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CHILE: Escuti, Eyzaguirre, Raúl Sánchez, Navarro, Contreras, Rojs, Ramírez, Toro, Landa, Fouilloux, Leonel Sánchez.
ITALIA: Mattrel, Salvadore, Mora, Maschio, Altafini, Menichelli, Robotti, David, Janich, Tumburus, Ferrini.
Goles: 1-0: Min. 73; Ramírez. 2-0: Min. 87; Toro.
Árbitro: Ken Aston (Inglaterra).
Incidencias: 2 de junio de 1962. Partido de la primera fase disputado en el Estadio Nacional de Santiago de Chile ante 66.057 espectadores.
Aún a día de hoy los más viejos seguidores del fútbol recuerdan La batalla de Santiago, un partido en el que los dos equipos repartieron de lo lindo y todo quedó recogido en imágenes, para mayor vergüenza.
Las previas de los periódicos italianos, que calificaban a Chile de país tercermundista y destacaban todas sus miserias, soliviantaron a los seguidores del país andino y el ambiente en el Estadio Nacional ese día estaba más que caldeado.
Dicen que Omar Sivori, una de las figuras de Italia, se negó a jugar al temerse lo que iba a suceder y se quedó en el banquillo junto a nombres conocidos como Gianni Rivera, Cesare Maldini o Giovanni Trappatoni.
Efectivamente, hubo de todo menos fútbol. En el minuto 7 el italiano Ferrini fue expulsado por una durísima entrada. Se negó a abandonar el campo y tuvo que ser retirado por la Policía chilena. La selección europea se sintió maltratada por el inglés Ken Aston, que no castigaba las acciones de los anfitriones, y el partido se convirtió en una batalla campal con un balón por medio. “Árbitro hostil, provocador e incompetente”, relató la prensa italiana, que omitió que Aston arbitró porque su selección recusó al vasco Juan Gardeazabal.
El duelo sobrepasó los límites de lo deportivo y el chileno Leonel Sánchez y el italiano David se lo tomaron a pecho. En la primera parte, ya tuvieron un encontronazo y puñetazos, y en el minuto 41 David fue expulsado tras lanzar una patada al cuello a su rival. Los dos jugadores coincidieron en el Milan años después y trabaron gran amistad, pero ese día en el Estadio Nacional jugaron enajenados.
Con dos jugadores más, Chile se llevó un triunfo celebrado como un título. Decir que fueron ganadores por KO hace justicia a lo que no fue un partido de fútbol en uno de los Mundiales más pobres de la historia. Por cierto, Ken Aston ingresó en la dirección arbitral de la FIFA poco después y fue quien implantó en el fútbol las tarjetas amarillas y rojas “para poder controlar los partidos”.