Duración: 49:57 minutos de juego; 20:37 de juego real.
Saques: 1 de Martínez de Irujo (tanto 13) y 1 de Albisu (tanto 15).
Pelotazos: 413 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 6 de Martínez de Irujo, 1 de Barriola y 8 de Artola.
Errores: 6 de Martínez de Irujo, 2 de Barriola, 6 de Artola y 8 de Albisu.
Marcador: 1-3, 1-4, 2-4, 4-4, 7-5, 8-6, 8-7, 8-8, 9-9, 10-10, 11-11, 12-11, 14-12, 15-12, 18-13, 19-16, 20-17, 21-17 y 22-17.
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 90 a favor de Martínez de Irujo y Barriola. 100 a 70 por abajo.
Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales de la feria Donostiako Hiria disputado en el frontón Atano III de Donostia. 850 espectadores. Algo menos de media entrada.
donostia - Se le suponía a Iñaki Artola con la motivación por las nubes porque el partido que asomaba el martes noche en el Atano III era con el que llevaba soñando meses, desde que en el Parejas Juan Martínez de Irujo suspendiera su primera contienda contra él y en la segunda se rompiera el cuadrado lumbar en el Ogueta. Decía el puntillero de Alegia, con un curso como profesional, que era uno de los rivales a los que tenía apuntado en el calendario. Pues bien, aterrizando en el Donostiako Hiria ambos, las sensaciones no fueron buenas. El delantero de Ibero acompañado por un aseado Abel Barriola, quizás el más constante de todos los manistas en el despliegue, impuso su oficio por encima de su colmillo ante el dueto de guipuzcoanos que presentó Asegarce en la semifinal de la feria donostiarra.
Sí que Artola asomó con cierto riesgo en el remate, cruzó bien el gancho y buscó la parada al txoko, pero la suma de chapas y la irregularidad de su juego, a veces muy intenso y otras sin incidencia, no hicieron el suficiente daño a un Irujo al que el traqueteo veraniego le empieza a hacer mella en la chispa. Acumuló en su hoja de ruta el mismo número de yerros que de remates acertados, pero los fallos de los adversarios acabaron por darles el triunfo en un encuentro gris, con demasiados errores y la chapa silbando a tutiplén.
Le falló a Iñaki, más inspirado que Irujo, el cemento en los cuadros largos, sobre todo al principio. A Jon Ander Albisu se le hizo largo el partido y acabó desnortado. El bulldozer de Ataun, un tipo marcado para jugar a pelota, de brazos largos, fibrosos y anatomía de atleta de tartán y posta, no estuvo fino, no abrió distancias y con pelotas vivas se vio visiblemente ahogado por Barriola, al que le salía el cuero de la mano con mayor brillo, con chispa: tocado. Falló ocho golpeos en el partido el ataundarra en una segunda parte sin luz alguna.
Y eso que el inicio fue azul. Dos errores seguidos del puntillero de Ibero, ahogado por las necesidades de Aspe en los festivales comprometidos en verano, dieron ciertas alas a los guipuzcoanos. Ayudó un gancho de Artola efectivo y efectista. Pero una chapa de Iñaki puso el 1-3 y se acabaron las distancias aunque sumó en la siguiente ocasión el alegiarra un gran gancho, cruzando con sentido. Erró el saque-remate a la siguiente e Irujo le asedió con un gancho a la vuelta del resto. El empate a cuatro lo certificó una dejada al txoko, a la que llegó Albisu desde el suelo, pero la pelota le dio en el cuerpo tras la alcanzada.
Igualados, otro fallo de Artola, otra chapa, puso en liza el poder colorado, que no volvieron a perder la cara al partido. Dos saque-remates consecutivos de Irujo les dieron aire. Pero, a las de cal, le siguieron las de arena y Juan, que no estuvo en su mejor versión, tuvo dos errores que igualaron las fuerzas.
De hecho, no se rompió el envite hasta el ecuador. Con el empate a once, y después de pasar por los abrazos en el ocho, el nueve y el diez, una escapada del iberoarra sobre chapa con suerte, inició la escalada. Lo cierto es que, aunque no en vena, en los momentos clave Irujo respondió. Si tras la igualada a cuatro fue él quien dio el empuje colorado, las primeras piedras del triunfo llegaron con un saque y un gancho después de que la fortuna le sonriera. Fue el principio del final de un partido gris.
Siete errores de la pareja guipuzcoana desde el 14-11 fueron una losa enorme. Ni siquiera cuatro fogonazos seguidos de Artola con casi todo perdido, que acercaron posturas del 18-12 al 18-16, tuvieron incidencia en el final del duelo. El oficio de los de Aspe, con galones a sus espaldas, sabios a la hora de manejar los tiempos, fue suficiente para colarse en la final. Los guipuzcoano se diluyeron y el partido quedó deslavado. Toca pasar por el diván.