Una digna oposición
donostia - El Gipuzkoa Basket estrenó el curso en Illunbe con derrota -la segunda de la temporada en otros tantos partidos- pero, a diferencia de la sufrida hace ocho días en su visita al Estudiantes, la de ayer era esperable y, por la imagen que dio el equipo, bastante menos dolorosa. Porque los hombres de Jaume Ponsarnau jugaron un encuentro aseado ante un rival demasiado superior, al que lograron plantar cara durante un cuarto y medio para acabar cediendo por catorce puntos de diferencia (76-90). Había cierto temor de que el GBC se llevara un buen saco de puntos, pero no fue así y la derrota no pasó de eso, de una derrota, sin que los daños pasaran a mayores. Los locales no pudieron lograr la heroica, pero al menos la dignidad quedó intacta.
Si hace unas temporadas parecía posible ganar de vez en cuando a uno de los grandes, el paso de los años ha convertido la misión en utópica debido a la diferencia cada vez mayor entre unas plantillas y otras. Mientras el presupuesto del GBC para jugadores y cuerpo técnico apenas rondará el millón de euros, la del Real Madrid -que se permite el lujo de tener ahora al margen a un jugador del nivel de Slaughter- probablemente superará los 20 millones. Las cifras hablan por sí solas y convierten algunas citas en trámites para los grandes y en un duro trance por el que pasar para los modestos.
El problema es que en este durísimo inicio de campaña que le ha tocado al cuadro de Ponsarnau, las derrotas van a seguir llegando de forma casi irremediable, porque los tres próximos rivales son Obradoiro, Barcelona y Unicaja. De ellos, solo en el choque ante los gallegos habrá opciones reales de victoria. Será, por tanto, el encuentro del próximo domingo en Santiago de Compostela el que medirá el estado real de un equipo que ayer no ofreció malas sensaciones. Peleó, aprovechó sus opciones en ataque, mantuvo el tipo cuando llegaron las rotaciones y durante algunos minutos se permitió tutear al Madrid. Por otro lado, hubo algunas carencias atrás (181 puntos encajados en dos partidos son muchos) que conviene atajar cuanto antes y el tiro de tres se quedó en un pobre 26%, con solo seis aciertos de 23 intentos.
El GBC estrenaba temporada y por tanto proyecto -entrenador y seis jugadores nuevos, aunque uno de ellos, Dani Díez, ya había vestido esta camiseta antes- así que el día merecía saltar a la cancha al 100%, que es lo que hicieron los hombres de Ponsarnau. Hasta que el rival quisiera o las propias fuerzas aguantaran. Un triple de Hanley abrió el choque de la mejor manera posible y durante casi todo el primer cuarto los hombres de Ponsarnau exhibieron sus mejores armas: la ágil dirección de juego de Jordan, el pletórico estado de forma de Dani Díez, la velocidad y habilidad de Hanley, y los puntos de Dean. Así, en el minuto 7 el Gipuzkoa Basket tenía seis puntos a favor (20-14). Los 6.150 espectadores que se dieron cita en las gradas disfrutaban, aún sabiendo que la fiesta tenía fecha de caducidad. Así fue. El Madrid dio la vuelta al marcador con un parcial de 0-11 y al término del primer cuarto los de Laso -que protestó demasiado a los árbitros y se llevó sendas pitadas cuando enfiló el túnel de vestuarios al descanso y al final del choque- ganaban 23-28.
Para entonces ya habían comenzado las rotaciones y en el inicio del segundo cuarto Ponsarnau intensificó los relevos juntando en la cancha a Iarochevitch, Motos, Grimau y Olaizola, jugadores todos ellos de la segunda o incluso tercera unidad. El propio técnico había dicho entre semana que tenían que encontrar la manera de ajustar las rotaciones y, en este sentido, el equipo dio ayer un paso adelante porque todos respondieron con una buena actividad defensiva, a lo que Olaizola añadió un par de canastas que apretaron el marcador (27-29). La resistencia aguantó un rato más, con una canasta de Taquan Dean (31-35), pero el Madrid dio un estirón al marcador que le situó con nueve de ventaja al descanso (37-46), una renta ya importante teniendo en cuenta el potencial blanco. Tanto que Nocioni no jugó por unas molestias de última hora y Rudy apenas estuvo diez minutos en cancha. Lujos que se puede permitir Laso y su extenso cuerpo técnico con una plantilla tan larga y variada.
Hanley, Dean y Doblas lograron que el GBC mantuviera el tipo unos minutos más (43-53), pero dos triples consecutivos del Madrid rompieron el choque y dejaron a los jugadores locales noqueados. Fue un momento de bajón del que los hombres de Ponsarnau se recuperaron de la mano de Dani Díez y Franch, que ofreció buenos minutos de relevo a Jordan y metió cuatro puntos consecutivos que estrecharon el marcador (58-66). La pena es que Sergio Rodríguez minimizó los esfuerzos del GBC con un triplazo desde el medio campo que dio a su equipo once puntos de ventaja (58-69) en el minuto 30.
Otra vez el Gipuzkoa Basket se esforzó por dar la cara y mantuvo el pabellón alto un par de minutos más (64-74), pero otra vez la desventaja aumentó con un parcial de 0-7. Ponsarnau pidió entonces tiempo muerto. El objetivo era no venirse abajo en la recta final del choque y sus jugadores lo consiguieron, ya que unas buenas defensas permitieron a Hanley culminar un par de contraataques y a Dean anotar en sus postreros intentos para dejar la derrota en un asumible 76-90. Illunbe quedó satisfecho por el esfuerzo de los jugadores y esperanzado por tener enfrente un rival menos cualificado con el que comprobar el potencial del equipo. La prueba del algodón llegará contra el Obradoiro. Será el momento de convertir esas buenas sensaciones en un triunfo que daría tranquilidad a un proyecto aún en construcción y con mucho trabajo por delante.