donostia - “¡Oye, tío!, ¿cuándo te vas a pasar a cenar por casa? ¡Que solo te veo en la tele!”. Esta invitación -con mucha carga de cachondeo- se la formuló la semana pasada Gorka Puertas (Orio, 1979) a su único hermano, Asier (Orio, 1975). El anfitrión, un amante del viaje y todo lo relacionado con la mar, tiene ahora más tiempo libre. Por eso, quizás, el plan gastronómico lo propuso él. Hijo de Javier, campeón del mundo en el ‘79, sobrino de Mikel Orbañanos, su entrenador, padre de una hija, Shara, y de Xabi, que está al llegar -parece que a los retoños de los remeros, y exremeros, les ha dado por querer erigirse en protagonistas en esta Concha- , Gorka dejó el remo el verano pasado. “Decidí que era el momento de dedicar el tiempo a mi familia”, explica este oriotarra que posee la insignia de oro del club de remo de Hondarribia, recibida el pasado mes de noviembre por su decena de años en las tostas de la Ama Guadalupekoa.
En aquella misma gala, su hermano Asier fue premiado con la misma distinción. Un doblete para los Puertas que ponía el broche -de oro- a una unión fraternal y profesional que ha sido muy estrecha y duradera. El hermano mayor, Asier, ha seguido un año más, pero sus recuerdos casi siempre han ido unidos a la figura de Gorka. Los dos remaron en la exitosa trainera Kanpa que logró cuatro Conchas en cinco años para Orio. La última de ellas, la de 2000, clavó una espina en casa de los Puertas. Un desgraciado e inoportuno accidente laboral dejó a Asier en el dique seco durante esa campaña, la misma en la que entraría en las tostas amarillas su hermano. Gorka tuvo un debut de ensueño en la fase final -remó la clasificatoria con Getaria, en calidad de cedido, unos años antes- de la olimpiada del remo. Llegó, remó y venció. Como Julio César, aquel bote aguilucho era omnipresente, y casi intratable. La pena ahondó al curso siguiente, cuando ya, por fin, pudieron bogar juntos. Entonces, en la bahía, en el segundo domingo, con diez segundos de ventaja de la primera jornada... Bueno, resumiendo el embrollo al mínimo: Castro y Korta, Korta y Castro, le birlaron de las manos la bandera al bote amarillo en los dos últimos minutos de regata. La mejor regata de la historia para muchos.
La mar, que tan cruel había sido con ellos en ese 2001, siempre devuelve las deudas. En el caso de estos dos hermanos, en forma de Concha inesperada tan solo cuatro años después. Aunque, eso sí, remando en una embarcación y una localidad diferente.
Tras toda una vida en Orio, Asier y Gorka dejaron el club de casa y se embarcaron en la trainera verde de Hondarribia en 2003. Los éxitos no tardaron en llegar para una tripulación que comenzaba ese año a labrar lo que hoy está cosechando. Entre medias, banderas y campeonatos. La primera significativa la lograron en La Concha de 2005, la de la titánica batalla contra las olas. Aquel 11 de septiembre no se ha desprendido todavía de las retinas de los bidasotarras, ni tampoco de la de los Puertas. Por fin una Concha compartida.
vida fuera del remo A Gorka le ha llegado el momento de “terminar con el remo profesional”, aunque sigue ligado a este deporte, como demuestra que, cuando no las disfruta in situ, “las regatas las veo sí o sí por la tele”. Cuando uno ha pasado casi dos décadas compitiendo, el acostumbrarse a no embarcar en una trainera todos los fines de semana suele costar, pero, para el pequeño de los Puertas, la asimilación ha sido rápida: “En alguna regata, en la última txanpa sí me ha dado un poco de envidia, pero, en general, no lo estoy echando de menos. Cuando me fui a viajar por el mundo en 2007 -estuvo seis meses en Australia y dos en Indonesia-, volví e iba a casi todos los entrenamientos, a las regatas, etc. Pero en esta ocasión, sé que se ha acabado mi etapa como remero y ya está”.
Ahora bien, su larga experiencia no caduca con la retirada y analiza las regatas y las particularidades de cada una como buen exremero. Esta temporada, por ejemplo, se muestra feliz por la gran mejora de uno de los talones de aquiles pasados de la Ama Guadalupekoa, los primeros metros de regata: “Este año, el bote está saliendo muy bien, que era un poco el fallo más notorio de otras campañas. Nos costaba coger el ritmo de velocidad crucero, pero ahora tiene muy bien ajustado el punto de inicio”. En este aspecto coinciden los dos hermanos. Asier, desde dentro del bote, afirma que “estamos saliendo como nunca”, poniendo como ejemplo las banderas de Hondarribia y Portugalete de esta edición de la Liga.
Esas mejoras llegan tras un arduo entrenamiento. También allí, en las sesiones preparatorias, se curten los veteranos y los más jóvenes por acoplarse todos en un bote de máximo nivel y esfuerzo. En opinión de Gorka, el éxito de la unión de los nuevos fichajes con los experimentados de la trainera, tienen nombre y apellido. Bueno, nombres y apellidos: “Que esto funcione es mérito de Mikel (Orbañanos) y de Kalixa (Silanes) -entrenador del B-. En invierno se mezclan en los entrenamientos integrantes de los dos botes, les motivan a los chavales para que remen al nivel de la A, y eso se nota en el acople. Ambos se conocen bien, cada uno sabe lo que le gusta al otro, y esto es básico para que veamos que apenas se nota la entrada de un nuevo remero en la trainera”. Al respecto, Asier añade que “la gente joven ha respondido a la perfección. Viene una muy buena hornada y llegan ilusionados con el rendimiento de estos años de la trainera”.
la función del veterano Aunque ya no esté en el vestuario, Gorka fue parte del grupo de veteranos que posee Hondarribia. Su hermano, el mayor de todos, explica que “los chavales del club nos ven como un ejemplo a seguir en el deporte. Las ganas de trabajar y de disfrutar que todavía tenemos (los más experimentados) es la mejor imagen que podemos proyectarles”. Además, “el ambiente en el equipo es perfecto. Nos respetamos mucho entre nosotros, y el propio míster nos lo profesa, algo fundamental”, añade el pequeño de los Puertas, que incluso ha llegado a compartir vacaciones con algunos. “Es un trato muy familiar”.
CONTENTOS CON LA CONCHA A pesar de los once segundos de desventaja con los que llegará Hondarribia este domingo a la jornada final de La Concha, los dos hermanos valoraron de “perfecto” el trabajo de los verdes en la bahía. “Después de la regata hablamos internamente y coincidimos todos en que estábamos contentos con el trabajo hecho. Lo hicimos perfecto”, asevera Asier. Eso sí, le queda “la pena de los segundos de diferencia, que esperábamos fueran menos”.
El tiempo de Urdaibai, de otro mundo, el segundo mejor de la historia de la regata, minimizó, en parte, el récord personal de la Ama Guadalupekoa en Donostia. Sobre los txos, muchos creyeron que no podrían aguantar el ritmo infernal que imprimieron al largo de ida. En cambio, Gorka no se mostró sorprendido por la capacidad de aguante de la Bou Bizkaia: “No tuve la sensación de que fueran ahogados. Para nada. Tenía claro que iban a llegar. En la eliminatoria ya se les vio remar muy fácil en popare , así que no queda más que felicitarles porque remaron espectacular”. Para el mayor, la regata de los bermeotarras fue “redonda, lo hicieron todo bien”.
Las diferencias se ampliaron entre verdes y azules en la vuelta. Allí, Hondarribia cedió ocho segundos, tras salir a tope de revoluciones de brancas “con el objetivo de llegar en proa a la mar exterior”. Uno de los factores de la pérdida de tiempo en popare la ubica Asier en los “tres primeros minutos tras la ciaboga. Nos encontramos con algo de olita y botábamos, y no remamos a gusto. Luego ya, de la isla para dentro, conseguimos volver a rendir a gran nivel, pero fue algo extraño que hiciéramos el tiempo de Portugalete y Cabo en ese largo”. Ahora llega la segunda jornada, la decisiva. Aunque está difícil la remontada, el hermano mayor espera “ganar la tanda de honor, algo que sería muy bonito y nos hace mucha ilusión”.
Asier y Gorka Puertas, dos hermanos que han conseguido todo lo que se puede lograr en el mundo del remo. Ganadores de La Concha en varias ocasiones, campeones de Liga en una (2006) y miembros históricos de dos traineras míticas de este deporte: Orio y Hondarribia. En ambas localidades son queridos y apreciados. Al fin y al cabo, una pareja de hermanos remeros exitosa. De las que más. Pero, a pesar de ello, los triunfadores conviven en un entorno. Gente que, desde la sombra, es necesaria para llegar a lo más alto. Gorka, en ese sentido, no tiene dudas de quiénes son también protagonistas de sus éxitos: “La mujer del remero, su ama, son supermujeres. Ahora tengo tiempo y puedo ayudar en casa, pero antes llegaba tarde y tenía la cena esperando en la mesa”.