Dorsal 261: Una historia de lucha por la igualdad
REconocimiento La atleta de 71 años Kathrine Switzer recibe el Premio Deusto a los Valores en el Deporte
Donostia - Kathrine Switzer recibió ayer el Premio Deusto a los Valores en el Deporte, en el ciclo organizado por DeustoForum Gipuzkoa Pioneras Emakumeak leman, de manos del vicerrector del campus de Donostia Josean Rodríguez, que sirvió para conocer más de cerca a una de las referentes de la lucha por la igualdad de la mujer en el deporte. En el evento participaron también el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, que puso en valor “el duro trabajo que han hecho mujeres como Switzer”; el músico y escritor Jabier Muguruza, quien dedicó una canción a la primera mujer que corrió un maratón con dorsal; la bertsolari Maialen Lujanbio, que le dedicó unos bertsos de reconocimiento a su trayectoria; y los remeros Beñat Egiazu y Ane Arbillaga.
Los asistentes al ciclo (mayoritariamente estudiantes de la Universidad) tuvieron la oportunidad de disfrutar de una charla enriquecedora, de esas que quedan marcadas a fuego y que sirven para empatizar y comprender en primera persona las dificultades que han tenido que sobrepasar mujeres como Katherine Switzer a las que la sociedad, sin duda, debe tanto.
La jornada comenzó con la siguiente declaración del profesor de la Universidad, Felix Arrieta: “La idea de traer a Kathrine Switzer proviene de las ganas y la admiración de Alazne Mujika (profesora de la Universidad de Deusto y deportista) hacia la histórica atleta”. Y es que no es para menos, ya que la maratoniana nacida en Alemania, pero nacionalizada estadounidense, posee un carisma y una historia tan real, apasionante y revolucionaria que no deja indiferente a nadie.
La historia de Kathrine Switzer comienza mucho antes de aquel histórico año 1967. De pequeña siempre quiso hacer deporte, “le encantaba”, pero tuvo que hacer frente a la censura, a las risas y una consigna que le repetían constantemente: “Eres chica, mejor no hagas deporte, que esto es para chicos”. Los asistentes al Loiola Centrum se sorprendían cuando Switzer comentaba esto. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón y ha demostrado que su lucha ha valido la pena.
Otro punto de inflexión en su apasionante recorrido vital sucedió cuando, con 12 años, su padre la animó a correr una milla diaria. Aquí se dio cuenta de que hay días mejores y días peores; a veces todo sale rodado, pero otras la más mínima adversidad se convierte en un monte muy difícil de escalar. “La milla diaria me sirvió para convertirme en una mujer trabajadora y luchadora”. Tras comenzar a correr a diario, “empecé a sentirme más poderosa, con más confianza y me prometí a mí misma no dejar de hacerlo nunca” (hasta ahora lo está cumpliendo, con 71 años).
A la pasión por correr se le suma la afición por la escritura, que desarrolla en el periódico del instituto donde comienza a escribir sobre mujeres deportistas, “ya que veía que nadie lo hacía”. “Lo importante es trabajar en lo que te gusta”. Dicho y hecho. Tras comenzar a estudiar periodismo en la Universidad de Siracusa (EEUU), vuelve a enfrentarse a la adversidad. Quería apuntarse a algún deporte, pero la universidad no daba la oportunidad a las mujeres para hacerlo. De este modo, y siguiendo el lema “cuando no tienes oportunidades tienes que crearlas tú”, acudió al despacho del entrenador del equipo de atletismo para apuntarse al equipo. Sorprendentemente, el entrenador le admite, pero al cerrar la puerta del despacho escucha la risa de este. No obstante, como Switzer es una mujer fuerte, al día siguiente acude al entrenamiento recibiendo comentarios positivos de sus compañeros. Los mensajes de aliento la motivan y, tras pasar un tiempo entrenando y mejorando sus cualidades como atleta, empieza a escuchar historias sobre “la gran carrera”. Así, correr una maratón se convierte en su objetivo. Cuando cuenta a sus compañeros el reto que quiere superar, no se lo creen y le piden que lo demuestre, que corra 42 kilómetros para ver si es capaz de completar un maratón. Lo hace, y no corre 42 sino 57 kilómetros.
Revisando las normas se dio cuenta de que en ningún lugar ponía que estuviera prohibido que una mujer corriera un maratón. Se inscribe con las iniciales K.V., aceptan su propuesta pensando que es un hombre y lo demás ya es historia.
oportunidad para las mujeres Una historia que dura 4 horas y 20 minutos pero que se alarga hasta el día de hoy. En la primera parte de la etapa la prensa le sigue y no para de hacerle fotos, ya que estaban viendo algo nuevo: una mujer corriendo un maratón. Tras esto, el director de la carrera intenta arrancarle el dorsal y expulsarla del evento, aunque sin éxito. Switzer asegura que “fueron violentos hacia mí, cuando yo solo quería correr la carrera”. Cuando termina el maratón se pregunta ¿dónde están las mujeres? Y decide centrar su trabajo en ser mejor atleta y en crear oportunidades para las mujeres del mundo.
Hoy, 51 años después, la mujer que corrió por primera vez un maratón con dorsal comprueba que la realidad es diferente. Las mujeres están presentes en las distintas esferas sociales y deportivas, pero todavía quedan muchos kilómetros por recorrer. Que ese dorsal 261 sirva a las nuevas generaciones para criticar las injusticias y luchar por la justicia social igual que lo hace Switzer.
El evento acabó con una ovación durante la que diferentes deportistas (mayoritariamente femeninas) de la Universidad de Deusto subieron al estrado para acompañar a la galardonada del primer Premio Deusto a los Valores en el Deporte e inmortalizar la imagen para la historia.