nadie ha ganado más que José Luis Korta en el mundo de las traineras. También es cierto que sus coetáneos ya hace años que dejaron de dar paladas. La vitalidad titánica de este hombre de 70 años es proporcional a su sinceridad. Con sus alegrías y sus enfados; con sus sentimientos y su forma de pensar? El Korta auténtico, que no es más que una redundancia, tomó un café con este periódico para recordar el ayer, desgranar el hoy y reflexionar sobre el remo del mañana.
El pasado otoño, y tras diez años a los mandos de la Bizkaitarra de Kaiku, Korta dijo adiós a Sestao. Su intención era tomarse un tiempo sabático y disfrutar de sus aficiones. Le tentaron en remar en yolas de mar con sus excompañeros de selección, con los que logró un diploma olímpico en los Juegos de Moscú’80 -“tengo pendiente ir por Europa a competir donde remaba antes”-, pero, un día, de vacaciones por Grecia, le llamaron de San Juan. “¡Fue una sorpresa tremenda!”, reconoce el míster. Él ya se veía viajando por el Viejo Continente con sus amigos catalanes, con su mujer -“se lo debo”-, y, de paso, cuidando un poco el físico, “que ya sabemos que luego sale la tripa y?”. Además, si el gusanillo de la competición le volvía a aparecer, ahí estaba en su mira el campeonato del mundo para veteranos.
Pero Korta es amigo de los retos complicados y aceptó la oferta que le hizo el pueblo de su aita. Era julio, la liga había empezado y todo sería nuevo para el ganador de 16 Conchas. “Necesitaban un cable y me pareció una cosa bonita poder ayudar al club”, explica. “Sé que a mi edad es un lío tremendo, y cada día tengo que hacer 280 kilómetros para ir y venir desde Castro, pero así soy”.
Una semana después de la primera llamada, el de Ortzaika ya estaba entrenando desde la zódiac. La trainera rosa comenzó a correr más, a subir puestos en las clasificaciones de las banderas y, tras un arranque pobre, conquistó el pasado sábado su primera bandera del año. Desde Bilbao, Korta llamó a casa para contar el éxito de la Erreka: “Llamé a mi mujer y se me saltaban las lágrimas”. El campeón de todo, no muy dado al lloro, se rompía. “No sé por qué pasó, pero no podía parar, eh? Se lo merecían los chavales y el club después de un año duro”.
Korta se considera un tipo “diferente”, aunque, como dice, “habría que ver si el diferente soy yo o el resto son los raros”.
Lo que es seguro es que el técnico ha vivido experiencias exclusivas. Como aquel viaje a la Rusia comunista con el doble scull. “Había que ver aquello? Antes de las olimpiadas, nos invitaron a ir unos días en abril y aquello era otro mundo: aún había nieve y estaban muy atrasados en muchas cosas, pero, eso sí, en deporte estaban más avanzados, le daban más valor que aquí: el que allí valía, tenía la vida resuelta”.
En Euskal Herria, nos tenemos que conformar con la olimpiada de La Concha. Y ahí nadie ha ganado más que José Luis Korta: ocho como remero, tres como patrón -en 2001 remó en la primera jornada y fue en la popa en la segunda- y seis como entrenador. “Las he visto de todos los colores, pero, si te digo la verdad, he disfrutado mucho más cuando no he estado dentro del bote”. “La ilusión de los chavales, de algunos que soñaban con remar en La Concha y luego la ganaron conmigo es lo que más me emociona”, explica. Además, el de Ortzaika, asegura que “muchos me han criticado por remar y ser patrón con 52 años, pero si lo hice no fue por mi palmarés, sino porque el bote lo necesitaba”. Se refiere a la edición de 2001, de recuerdo para cualquier aficionado arraunlari.
Este jueves, sin embargo, el técnico acudirá a la regata clasificatoria, en la bahía donostiarra, igual que la Erreka, “sin ninguna presión”. “Lo importante es que veo que los chavales salen del agua a gusto”, apunta. Los logros en la competición ya se reservan para el 2020: “El año que viene, el objetivo debe ser el de ganar la liga (ARC-1) y subir”. “Hay remeros para poder hacerlo? y después, escaparme”, apostilla Korta con una sonrisa.
El técnico se reunirá con la directiva harroxa tras la Concha para valorar su continuidad. A Korta le encantan las instalaciones del club, el trabajo de la directiva sanjuandarra y “me gustaría seguir”, pero las palizas en coche y “mis 70 años, que no hay que olvidarlos” podrían jugar en contra de su renovación. “Si decidimos ambas partes que siga, tengo que ver cómo hacer para estar más cerca de San Juan”, destaca el de Ortzaika.
Una concha “muy peleada” Korta, que ya ha dirigido a seis clubes, conoce bien la competición. En un verano dominado en la elite por Orio, el preparador no apuesta por nadie para la Concha. “La victoria estará muy peleada, hay muchos botes ahí en la pelea”, apunta. Con unas buenas condiciones de mar, el técnico da cinco nombres: Orio, Santurtzi, Zierbena y Donostiarra. ¿Acertará? Como dice, y pide que aparezca en esta pieza, “los que mejor escriben los de remo son los que no saben de remo”. Habrá que hacer caso a la leyenda.