Donostia - Uno sanjuandarra y el otro sanpedrotarra. Uno como rosa y el otro como morado; pero ambos, en La Concha. Así son y así viven el remo Joseba Fernández -el rosa- y Aitor Balda -el morado-, los dos entrenadores que han devuelto a Pasaia la rivalidad histórica en La Concha. Dieciséis años después de la última vez, mañana partirá desde las dos orillas de la localidad la afición para animar a su trainera masculina en la bandera más preciada del Cantábrico. 1999 queda ya muy atrás y muchos jóvenes tendrán la ocasión de vivir al fin lo que sus padres les contaron una y mil veces. Esas luchas de tú a tú entre su bote y el del vecino.
La realidad ha variado mucho en esta década y media. “Por aquél entonces, las rivalidades en el remo se centraban en las localidades vecinas y se pugnaba por la bandera”, recuerda a este periódico Aitor Balda, quien ve el punto de inflexión y ruptura en la entrada del capital económico: “Cuando entró el dinero y se empezó a fichar, se fue expandiendo todo, comenzaron a entrar con fuerza los clubes cántabros, y se terminó con esa hegemonía entre Pasajes y Orio”.
Lo que sí se mantiene inexorable, inmune al dinero y al siglo XXI, es la rivalidad entre rosas y morados. Un pique “sano”, para Balda. “De los que se lleva en la sangre”, según Fernández. En lo que están de acuerdo ambos preparadores es en que la bandera no es el objetivo, lo que ha bajado algunos puntos la tensión emocional previa, tal y como apunta Balda: “Este año estamos más tranquilos ambos botes. Al no ser favoritos, quizás no hay tanta rivalidad por esa parte”, pero sin olvidar que “pique ha habido siempre, sigue habiendo y seguirá habiendo”.
La segunda mitad de la década de los 90 fue la de mayor auge del remo pasaitarra, con cuatro participantes de la localidad -Donibaneko, Koxtape, San Pedro y Trintxerpe- en las ediciones de 1997 y 1998. “Fueron años importantes, en los que se peleó con Orio por el reinado de La Concha”, explica Fernández, quien asevera que “en aquellos años”, las traineras de San Juan y San Pedro se “retroalimentaban” entre ellas.
de 1999 hasta hoy En estos 16 años, ambas traineras han sobrevivido a los nuevos tiempos marcados por el remo, y de la filosofía mantenida por unos y otros, Fernández opina que “quizás, con todo el respeto del mundo para San Pedro, nosotros hemos mantenido con más determinación la filosofía de trabajo y de bloque de aquel entonces. En la actualidad es complicado mantener un grupo numeroso que pueda encajar el remo con el trabajo, la familia y demás. Somos, ambos (San Pedro y San Juan), equipos que creo acabaremos juntos en ese camino de los 90”. “Es un reto difícil, pero precioso”, prosigue Fernández, a lo que Balda añade que “son tiempos pasados que sería bonito que volvieran”.
anécdotas en la rampa Estos dos veteranos entrenadores, de los pocos que duplican su labor, dirigiendo y remando en el bote, poseen un sinfín de anécdotas, pero se quedan con las vividas en la rampa. Las que, como le ocurriera al míster rosa en la edición de 1993 ponen a uno “la piel de gallina”: “Tengo grabada en la memoria esa sensación de carne de gallina que tuve al salir a la mar en el segundo domingo de regatas. Tenía 19 años, remaba por primera vez en La Concha, y nos separaba un segundo a San Pedro y a nosotros (Donibaneko)”.
Aquella bandera acabó jaleada por la numerosa marea morada que se dio cita en el muelle, que celebró al año siguiente la reedición del triunfo. En ambas ocasiones, en las tostas de la Libia se montó un jovencísimo Balda, que aún recuerda aquellos triunfos: “Cuando ganas la bandera, te acercas a la rampa y ves toda la marea morada festejando, te sientes muy orgulloso del trabajo hecho. La fiesta en el pueblo de después y la sensación tan buena que sentí aquellos días son los mejores recuerdos que tengo de mi actividad como remero. Ahora como entrenador, la clasificación de este año, después de todas las dificultades, también me ha dado una gran alegría, pero se vive diferente a cuando eres (únicamente) remero”.
A pesar de no poder levantar el trapo del 93, Fernández pudo resarcirse dos años después, cuando salió campeón con Donibaneko, su “mejor recuerdo”. “Además, ganando a San Pedro y Orio”, apunta, recordando una rivalidad que aún persiste. No así la del mismo pueblo, entre Koxtape y Donibaneko, que el sanjuandarra la recuerda como “una rivalidad fea, drástica, antinatural. Fueron unos años de escisión que no se pueden comparar con el pique histórico con San Pedro. Lo llevamos en la sangre, desde pequeños, y ese sí es natural”.
premio a la afición Si para los remeros, el aliciente de poder superar al vecino es notorio, para las aficiones, la cita de mañana está marcada con bolígrafo rojo y una nota debajo que dice así: “12 horas, muelle de Donostia”. Balda sintió ya ayer el calor de sus vecinos, que le animan y le dejan el recado habitual: “Hay que ganarles a estos”. Se refieren, claro, a San Juan. En la otra orilla, Fernández prevé un gran ambiente festivo con las dos aficiones pasaitarras presentes los dos próximos domingos: “Imagino que, sobre todo en la segunda jornada, habrá mucho rosa y morado. No hay que olvidar que entre los dos tenemos 26 conchas”.
objetivo: estar en la pelea Tras una regata clasificatoria desigual para ambas tripulaciones, la de mañana la plantean con el mismo objetivo: intentar estar en la pelea. “De entrada, con la clasificación ya se ha cumplido el objetivo que nos habíamos marcado para La Concha”, asegura Fernández, “pero somos un equipo ambicioso y en construcción que cada temporada busca mejorar los puestos del año anterior”. “En 2014 terminamos quintos y, aun conscientes de que será complicadísimo subir algún puesto, tenemos la ilusión de lograrlo”. A los rosas les ha tocado una segunda tanda que se prevé más complicada en lo meteorológico que la primera, por lo que su entrenador espera “que las condiciones varíen lo menos posible de una tanda a otra”.
Y si en la segunda partirá San Juan, las bolas quisieron que la Libia bogue mañana en la primera. De momento, se tendrán que vigilar desde lejos. A la tripulación sanpedrotarra le tocará batallar en el agua con Urdaibai y Orio, favoritos para la bandera. “Intentaremos estar con ellos. Si terminamos a cinco segundos, mejor, pero va a ser complicado. Vamos sin ninguna presión, a disfrutar de la bandera y a hacer el mejor trabajo posible. La clave va a estar en saber regular nuestras fuerzas y no enfrascarnos de inicio en su pelea”. San Pedro y San Juan. Los dos juntos otra vez en La Concha. Ya tocaba.
Un fijo. La ‘Libia’ se clasificó ininterrumpidamente para bogar en La Concha entre 1984 y 1999.
El último pique. La última vez que una trainera rosa y otra morada coincidieron en Donostia fue en 1999. Koxtape se hizo con la victoria y San Pedro terminó cuarta en la clasificación final de la regata. Desde entonces, la ‘Libia’ solo ha vuelto a disputar esta prueba en tres ocasiones.
Otros botes pasaitarras. Además de San Pedro, San Juan-Koxtape y Donibaneko Arraunlariak, el municipio pasaitarra ha tenido otros representantes en La Concha, como Pasajes La Unión (campeón en 1921, tras una fusión entre San Juan y San Pedro), Luzuriaga -en 1958- o Pasai Antxo (1918 y 1957).