Donostia - Danel Elezkano y Beñat Rezusta sellaron ayer en el frontón Atano III de Donostia su segundo billete consecutivo a la final del Campeonato de Parejas en un encuentro de un solo dueño, en el que el delantero de Zaratamo alcanzó la vitola de pelotari grande por cómo asumió responsabilidades en todas las facetas del juego. En un duelo casi perfecto, en el que desnortaron por completo la tendencia de Jokin Altuna y Julen Martija -superados de cabo a rabo-, el vizcaino asumió el mando con autoridad. Le ayudó un chisposo Rezusta. Hicieron su mejor partido del campeonato. Su versión más arrolladora, quizás, pero otra para apuntar en su camino lleno de víctimas en la cuneta. Otro disfraz para el carnaval. El de ayer en Donostia fue el traje de emperador, de manistas de potencia, solidaridad y trabajo. El comunismo hecho carne. Danel y Rezusta son matrioskas con mil pellejos. El enfrentamiento clave, el que marcaba el todo o nada, el de las monedas en el aire, alumbró una sociedad que funciona engrasada y exquisita cuando toca tirar de galones. Una delicia. Un martillo pilón. Hoz y martillo. Debajo de cada capa hay matices distintos que construyen la combinación más dotada en la lectura de los partidos y en la elaboración de la táctica. Sincronizaron los relojes. ¡Boom!
Sin fisuras en el traqueteo, la cita se acabó transformando en una gota china que torturó a Altuna III-Martija. Tap, tap, tap. Gota tras gota. Golpe tras golpe. Sin capacidad de hacer frente a unos adversarios enchufados, un titán de dos cabezas, ni la inspiración salió al rescate. Es imposible obrar milagros desde el cuatro y medio. Con los pies instalados fuera de su radio de acción, el campeón del Manomanista se rompió el alma en el intento, desesperado, mientras su compañero se rompía las manos en los cuadros largos. Porque Martija tuvo que tirar de sotamano desde el siete para frenar a un Rezusta imparable, eléctrico y con piernas de jilguero. Es su cuarta final del Parejas consecutiva. Va camino de la leyenda. El zurdo anuncia tambores de guerra para el 7 de abril en Bilbao. José Javier Zabaleta espera en los cuadros largos del Bizkaia de Bilbao. Duelo de bestias.
Ocurre que, si bien el bergararra estuvo soberbio, la hoja de servicios de Danel, casi impoluta al sumar su único error en el 10-19, fue de gigante. Inquisidor en los cuadros alegres, motivó la renuncia colorada a base de un perfil serio y defensivamente magnífico. Elezkano II destacó en el remate, sí; pero sus alcanzadas en el ancho supusieron una perpetua tortura a Altuna III, quien terminó desesperado. Además, sacó tajada en el txoko y alargó el pelotazo. No hubo piedad. El vizcaino expuso un juego maduro y sobrio, pero también valiente. Rezusta únicamente le pidió una cosa en el vestuario: que lo fuera, que no se achantara, que fuera a por todas, que tirara de entretelas, de visceralidad, que experimentara, que fuera honesto con su propio yo, que, al fin y a la postre, echara un vistazo al espejo y se reconociera: ¡Aquí estoy yo!
Danel tomó nota e hizo caso. Pura disciplina, estajanovista hasta el tuétano, sacó a relucir una presencia imponente, de sombra alargada. Tamaño XL. Hay días que quedan marcados en los huesos y el puntillero ayer asumió labores de mando con ganas de sentencia. Juez. No se enredó en las telas de araña de Jokin, provocándole tortícolis en la primera decena, manteniendo con tino que es mal cliente para un sainete. Lejos.
Rezusta no se cortó un pelo. Recuperó su esencia. Martija se encontró con un campo de minas. Fue espectacular ver cómo se mueve y cubre el txoko. Percherón. La personalidad del dueto habita en el 8-19: un dechado de virtudes defensivas que cambió el escenario de dominados a dominadores y reventó Danel en el txoko. Soluciones integrales para rotos o descosidos. Martillo pilón.
superioridad desde el inicio La tacada inicial (0-6) marcó el devenir del envite, que no tuvo demasiada historia por la superioridad de los azules, que gestionaron abismos. En el toma o daca no existió paridad y la espectacular zurda de Rezusta maniató a Martija, dominado y currante, escombrando los cuadros largos. El ritmo inicial, con una gran carga de pelotazos, ya que los colorados son incapaces de rendirse, terminó por cobrarse su factura. Elezkano II-Rezusta, brillantes, escaparon al 4-12 y, aunque no les sentó bien el descanso largo, siguieron con la sangría hasta el 8-19. En ese tramo, Danel encontró más fisuras en el tercer pelotazo e hizo sangre. No hubo color. No hubo pimienta. No hubo revolución. Fue una pena para los pelotazales que acudieron al Atano III, que, sin embargo, disfrutaron de un cóctel perfecto y aplaudieron a rabiar a los segundos finalistas del Parejas. Perfectos.