donostia - Después de lograr dos brillantes y valiosos triunfos frente al Obradoiro y el Manresa, que le permitieron ver la salvación muy cerca, el Gipuzkoa Basket afrontaba los dos duelos de máxima rivalidad frente al Laboral Kutxa y el Bilbao Basket con la moral por las nubes y con la intención de mantener la buena línea y optar a lograr algún triunfo de campanillas. Incluso Jaume Ponsarnau, en una entrevista concedida a este periódico tras la cita de Manresa, se mostraba especialmente optimista: “Se nos abre otra perspectiva, que es la de a ver cómo de buenos podemos ser dentro de esos 16 que se salvan. Tenemos la confianza de que podemos competir contra cualquiera”.
Sin embargo, el rendimiento ofrecido por el GBC en los dos derbis consecutivos ha estado a años luz del mostrado en los dos duelos anteriores. El equipo guipuzcoano ha sido arrollado en ambos envites (66-95 frente al Baskona en Illunbe y 92-66 en Miribilla) y, lo que es peor, en ningún momento ha sido capaz de competir debido a una sorprendente y preocupante endeblez defensiva y a las malas actuaciones individuales de casi todos los jugadores, desacertados y en ocasiones hasta apáticos.
Solo Jared Jordan -incluido en el quinteto ideal de esta última jornada y que continúa siendo, con diferencia, el mejor asistente de la ACB- ha estado a un nivel óptimo en los dos derbis. Los demás han naufragado. Cierto es que enfrente había rivales superiores, pero una cosa es perder y otra es encajar sendas palizas sin oponer ninguna resistencia. El tiro exterior no ha aparecido. Taquan Dean ha acreditado un pobrísimo 6/28 en tiros de campo y Dani Díez ha estado muy errático, aunque es cierto que el estadounidense arrastra problemas en un tobillo y el alero pasó una infección de orina que le obligó a tomar antibióticos. Tampoco ha aparecido Jordi Grimau, muy desacertado cuando más falta hacían sus puntos, y Josep Franch, que tan buen partido hizo en Manresa, ha vuelto a ofrecer su peor versión.
En el juego interior, Doblas ha confirmado que atraviesa un bache de juego y Olaizola y Huskic no han sido relevos de garantías, mientras que Iarochevitch ha firmado siete puntos en dos partidos y Hanley al menos dio la talla en Bilbao.
menos ventaja Más allá del acierto puntual de uno u otro jugador, lo que resulta más inexplicable es la sensación de que la plantilla se ha relajado, porque en ambos derbis los jugadores se han dejado llevar hasta encajar las citadas palizas. Ponsarnau, habitualmente calmado, ha tenido que levantar la voz. “¿Salgo yo a hacer la falta?”, preguntó a sus jugadores en un tiempo muerto ante el Laboral Kutxa. Y seis días después les pidió en Bilbao “defender hasta la última jugada”. En ambas ocasiones, el enfado del técnico era evidente.
Estas últimas derrotas han provocado que el colchón sobre el descenso, que marca el Sevilla, se haya reducido a dos victorias, mientras que el Andorra ya ha empatado en la tabla al GBC y el Manresa se encuentra a un solo triunfo.