Donostia. El Gipuzkoa Basket afronta hoy uno de sus días más importantes, ya que está en juego la posibilidad de que la ACB decida su repesca en su asamblea de hoy para así comenzar a construir un proyecto sólido con una plantilla renovada.

Los donostiarras, a la espera de la decisión definitiva de la patronal de clubes, ocuparían en principio la vacante que deja el Tizona de Burgos, que no ha conseguido superar los exigentes requisitos económicos que se le imponen a los recién ascendidos.

En el club vasco hay optimismo porque la experiencia de hace tres años, con un escenario idéntico y también con Burgos como aspirante frustrado a ingresar en la élite del basket nacional, les ha permitido cumplir a priori con las exigencias ACB.

El siguiente paso a dar por el GBC no es pequeño porque, una vez que la asamblea dé su visto bueno, tiene que nombrar un entrenador -Jaume Ponsarnau es el mejor posicionado- y crear una plantilla partiendo de cero tras haber liberado de sus obligaciones a todos los hombres que tenían contrato.

El otro pilar sobre el que tienen que trabajar los guipuzcoanos es el económico y ahí las noticias son optimistas, ya que podría estar cerca la llegada de un patrocinador y hay un compromiso del nuevo gobierno de la Diputación Foral -PNV y PSE- para ayudar al primer equipo de baloncesto del territorio.