donostia - Tras diferentes gestiones, una veintena de aficionados fundó el club en 1999. Los principios de este club tienen que ver con asegurar una caza racional y sostenible. "Conseguir que la becada se cace bajo criterios éticos y de sostenibilidad, buscando criterios cualitativos, en detrimento de los cuantitativos, y disfrutando de la labor del perro de muestra", resumen en el preámbulo de sus estatutos. El delegado de CCB en Euskadi es Kepa Samsó.

¿Cuánto tiempo lleva en el cargo?

-Tres años. Después de un tiempo en el club, cuando entró el actual presidente, Miguel Minondo, me lo propuso y acepté encantado.

¿Cómo llegó hasta el club? -Por casualidad. Leí un artículo en prensa sobre una becada que había sido equipada por un club de cazadores y la seguían vía satélite. Luego, trasteando en Internet, encontré la web de ese club, leí las actividades y su filosofía, me picó la curiosidad y me hice socio.

¿Por qué ese interés especial por la becada?

-Mi padre era becadero. Aunque cuando empecé con la caza lo que más me llamaba era la paloma, luego en noviembre íbamos mi hermano y yo con él. Poco a poco dejé de ir al pase y empecé a salir con el perro. Para mí, independientemente del resultado, en todas las salidas que hago disfruto de lo que más me gusta, que es el monte y los perros. La becada es un ave increíble.

¿Cuál es el trabajo que realiza el CCB?

-Aunque lo más conocido es el proyecto del RTVS (el seguimiento vía satélite), tenemos unos cuantos proyectos. La recogida de datos de temporada, la realización de censos en contrapasa, el Proyecto Roding (escuchas para intentar localizar becadas en croule) y también tenemos anilladores específicos de becada cada vez en más zonas. También intentamos recoger la mayor información posible, colaborando en estudios para poder ofrecer una gestión sostenible de la caza de la becada. Es muy importante que seamos los propios cazadores quienes estemos implicados en conseguir herramientas para llegar a poder saber cuánto podemos cazar y así realizar esta actividad sin poner en peligro las especies cinegéticas. Además está el campo de la cinofilia. Organizamos pruebas de caza sin muerte sobre becada desde hace tiempo. Desde este año, con el fin de que los concursantes sean más amateurs y no depender de clubes de raza, tenemos nuestro propio reglamento y nuestros jueces. Esta ha sido la primera temporada que funcionamos de forma independiente y el resultado ha sido más que satisfactorio.

¿Son los cazadores vascos los más becaderos de todo el Estado?

-Esta es una de las cosas que más me sorprendió al entrar en el club. Uno de los que al presentarme en el foro como nuevo socio me dio la bienvenida fue un andaluz. En estos años me he dado cuenta de que aquí, proporcionalmente, hay una densidad de cazadores muy alta pero la pasión es la misma que en Menorca, la sierra de Málaga o en Arbúcies.

Que muchos cazadores se hayan pasado de la perdiz a la sorda, ¿cómo ha afectado a su población?

-Yo creo que ha afectado más de lo que pensamos, pero no sólo por el declive de la perdiz. Hace años se puso de moda la becada, hay más becaderos, y sobre todo, la becada se caza en más sitios. Hace 20 años, de Burgos para abajo estaba repleto de santuarios para la becada, ahora es complicado no encontrar una provincia en donde no se cace esta especie. Este es un aspecto que hay que tener en cuenta.

Uno de los proyectos más atractivos sobre la migración de la becada es 'Scolopax sin fronteras'. ¿En qué consiste exactamente?

-En conocer las rutas migratorias de esta especie. Zonas de invernada, temporada nupcial, cómo afecta la meteorología en la migración y un largo etcétera.

¿Cuántas becadas se han podido seguir hasta el momento?

-Hemos equipado desde hace nueve años un total de 23 becadas con diferentes resultados. A día de hoy están activas tres. Algunas de ellas nos han dado datos sorprendentes, como el de cruzar los Urales para llegar a su lugar de cría.

¿Qué otros proyectos está trabajando el club de cazadores de becada en estos momentos?

-De los que he citado antes, el que más me ha sorprendido es el Proyecto Roding. Grosso modo se trata de intentar localizar zonas de cría de la becada por todo el Estado. Se localizan mediante escuchas al atardecer. La becada, con el fin de atraer hembras, realiza una serie de vuelos emitiendo su singular canto (croule). Se empezó como proyecto impulsado por el CCB el año pasado y los resultados fueron sorprendentes.