Oiarzabal retoma su desafío de volver a escalar todos los ‘ochomiles’
proyecto afrontará en primavera el ascenso al dhaulagiri, una de las cuatro cimas que le restan
donostia - Juanito Oiarzabal vuelve a la carga. El gasteiztarra retoma su proyecto de ascender por segunda vez las catorce cumbres más altas del mundo, un hito jamás logrado en el montañismo. A punto de cumplir 60 años y con 47 expediciones y 26 ochomiles en la mochila, Oiarzabal no ceja en su empeño de dejar su huella en la historia del himalayismo.
Nadie ha repetido el coleccionable de las catorce cimas más altas de la Tierra y a él le quedan cuatro cromos para completar el álbum: Broad Peak, Nanga Parbat, Shisha Pangma y Dhaulagiri. Este último coloso blanco será el primero que atacará Oiarzabal. Lo hará junto a su paisano Alberto Zerain, el mismo compañero de cordada con el que intentó el pasado verano escalar el Broad Peak. Ambos regresaron de vacío y ahora vuelven al Himalaya para tratar de ascender la montaña más peligrosa de las cuatro que le quedan por coronar a Oiarzabal en su proyecto 2x14x8000. “Debemos equipar toda la vía a la perfección. Cualquier error puede convertirse en mortal”, advirtió ayer el alpinista, que el próximo 3 de abril partirá junto a Zerain hasta Katmandú, donde iniciarán un trekking que les llevará al campo base del Dhaulgiri. Después de tres semanas de aclimatación y de equipar la ruta, creen que podrán atacar la cima hacia la segunda quincena de mayo.
Si les sonríe el éxito, regresarán a Gasteiz para descansar y preparar su segundo objetivo del año, el Broad Peak, una montaña que se le ha resistido dos veces a Oiarzabal. La segunda fase del reto les llevaría en 2017 al Shisha Pangma, en el Tíbet, y al Nanga Parbat, en Paquistán. Oiarzabal regresó el verano pasado a las expediciones en las cumbres más altas del planeta después de más de dos años de ausencia debido a los problemas físicos que sufrió en las últimas tentativas. Una vez repuesto, confía en la experiencia y en su proverbial facilidad para adaptarse a un hábitat tan extremo como el del Himalaya y el Karakorum para sacar adelante el ambicioso proyecto.
Sus últimos éxitos datan de 2011, cuando en un solo año logró las cimas del Lhotse y el Manaslu, si bien sigue siendo el montañero del mundo con más ochomiles. Con intermitencias, Oiarzabal trata de 2009 de doblar la apuesta por los ochomiles. Está convencido de que si en 1999 pasó a la historia al convertirse en el primer montañero del Estado que lograba todos los ochomiles, ahora puede agigantar su figura si es el primero que repite cima en todas las cimas que superan los 8.000 metros. - J. Molinero