donostia - El pabellón con más de 4.000 personas -una entrada como no se veía desde hace tiempo- y enfrente un rival de categoría, el FC Barcelona. Era el día para agradar al público. Para entretenerlo. Para ofrecer jugadas espectaculares. Triples, mates y contraataques. Así quiso hacerlo el Delteco GBC. Porfi Fisac planteó un encuentro abierto, valiente. Un cara a cara. Un toma y daca frente a un rival de talla Euroliga. El objetivo posiblemente era doble: por un lado, como es lógico, intentar dar la sorpresa ante un rival a priori mucho más fuerte. Por otro, agradar a los aficionados, especialmente a todos los niños que poblaron las gradas aprovechando las fechas festivas. Difícil cumplir los dos, porque se vio un partido bonito, de ataques rápidos, con un total de 178 puntos, pero en el que el mayor lucimiento llegó por parte del equipo visitante, que exhibió su superioridad y dominó el partido a su antojo para superar el centenar de tantos e imponerse por un contundente 77-101.

La táctica de Fisac se reveló demasiado arriesgada ante un Barcelona que llegaba a Illunbe en su mejor momento de la temporada tras ganar al Khimki en Euroliga y meter precisamente 101 puntos al Fuenlabrada en ACB. El equipo de Sito Alonso jugó a placer. Movió muy bien el balón y siempre encontró posiciones de tiro cómodas que no desaprovechó. Al descanso llevaba ya 55 puntos. En la otra canasta, el Delteco GBC intentó hacer lo mismo. Ataques rápidos explotando la calidad de Chery, Norel, Clark y Swing. Y durante muchos minutos el conjunto guipuzcoano lo hizo bien. Se adelantó 5-0 y mantuvo el tipo hasta el 21-24 al término del primer cuarto. Pero no pudo mantener ese ritmo, ni físico ni de anotación. Y poco a poco la desventaja fue aumentando. Del 30-34 tras canasta de Clark se pasó al 32-43 con un parcial de 2-9 que, eso sí, dejó un mate espectacular de Xabi Oroz, posiblemente la jugada de la tarde.

El 41-55 al descanso dio paso a un inicio de tercer cuarto que enterró definitivamente las opciones locales. Dos triples de Juan Carlos Navarro y alguna mala decisión por parte del GBC significaron un 46-66 que ya era inviable remontar teniendo en cuenta la categoría del rival. Haber recibido 66 puntos apenas alcanzado el minuto 23 suele ser sinónimo no solo de derrota segura, sino de paliza en contra. Así fue. Quizás un ritmo de partido más bajo podía haber beneficiado al equipo guipuzcoano, que en cambio prefirió entrar en ese cuerpo a cuerpo. Pero tampoco sería justo reprochárselo. Este GBC juega así -o al menos intenta jugar así- todos los días y ayer también quiso hacerlo. Ya había hecho su trabajo ganando el pasado viernes al Burgos. Y se le juzgará por lo que pueda hacer este domingo ante el Tenerife en Illunbe y seis días después en la visita al Obradoiro, dos partidos que sí puede pelear y que marcarán si continúa fuera de la zona de descenso o si se mete en apuros.

Del citado 46-66 se pasó al 55-66 gracias a un parcial de 9-0 con dos triples de Fakuade y otro de Chery, el máximo anotador ayer con catorce puntos. Pero el Barcelona se puso otra vez las pilas y con un 0-7 devolvió la normalidad al marcador, que al término del tercer cuarto era de 64-78. No hubo mucha historia en el último acto. Norel, que otra vez fue atado muy en corto pero que aprovecha como nadie las segundas opciones, puso el 66-80 que se convirtió en un 66-89 tras un nuevo arreón del conjunto visitante, liderado por Petteri Koponen, autor de cinco del total de quince triples anotados por los de Sito Alonso.

debut de mikel sanz No decayó el ritmo visitante y los últimos minutos se le hicieron muy largos a un Delteco GBC ya muy justo de gasolina. Con el partido ya perdido, Fisac permitió estrenarse en la ACB a Mikel Sanz, uno de los jugadores del Easo que suele ayudar en los entrenamientos y que se une a Xabi Beraza y Asier Azpeitia como debutantes este curso en la máxima categoría. El donostiarra falló los dos tiros que intentó, pero no olvidará un día especial para él. Al final, 77-101 tras un choque en el que el GBC fue valiente pero nunca tuvo opciones. Con un planteamiento tan atractivo como temerario, la batalla ya estaba perdida de antemano.