donostia - El Gipuzkoa Basket dio continuidad a su extraordinario triunfo del pasado sábado ante el Valencia ganando ayer en la cancha del Fuenlabrada por 65-76. Dos victorias consecutivas, que suponen la primera racha positiva de la temporada, y que tienen un valor tremendo, sobre todo la de ayer porque se produjo a domicilio y frente a un rival directo en la lucha por la permanencia. El conjunto de Jaume Ponsarnau, castigado por las lesiones justo cuando tenía que afrontar uno de los momentos más importantes y complicados del curso, ha sabido sacar todo su carácter y jugar en equipo para ganar contra viento y marea dos choques seguidos y cerrar 2014 con dos triunfos de margen sobre la zona de descenso y con cuatro rivales por debajo en la tabla.
Cualquiera hubiera firmado una situación así teniendo en cuenta el presupuesto con el que compite el GBC y el 0-5 con el que el cuadro guipuzcoano abrió el curso. Desde ese momento, el balance es positivo: cinco victorias y cuatro derrotas hasta el 5-9 actual tras catorce jornadas. Y todo eso con más dificultades añadidas aún como son las lesiones de Mikel Motos, que no reaparecerá hasta marzo, y Jordi Grimau, sin fecha de regreso por sus constantes problemas de espalda. Debutó Rafa Huertas, que por la mañana estaba acabando de pasar el reconocimiento médico en Donostia y que por la noche disputó casi nueve minutos.
Lo hizo porque el GBC tuvo que afrontar otro contratiempo más. Este todavía más difícil de superar: quedarse sin Taquan Dean en el minuto 19 tras cometer dos faltas técnicas, ambas por flopping o simular falta. Hasta ese momento, el escolta estadounidense había sido con diferencia el mejor, anotando 15 puntos y liderando a su equipo al 38-43 que figuraba en el marcador cuando tuvo que abandonar la cancha. Un triple de Huskic (que metió nueve puntos en los dos primeros cuartos) y una canasta de Hanley pusieron el 39-48 al descanso, una buena renta pero con 20 minutos por delante sin el máximo anotador. Por cierto que Dean utilizó su cuenta de Twitter para dejar un mensaje en el descanso: “Me disculpo con mi equipo y con la ciudad de San Sebastián. No me disculparé por jugar con pasión”.
La tarea de mantener esa renta se antojaba complicada, pero el conjunto de Ponsarnau regresó a la cancha con las ideas muy claras y no dudó en ningún momento. Tiene un mérito tremendo lo que está haciendo el técnico catalán con esta plantilla, muy justa de mimbres y últimamente más por las dichosas lesiones. Pero el compromiso de estos jugadores se nota en cada partido, en cada jugada. Para empezar, todos se esfuerzan al máximo a la hora de defender su propio aro, lo que se ha traducido en que el GBC acredita una de las mejores defensas de toda la competición. Ayer, solo 65 puntos en contra. Desde la cuarta jornada ningún equipo le ha metido 80 puntos. Así, la mitad del trabajo está hecho.
En ataque, ante la ausencia de Dean, el cuadro guipuzcoano tiró de trabajo coral. La anotación estuvo más repartida que nunca. Todos hicieron su labor. Bajo la dirección de Jordan (ocho asistencias en total) y Franch (cuatro), los puntos fueron llegando: Dani, Iarochevitch, Doblas, Hanley... y a eso se añadía una impecable labor defensiva, un claro dominio del rebote gracias sobre todo a la inconmensurable labor de Dani Díez en este apartado -trece rechaces ayer-, y a un mal día del Fuenlabrada, que en cuanto se quedó sin los puntos de Panko y Burtt prácticamente no tuvo más recursos.
El 50-62 al término del tercer cuarto dio paso a un par de minutos malos del GBC (54-62), pero el bache lo superó Hanley gracias (54-64) a un pase de Franch, muy mejorado ayer. Dani Díez aumentó la ventaja (54-66) y Doblas la mantuvo de la forma más inesperada, con un triple (58-70) que acabó hundiendo al equipo de Panko y Baron. Cinco puntos seguidos de Burtt (63-70) pusieron algo de emoción al choque, pero el propio Burtt y Miso fallaron un par de triples y en la otra canasta Franch, por partida doble, y Hanley redondearon el marcador hasta poner el 65-76 definitivo.
Una victoria de oro que permite un feliz final de año para el GBC y una inyección de moral y optimismo para afrontar lo que queda de temporada, empezando por el partido ante el UCAM Murcia en Illunbe este próximo domingo a las 12.00 horas. Aún queda mucho para sellar ese objetivo de la salvación, pero el compromiso y el juego en equipo de estos jugadores, y la sabia dirección de Ponsarnau, son motivos para el optimismo. Creemos en este GBC porque puede con todo.