“No ha habido ni sensibilidad ni respeto a mi trabajo”
Leire Olaberria (Ikaztegieta, 41 años) se quedó fuera del Mundial de pista por motivos que ella considera extradeportivos, situación que denunció a la Federación Española. Ante la falta de respuesta, irá por la vía penal
donostia - La ciclista guipuzcoana, una de las mejores deportistas del territorio de los últimos quince años y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, volvió a competir tras ser madre de un niño el 2 de diciembre de 2016 y, en la primera convocatoria con la selección española, en septiembre de 2017, se vio envuelta en una situación hostil y una polémica con el seleccionador, Raúl Mena, que le dejó fuera de la selección y, por tanto, fuera del pasado Mundial, cuando por méritos deportivos debería haber acudido. Sus abogados están recabando información para poner en marcha una querella por irregularidades en el proceso de selección. En su momento, cuando la polémica salió a la luz, dijo que no se había cumplido “el criterio selectivo de carácter objetivo” y que Mena estaba favoreciendo a las ciclistas de su equipo, el Euskadi-Eustrak. Dolida, quiere que se le reconozcan sus derechos, pero no está quieta por este revés: además de estar inmersa en el proyecto Ogi Berri Gipuzkoa, compite desde hoy en la final de los Seis Días, que se disputa en Mallorca, junto a Eukene Larrarte.
¿Cómo está la denuncia que presentó por quedarse fuera del Mundial de Apeldoorn?
-Se hizo una denuncia al Comité de Disciplina de la Federación Española de Ciclismo. El objetivo era poder ir al Mundial (que se celebró del 28 de febrero al 4 de marzo en Holanda), pero la resolución tardó más de lo que tenían de límite. Una vez con la lista de corredores seleccionados pública, en la que no estaba yo, ya retiramos esa denuncia y decidimos ir por la vía penal.
¿Dónde comienza el desencuentro con el seleccionador, Raúl Mena?
-Voy a intentar resumirlo. Vuelvo a la competición después de ser madre en diciembre de 2016. Las pruebas en las que compito son omnium y también madison, que es la prueba nueva que entraba en el programa olímpico. Viendo que la Federación Española no estaba haciendo nada por clasificar la prueba, mi compañera (Eukene Larrarte) y yo nos pasamos el verano en el Circuito Europeo compitiendo, las dos con el crío por toda Europa cogiendo puntos, algo que había que hacer si se quería disputar la Copa del Mundo. En septiembre del año pasado el seleccionador, Raúl Mena, me llama para una primera concentración para preparar el Europeo y las primeras Copas del Mundo. Hablamos por teléfono y me dice que la prueba individual, el omnium, la iba a hacer Ana Usabiaga, y que para madison no iba a correr con Eukene, porque era joven, sino con Ane Iriarte. Eran diez días de concentración, pero iba con una persona que cuidaba a mi hijo mientras yo entrenaba y solo podía estar una semana. La intención mía y la de Ane era entendernos, pero teníamos pocos días para entrenar juntas y el nivel de las parejas en los campeonatos es muy alto. En un entrenamiento nos caemos, Ane me arrastra. Vamos donde el seleccionador y me dice: “La has tirado. Es que le metes unos meneos...”. Fue algo muy feo.
¿Qué sucede entonces?
Su objetivo creo que era generarme una situación hostil. Tuve una noche de reflexión, en la que pensé que así no íbamos a ningún lado. Y al día siguiente mi argumento fue que técnicamente no dábamos unos mínimos para un gran campeonato. Su respuesta fue que lo respetaba pero que no lo compartía, y que yo era muy exigente. En todo momento, durante la conversación, la coletilla era como que yo estaba despreciando a mi compañera, cuando no era así. Soy la primera que en madison tengo mucho que aprender. Desde ahí ya no he vuelto más a una concentración. Regresas después de una maternidad, con lo que cuesta y todo el trabajo que habíamos hecho... El 70% de los puntos para que España haya podido hacer la madison los habíamos conseguido Eukene y yo en el circuito donde había que clasificar.
Con Raúl ya había trabajado antes.
-Estuvimos en el equipo Cespa al menos dos años, hasta 2010. Dejamos de trabajar porque no estábamos a gusto juntos.
Después de ser madre comenzó a competir junto a Eukene.
-Mientras estaba embarazada surge el proyecto Orain Gipuzkoa junto con la Diputación, que suponía poder trabajar con el talento de Gipuzkoa y también suponía para mí el reto de ver si podía volver al nivel de antes. Después de dar a luz, empecé a salir con la bici para desahogarme, y tengo la opción de hacer el madison con Eukene. Eso me lleva otra vez a ponerme en forma. La única condición que puse para estar en el proyecto era no separarme del crío, hacer el calendario que pudiéramos.
En su momento comentó que la recuperación física tras dar a luz fue asombrosa.
-Cuando eres madre y quieres volver a ponerte en forma, el día a día no tiene nada que ver. Antes entrenaba mucho más, pero ahora psicológicamente lo afronto diferente. Estoy compitiendo con menos cargas mentales. Me he redescubierto. Y en cuanto al aspecto físico, al mes de dar a luz estaba haciendo ya trabajo de fuerza. Ha sido un entrenamiento progresivo y a partir de septiembre empecé a sentir las piernas como antes. El hecho de que el madison vaya a ser olímpico nos abrió la posibilidad de competir en el circuito de los Seis Días, que han metido competiciones de tres días de mujeres. Ser campeonas de España nos permitió a Eukene y a mí participar. Ha sido muy exigente: Londres, Berlín, Copenhague... este fin de semana disputamos la final de los Seis Días en Mallorca. A este circuito no vas como selección, vas como corredora, para que te inviten necesitas tener un recorrido, un nivel, así que te encuentras un circuito súper exigente. Me ha servido para volver a mi mejor nivel.
Decidió ser madre tras la decepción de no clasificarse para los Juegos de Río de 2016.
-No entro porque Europa tenía un límite de participantes. El nivel es más alto que en otros continentes. La fase de clasificación eran dos años y al principio cogí un virus que me impidió ir al Europeo y me dejó muy rezagada respecto a mis rivales directas. Y en una Copa del Mundo me descalificaron en una prueba, aquel cero fue una carga terrible. En el Mundial tenía que haber hecho novena y quedé la undécima. Fue una decepción importante, aunque sabía que iba a ser muy difícil. La maternidad es algo que íbamos dejando porque daba prioridad al deporte, y en el momento en el que Río no era posible no tuve ninguna duda.
Aprovechó para retomar los estudios, aunque ya había hecho antes dos carreras.
-En su momento estudié Turismo y Magisterio, pero en mis años finales de carrera deportiva vi que mis estudios se habían quedado muy lejos. El mundo de la nutrición me gustaba y la UCAM me dio una beca para estudiar Dietética y Nutrición, y en el tiempo del embarazo el Consejo Superior de Deportes me dio otra beca para hacer un máster en Gestión Deportiva en Madrid. Era un máster de ocho meses, cada semana iba los jueves y viernes a Madrid. El crío con diez días ya empezó a venir a Madrid conmigo. Fue una experiencia enriquecedora pero agotadora. El año que acabé el máster, el grado de Dietética y Nutrición lo dejé de lado, así que lo estoy rematando ahora. El mundo del deporte me gusta y el de la nutrición también, mi futuro puede estar por ahí.
¿Cómo surge en su momento el proyecto de Ogi Berri Gipuzkoa?
-La Diputación nos invita un día a tomar un café a varias chicas que practicábamos deporte, para hablar sobre las dificultades que habíamos encontrado en nuestro recorrido, cómo habíamos hecho el camino, las decisiones que habíamos tomado... conocimos a Goizane Álvarez y a raíz de ahí comentamos que Eukene Larrarte está destacando como júnior. Tenía un palmarés bonito y comentamos que para que ella pudiera crecer necesitaba una estructura y una ayuda para poder competir fuera. Y ahí surge la idea. El día que llegamos a casa con mi hijo del hospital recibimos la llamada de que el proyecto seguía adelante. Me fue muy difícil decir que no.
¿En qué consiste?
-Llevamos un año funcionando. Estamos Tania Calvo, con un buen palmarés y que quiere ir a los próximos Juegos, Eukene y yo. Hemos hecho el calendario internacional necesario para nosotras para luego en el momento de llegar al equipo nacional estar en forma y en condiciones. Juntar todo podía ser una buena mezcla: que Eukene pudiera aprovechar nuestra experiencia, yo volver a competir y Tania, intentar clasificarse para Tokio. Otro objetivo es ir sacando chicas, el proyecto está ligado con el equipo de carretera, que la mayoría son corredoras cadetes y juveniles. Trabajar con el talento de Gipuzkoa, que tenga herramientas para desarrollar su carrera. Si alguna puede subir a un rango superior, que tenga esa estructura para poder acceder a un nivel superior.
¿Le motivaba intentar la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?
-Es algo que estaba ahí, pero soy consciente del esfuerzo que supone clasificarte. Viajar por todo el mundo exige mucho tiempo fuera de casa. Se tenían que dar las cosas muy bien, era complicado. Para mí sobre todo era el reto de volver y hacerlo dando un buen nivel. Creo que la clasificación para Tokio es asequible, pero no tengo motivaciones para seguir haciendo semejante esfuerzo. Ahí tengo que estar dentro de la selección y si no haces el Mundial pues tiene unas consecuencias, por ejemplo estás fuera de unas ayudas. Desde mi punto de vista, la clasificación es asequible, pero tendrán que hacerla las corredoras que quiera el seleccionador. Como corredora no tengo mucho más recorrido.
¿Es factible que usted vuelva a la selección española?
-Ni es posible ni me apetece tras vivir lo que he vivido. La Federación, a día de hoy, con los acontecimientos que se han dado, apoya al seleccionador. Si mi trabajo no lo quieren valorar, tampoco lo voy a regalar, ni voy a estar donde no me encuentre a gusto.
Todo esto ha sido una decepción grande para usted.
-Grande, muy grande. Son catorce años de entrega total y de compromiso con todos los seleccionadores, que han apreciado mi trabajo y me han ayudado a dar lo mejor. Me gusta trabajar así, lo demás me queda fuera de mi ámbito. Mi dignidad está por encima de estar en la selección por estar. Se pueden seguir haciendo cosas bonitas en otros lados.
Ha optado por la vía penal. ¿Qué espera conseguir?
-Reclamo que se cumpla el tratado de Brighton, firmado por países y federaciones. Uno de sus puntos es que cada federación tiene la obligación de dotar a las mujeres de igualdad de oportunidades, entendiendo las situaciones específicas de cada una. Entendemos que eso no se ha cumplido. Y algunas cosas más. Entiendo que se me ha generado una situación desagradable. No ha habido ninguna sensibilidad ni respeto al trabajo. Si a alguna otra se le ocurre una pequeña locura como a mí, necesitamos que las federaciones tengan otra sensibilidad. Esta pelea no me apetece nada, pero me he sentido que no he tenido derecho ni de opinar, ni de nada, y no es justo.