciones. “Es duro y hay que llegar en buena condición porque se pasan momentos difíciles. Es un reto, como cuando hacía una gran prueba”, declara, comprometido. Sus referencias llegan, entre otros, del que fuera también compañero en el Banesto, Abraham Olano. “Olano y otros me han hablado de la carrera. Se lo pasaron muy bien”, asevera.

A nivel anímico, orientativo y educativo tendrá soportes como el de Mauri, que será su cicerone en las dunas además de director del equipo KH-7. Porque a nivel de experiencia, Indurain admite que desconoce los entresijos de la mountain bike y el pedaleo por las montañas de arena, si bien está abierto al aprendizaje. “La Titan es más de rodar. El que viene de la carretera lo tiene un poco más fácil. Aunque siempre hay puntos técnicos, dunas y navegación, y para eso espero que me enseñen cómo hay que hacerlo”, comenta. También gozará del apoyo de su hijo, Miguel, con el que también formará equipo.