donostia - Faltan solo seis jornadas para el final y la Liga, lejos de comenzar a decidirse, se iguala cada vez más. Se especulaba durante la semana previa a la llegada de la caravana arraunlari a Zarautz que este fin de semana la ACT viviría dos regatas trascendentales en el devenir de la competición. Al menos, que el desenlace esta ikurriña, tan prestigiosa como combatida, podría motivar un giro brusco en las tendencias que se venían estableciendo tanto en la parte alta como en los puestos de cola. El oleaje, acompañado de viento gallego, del sábado pasó al olvido ayer, cuando la costa guipuzcoana despertó con una mar en calma que, además, recibía aire proveniente de Francia a menor velocidad. Antes de que se diera inicio la regata, la Bizkaitarra de Kaiku se mostraba satisfecha por el cambio de condiciones, sabedora de que sería harto complicado para sus rivales recortar las amplias diferencias que defendía de la jornada inicial. En este sentido, por tanto, la atracción de la regata se centraba en la batalla cuerpo a cuerpo que mantendrían Hondarribia y Orio por la clasificación general. Cuatro puntos separaban a verdes y amarillos, y el objetivo de ambos consistía en lo mismo: introducir los dos botes vizcainos entre su trainera y la del rival. Esta vez, la San Nikolas se llevó de la vecina Zarautz la gloria, en forma de victoria parcial, compartida con Kaiku, y con cuatro puntos más que la Ama Guadalupekoa, que ahora solo cuenta con uno más que su perseguidor.

Dentro de seis regatas la Corona La Caixa dejará Sestao para ser exhibida en Hondarribia u Orio. Un bote guipuzcoano cogerá el relevo de la perla negra en el palmarés del torneo de la regularidad y la igualdad reinante indica que no se conocerá a su sucesor antes de La Concha. Como preparación para Donostia, Zarautz siempre ha cumplido su función de escaparate de lo que se podrá ver en septiembre en la Bahía. Muchos veranos, el campeón en esta cita salía victorioso en la olimpiada del remo, y, sobre todo, quien flaquea este fin de semana, rara vez logra un gran resultado en la bandera donostiarra. Con esa intención de mostrar, al fin, sus cartas zarparon las cuatro traineras. Rápido se percibió qué bote no andaba tan fino como otras veces y, ¡sorpresa!, se trataba de Hondarribia. El líder, por la calle 4, se dejó en los primeros 300 metros tres segundos que no recuperaría. Quizás el verse tan pronto atrás, o el hecho de que sus rivales comenzaran la prueba con una velocidad descomunal, les pesó durante el resto de la tanda. En la ciaboga, Orio rebajaba en ocho segundos la mejor marca hasta entonces, en posesión de San Juan. Una mejora tan amplia en un primer largo, algo de locos.

La Ama Guadalupekoa aguantaba a rueda, que dirían los ciclistas, hasta que no pudo más. No sería la primera vez que la embarcación bidasotarra protagonizaba una remontada en popare, pero ayer no era el día. Dejó la lucha en cosa de tres a mitad del tercer largo, cuando vio que la diferencia era de más de dos traineras de distancia con el trío cabecero y el ritmo no bajaba.

Más bien, aumentaba. A partir de entonces, los de Mikel Orbañanos se preocuparon por tener controlados los tiempos de los botes de las tandas anteriores, algo fácil de lograr puesto que San Pedro, quinto ayer, se encontraba a casi veinte segundos. Una barbaridad de distancia, y una barbaridad, también, el registro que iban a marcar los de delante.

Igual que el sábado, bueno, como casi siempre esta temporada, el último largo iba a decidir todo. Orio tomaba la ciaboga en el mismo segundo que Kaiku, y uno por detrás de Urdaibai.

Los aguiluchos, confiados en dar el do de pecho en los últimos metros. Concienciados de que era su oportunidad para conseguir recortar el máximo de puntos posibles a Hondarribia. Lo acaecido en los 500 metros finales ya es algo para la posteridad. Antes, los tres maniobraron hacia la calle 1, buscando empopadas que les diera la velocidad suficiente para despegar hacia meta. En esa búsqueda constante de la ola perfecta por parte del patrón, Asier Zurinaga volvió a golpear primero.

La Bizkaitarra cogió dos segundos y fue conservando distancias hasta el tramo final. Las diferencias mínimas, en esta igualdad, se convierten en amplias y decisorias. Entonces, cuando la algarabía del público era ya notable, la lucha de siempre, la rivalidad vizcaina, salió a relucir.

Urdaibai, que se mantenía en su calle 1, veía acercarse por babor a Kaiku, remando a centímetros las palas de unos y otros. Momentos turbios del pasados volvieron a la memoria de todos los presentes, pero, por suerte, el juez de mar cumplió con celeridad su cometido. Mandó hacia la calle 0 a la Bou Bizkaia, que venía en clara progresión y había cogido la proa de la regata. ¿El claro beneficiado del rifirrafe vizcaino? Orio.

La trainera guipuzcoana, a babor de las otras dos, siguió a lo suyo y, aprovechándose de la situación, se emparejó con sus dos rivales. Una última ola hizo el resto. La San Nikolas entraba a la par que Kaiku. Urdaibai pasaba la línea de meta medio segundo después.

El desconcierto se apoderó de la zona de jueces, de las barandillas desde donde la afición contemplaba la regata, de Zarautz entera. Entremedias, hubo tiempo para algún que otro improperio proferido desde las tostas de Kaiku hacia las de la Bou Bizkaia, y viceversa. El cuento de siempre, el de nunca acabar, que tanto cansa al resto de contendientes. Hartos de tanta niñería.

La resolución, tras visionar la foto finish, no tardó mucho en darse a conocer, dejando incrédulo al respetable, incluidos los protagonistas de la trama. Y con cara de duelo a los hondarribiarras. Kaiku y Orio, mismo tiempo. Mismo minuto, mismo segundo, misma centésima y misma milésima. 19:39.92 para ambos. Inaudito. Los delegados amarillos lo celebraban, habían conseguido doce puntos. Por contra, los verdes maldecían el veredicto: habían confirmado en Zarautz su peor fin de semana del verano. Con un tercero y un cuarto, que ya es decir, pero así es la realidad en este curso. Las milésimas, por tercera vez, no ayudaron a los bidasotarras, que ahora ve recortada al máximo su ventaja y aumentada en grandes cantidades su presión de cara a lo que viene. El próximo domingo, por ejemplo, espera la regata de casa.

Es el momento de la verdad para verdes y amarillos, parece que se han vuelto las tornas, pero esta situación ya se ha vivido demasiadas veces como para creer a estas alturas en rachas. Aquí sí que es clave el regata a regata, y no en el fútbol.

san pedro ve la luz Como antesala de lo que vendría después, la segunda tanda del día deparó un ganador sorprendente que se lleva, pase lo que pase en las cuatro citas que le quedan por bogar, un gran recuerdo del fin de semana zarauztarra.

San Pedro, compitiendo contra el cuarto clasificado de la Liga, el quinto, y sus vecinos de San Juan, mostró su mejor cara de la temporada y se alzó con una victoria que no solo les insufla moral en cantidades industriales, sino que le aúpan al noveno puesto de la general.

En la previa de esta ikurriña, los morados se encontraban cerca del desahucio, y dos días después, están en puestos de salvación. Da igual que Urdaibai les pase, como con casi total seguridad ocurrirá, Astillero es su rival y lo han pasado por la izquierda. Su míster, Hegoi Intxauspe, remaba como local y ha sabido incrustar en la mente de sus pupilos la idea de que este podía ser su fin de semana, que había que gastar la última bala. La regata de ayer fue el mejor ejemplo de ello, cogiendo la proa de la regata desde el inicio.

Salvo en el segundo largo, donde San Juan le sobrepasó por unos instantes, nadie pudo meter su trainera por delante. Ni Cabo, Ni Tirán, ni la mencionada Erreka. Victoria de honor que, sumada al undécimo puesto de Astillero, le da una ventaja de dos puntos con los cántabros.

Con un sabor menos dulce terminó la regata San Juan, que vio como las dos gallegas le superaban en el último largo, quizás, por no confiar en maniobrar hacia la calle 1 como sí hizo el resto, y le condenaban al noveno lugar. Portugalete, con una cuadrilla llena de oriotarras o pasados por Orio, se hizo con la victoria en la tanda inicial y un sexto puesto muy celebrado en la Jarrillera.