donostia - El derbi fue el mejor termómetro de cómo se encuentra el Gipuzkoa Basket. Después de un difícil inicio de temporada, el conjunto entrenado por Jaume Ponsarnau ha ido encontrando poco a poco su juego, su identidad, y ha crecido hasta ser un equipo comprometido y competitivo. Luchador en defensa y que cada vez exprime mejor sus recursos en ataques, que hace unas semanas parecían escasos y que ahora, en cambio, parecen bastante valiosos. Bien dirigido por Jaume Ponsarnau, que reconoció que le estaba costando encontrar la rotación adecuada y que ahora, por fin con todos los jugadores a su disposición, maneja la plantilla con maestría. El resultado fue un brillante triunfo conseguido ayer contra el Bilbao Basket en Illunbe (80-67). Con los números en la mano, supone la tercera victoria de la temporada y la consiguiente tranquilidad de dejar atrás la zona de descenso. Pero es más que eso. Un derbi es uno de los partidos más importantes de la temporada y para la afición lo vivido ayer fue un subidón. Este GBC ya engancha.
Jared Jordan fue el amo y señor del duelo ante el Bilbao Basket. El base, tan discutido en los primeros compases del curso, se está mostrando últimamente como un jugador con una extraordinaria visión de juego, capaz de ver pases donde otros solo ven brazos de los rivales. Además, cada vez se anima más a tirar a canasta. Ayer hizo sin duda su mejor partido con la camiseta del Gipuzkoa Basket. Sus quince puntos y siete asistencias así lo demuestran. Pero es que de esas siete asistencias cinco fueron en el último cuarto, alguna de ellas brillante como la que dio a Hanley por la espalda. El receptor de varios de sus pases fue Taquan Dean, autor de cinco triples y un total de 19 puntos. Su tope de la temporada. El escolta es otro que, al igual que Jordan, está creciendo cada semana. Qué importante es que los dos jugadores que ocupan la plaza de extracomunitarios estén a este nivel para un club modesto como el GBC. Si ambos totalizan 34 puntos, once asistencias y cuatro balones robados, todo es mucho más fácil. Mérito de ellos, por su trabajo, y mérito también de Ponsarnau y sus ayudantes, que los defendieron a capa y espada en los malos momentos y que ahora recogen los frutos.
Pero no solo de Jordan y Dean vivió el equipo guipuzcoano. Dani Díez volvió a ser el Dani Díez de principio de temporada. Una lesión frenó su dulce momento de juego, pero ya está otra vez a su nivel. Anota, defiende, rebotea y pone a cada acción una energía que contagia a sus compañeros y desanima a los rivales. Hay que decir también que todos ellos se aprovecharon de la vigilancia a la que fueron sometidos Doblas y Hanley. Ambos recibieron menos balones de los habituales, pero los aprovecharon bien y fueron parte importante del éxito grupal. Como Olaizola, Motos y Grimau, muy agresivos en defensa, y Iarochevitch, que anotó cinco puntos. O como Xabi Oroz, que debutó en un derbi. El único lunar fue quizás el de Josep Franch, que sigue sin encontrarse cómodo. Perdió cinco balones en diez minutos y, aunque tuvo un par de momentos de lucidez, estuvo muy por debajo del nivel de Jordan.
48-32 al descanso El Gipuzkoa Basket dominó el partido desde el inicio. El Bilbao Basket llegaba mermado a la cita por las importantes bajas de Alex Mumbrú y Dairis Bertans, y el equipo de Ponsarnau tenía claro que debía meter mucho ritmo al partido. Y es lo que hizo desde el salto inicial, logrando rentas importantes ya en el minuto cinco (14-4), lo que obligó a Sito Alonso a pedir su primer tiempo muerto. El extécnico del GBC regresaba por primera vez a Illunbe y recibió se encontró con un equipo tan intenso y competitivo como el que él mismo dirigió durante tres temporadas.
Del 14-4 se pasó al 25-16 al término del primer cuarto y la renta incluso aumentó durante el segundo acto. Jordan estaba desatado en el aspecto anotador y el GBC bien que lo agradeció, porque se fue al descanso con 16 puntos de ventaja (48-32). El partido estaba siendo exigente en el apartado físico y ahí se llevaba la palma el conjunto local, muy fuerte en cada acción. Era evidente que el Bilbao Basket tenía que dar un paso adelante en defensa para tratar de reaccionar y así lo hizo. Un parcial de 3-10 puso el 51-42, pero Dani Díez e Iarochevitch, con sendos triples, evitaron que empezaran a aparecer los nervios (57-44).
A partir de ahí, el equipo de Sito Alonso estuvo haciendo la goma, pero nunca llegó realmente a inquietar a un Gipuzkoa Basket que siempre tuvo claro qué hacer, que jugó con determinación, que dominó el derbi desde el primer minuto y que encima se permitió el lujo de gustarse en los minutos finales, sobre todo con dos triples de Dean, ambos a pase de Jordan, que elevaron la ventaja hasta los 20 tantos (80-60). El Bilbao Basket maquilló el resultado poniendo el 80-67, pero no importó en absoluto porque el conjunto guipuzcoano disfrutó sobre la cancha e hizo vibrar a su gente. Después de abrir el curso con un balance de 0-5, son ya tres victorias seguidas en casa y, sobre todo, la sensación de que este GBC sigue creciendo y que puede dar más alegrías de las esperadas. Por ahora, ya esperamos con expectación el siguiente duelo, ante otro gallito, el Joventut, el sábado que viene también en Illunbe.