donostia - Tantos años han volado por delante de él que el club en el que se retiró ya no existe, se ha hecho una liga profesional del Cantábrico y su trainera hoy vive unida, felizmente, con el nombre del distrito pasaitarra al que representa: San Juan. Nacido en la parte oriental de Pasaia, a los pies del monte Jaizkibel, Jon Ormazabal (Pasai Donibane, 17-06-1968) es rosa de nacimiento. Un color que le dio en los 90 sus mayores triunfos como remero. Su carrera no fue extensa, pero sí muy intensa.
Inmerso en las tostas de la extinta Donibaneko, el actual patrón de la Erreka se coronó campeón de La Concha en 1995, además de ganar varias banderas de prestigio como la de Hondarribia, por partida doble. Dos años después de tocar la gloria en la bahía donostiarra, Ormazabal abandonó el remo para centrarse, únicamente, en su trabajo. “Cuando me llamaron desde el club, llevaba muchos años sin hacer nada de porte”, confiesa.
Hacía pocas semanas que había terminado la temporada en Portugalete y Ormazabal recibió una llamada que no esperaba. Al otro lado del hilo telefónico se encontraban Juan Mari Etxabe y Xabier Arraras, histórico entrenador, vocal hoy en Donibane, y presidente del club, respectivamente. El pasaitarra recuerda lo que les dijo cuando le presentaron la oferta: “¿Estáis locos?”. “Después de tanto tiempo sin hacer nada, a mis años y con el físico abandonado, no entendía cómo podían pensar en mí para ser el patrón del equipo”. La Erreka, su trainera, le necesitaba y, aunque le costó, acabó aceptando la propuesta sanjuandarra.
Comenzó a prepararse en noviembre, con sesiones de entrenamiento y dieta. “Los primeros meses fueron bastante duros, la falta de costumbre hacía mella y fue complicado volver a coger la forma”. No obstante, y pase lo que pase tras la temporada, Ormazabal seguro que agradecerá este sufrimiento: “En siete meses, he perdido 20 kilos”. Una operación bikini en toda regla.
un bote con mucho potencial En el club, Ormazabal se ha aclimatado de inmediato. Aunque pasen los años y el club cambie de sitio, el patrón se ha sentido desde su llegada como en casa. “A muchos chavales -de la trainera- les conocía del pueblo, a otros no, pero el ambiente en el bote es increíble”. El potencial del plantel cree que es “muy alto” y añade que “el grupo está entrenando genial, con muchas ganas de hacer buenas regatas y así es como se hace un gran equipo”. “Hemos pasado el corte de Galicia con creces. Todavía tenemos margen de mejora, incluso para entrar en la tanda de honor. Tengo claro que este grupo, si se mantiene unos años, va a lograr cosas importantes en el futuro”, señala Ormazabal.
EN GALICIA, CARA Y CRUZ Los grandes resultados cosechados el pasado fin de semana pasado en Galicia le han dejado un sabor agridulce a Ormazabal. Las aguas del Atlántico le fueron de cara en Sanxenxo, donde guió a la Erreka hacia una gran remontada. Sin embargo, el patrón se trajo de Bueu una espina por fallar “a la hora de llevar la embarcación en el segundo y el cuarto largo. Con las corrientes se me fue para estribor la trainera y, bueno, me queda la pena de no haber podido hacer algo más. En cuanto a su veteranía de cara al grupo, el pasaitarra no se quiere poner galones. “Soy uno más. Aquí hay remeros que llevan muchos más años remando y están más curtidos”, comenta. Lo que no cabe duda es que nadie en esta liga puede decir que volvió a echarse a la mar casi dos décadas después.