donostia - Cuenta Mikel Landa que no sabe a qué saben las piedras, que los adoquines son un territorio hostil para él. En Alcalá de los Gazules, un pueblo de postal, donde las casas blancas se enroscan sobre una colina de las sierra gaditana, comprobó el alavés que las piedras poseen sus propias normas, su idioma, su alma, un mundo aún encriptado para él. Los adoquines fueron el lastre para su vuelo. Le sepultaron. Las piedras pesan demasiado incluso para un ciclista capaz de plegar montañas a su paso, siempre dicharachero, al asalto. El pavés se le atravesó a Landa que, incómodo, inexperto, no supo si ponerse de pie o ir sentado. La falta de pericia sobre un suelo que no es el suyo, le mordió las piernas y le removió las entrañas. El filo de las piedras le cortó las alas. “El problema es que me he ido con un rival muy potente en los adoquines como Wellens. Yo me he quedado clavado y él ha volado. He intentado entrar lo más rápido posible, pero en cuanto han llegado las piedras yo no avanzaba y él iba sentado? Se ha juntado un poco todo: la falta de experiencia en ese terreno y la falta de fuerza”, describió Landa, segundo en la general, a 7 segundos de Wellens, vencedor del día y nuevo líder a falta de la crono de 14 kilómetros que cierra hoy la carrera.

A Landa, que respira en las alturas, que late en el portal del Gorbea, en Murgia, le derribó Tim Wellens a pedradas. El belga, potente, poderoso, se alió con el empedrado para batir al alavés, que deshilachó al resto con un ataque a un kilómetro de la corona después de que apresaran a Amador y Vanmarcke que abrían el cortejo. Descontado Froome, que se quedó colgado de la luna tras sufrir un pinchazo, Landa, que pedalea con muelles para agarrar el Tour, despegó. El de Murgia dejó el asueto hace apenas cuatro días y ya está para ganar. Cosas de los superclases, de los ciclistas únicos. Solo el claqué de Wellens, un clasicómano que flota sobre el adoquín, pudo seguir el rastro de Landa, que elevó la cresta. Su despertador. El líder Poels y el resto de favoritos se quedaron al margen.

En la brutal cuesta vecinal, una vía estrecha, prensada por las fachadas, que se contoneaba al 18% de desnivel, se citaron el respingo de Landa y la resistencia de Wellens. Eso rescató al belga, a punto de quedarse sin fuelle, con los pulmones de arena, cuando Landa le retó sobre el asfalto. Un pequeño descansillo recuperó a Wellens antes de que este entrara en tromba en la zona adoquinada, la que esposó a Mikel Landa. El murgiarra peleaba con la gravedad y la ergonomía. No daba con la posición ideal para atacar las piedras y asaltar el muro. Wellens se sentó en el sillín, anclado. Un trono. Eso le permitió una mejor tracción. Landa, sin los grilletes ni el bozal de tiempos pasados, con la bandera de FreeLanda atada a modo de capa, sufrió los resbalones, la ausencia del agarre necesario ante un muro que exigía una catapulta. Wellens era un todoterreno. Tracción total. 4X4. Landa patinaba. Fuerte y desbocado, Wellens destempló a Landa, peleado con las ranuras y el entramado del adoquín.

Cuarta etapa

1. Tim Wellens (Lotto-Soudal)4h36:23

2. Mikel Landa (Movistar) a 5’’

3. Jakob Fuglsang (Astana) a 12’’

4. Wout Poels (Sky)a 13’’

5. Floris De Tier (Lotto NL) m.t.

Clasificación general

1. Tim Wellens (Lotto-Soudal) 17h24:25

2. Mikel Landa (Movistar) a 7’’

3. Wout Poels (Sky)a 11’’

4. Jakob Fuglsang (Astana) a 14’’

9. Mikel Bizkarra (Euskadi-Murias) a 1:14