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El palmarés infinito de Esther

voleibol la hernaniarra tiene 18 títulos en la elite tras haber ganado el triplete este año con el murillo

El palmarés infinito de EstherFoto: N.G.

donostia - Un tractor esperaba a Esther López y sus compañeras del equipo Embalajes Blanco Tramek Murillo cuando llegaron a Murillo de Río Leza, un pequeño pueblo situado a quince kilómetros de Logroño y que es sede del equipo que acababa de ganar, en Pamplona, el título de la Superliga femenina de voleibol. No podía ser de otra manera en una localidad eminentemente agrícola, de 1.700 habitantes. "Fue curioso, porque evidentemente nunca había celebrado un título así. Nos recogieron con un tractor y un remolque y fuimos a la plaza del pueblo, donde había bastante gente esperando. Fue curioso, lo pasamos bien", cuenta la jugadora nacida en Hernani hace 39 años, un auténtico mito de este deporte, ya que es la única superviviente del Marichal Tenerife, conjunto que se proclamó campeón de Europa en 2004, en los años dorados del voley estatal.

Aquella época pasó, pero Esther López sigue compitiendo y ganando títulos. Muchos. "A ver... tengo siete Superligas, seis Copas, cuatro Supercopas y una Copa de Europa", resume con naturalidad. Un palmarés infinito, labrado después de muchos años en la elite. Debutó en la máxima categoría en 1996 y ahí sigue desde entonces, salvo un par de temporadas en la categoría de plata. Ha militado en un total de catorce clubes, incluyendo ahí al Hernani, donde se inició en este deporte cuando tenía catorce años. Entonces le apetecía jugar a baloncesto, pero probó el voley. "Me gustó", recuerda.

Apenas tres años practicando el voleibol le bastaron para incrustarse entre las mejores: "Cuando tenía 17 años debuté en la máxima categoría con el Oskarbi. Me dieron la oportunidad, mis padres me apoyaron porque era lo que me gustaba, y hasta ahora". Desde entonces se ha recorrido la Península y las Islas. Ella misma repasa las ciudades por las que ha pasado: "Vitoria, Toledo, Ciudad Real, Socuéllamos, Ávila, Burgos, Tenerife, Benidorm, Palma de Mallorca, Miranda de Ebro, Menorca, Haro y Murillo. He tenido la suerte de haber podido jugar en equipos competitivos, de rendir bien y de estar a gusto en todos los sitios", comenta.

Desde el citado debut en 1996 hasta la actualidad han pasado 18 años, tantos como títulos en su currículum. Entre todos ellos brilla de forma especial la Copa de Europa que ganó hace justo una década con el Marichal Tenerife. Estuvo cinco años en el conjunto isleño y en todos ellos jugó la máxima competición europea, alcanzando siempre rondas avanzadas y alcanzando la cima en 2004. Además, en 2005 fue elegida la mejor receptora de Europa y en 2004 y 2007, la mejor líbero. Una época dorada tanto en lo personal como en lo colectivo. "Fueron los mejores años del voley en España", cuenta la propia Esther, "aunque era un poco exagerado. Aparecían patrocinadores que ponían mucho dinero para fichar a las mejores jugadoras y luego desaparecían. El Tenerife es el que mejor se mantuvo, porque estuvo varios años jugando competición europea y peleando por títulos. Ganar la Champions fue lo máximo".

Las vacas flacas, sin embargo, han llegado al voley femenino con la misma crudeza o más que en otros deportes: "Te adaptas a la situación. Las jugadoras que hemos vivido los mejores años también nos adaptamos a los malos. Ahora mismo no es un deporte vistoso para patrocinadores o empresas. Pensamos que esto es una mala racha y espero que dentro de unos años sea tan importante como lo fue hace un tiempo".

La hernaniarra, por tanto, tuvo que cambiar los focos de Tenerife y la época mediática en la que llegó a compartir equipo con Maurizia Cacciatori -la italiana que por aquel entonces era la jugadora más conocida de Europa- por proyectos más modestos. Sin embargo, su ilusión sigue siendo la misma y en los últimos cuatro años ha ganado dos Ligas con el Menorca y sendos tripletes, el pasado curso con el Haro y este año con el Murillo. "Una no se cansa de lograr títulos. No se pierde el hambre porque al final es una recompensa al trabajo", reflexiona. "Se suele decir que es más difícil mantenerse que llegar y yo estoy de acuerdo. Seguir teniendo la oportunidad de jugar en clubes competitivos y a un alto nivel, proponerte retos y lograrlos es muy gratificante por ti y por tus compañeras. Ganarlo todo estos dos últimos años ha sido muy bonito. Cuando hay títulos, el trabajo duro merece la pena".

Se podría decir que Esther López es una especie de talismán, pero en el vestuario del Murillo le han puesto otro mote igual de acertado. "Me llaman la leyenda", se ríe. "Debe ser porque soy una leyenda en activo del voley. Pero sigo con la misma ilusión y motivación para trabajar".

el 'milagro' de murillo El Embalajes Blanco Tramek Murillo ha logrado el triplete en su tercer año en la elite. Su progresión ha sido impresionante, tal y como cuenta Esther. "El pueblo tiene 1.500 habitantes, hay muchas personas mayores y nos cuesta llevar a la gente al pabellón. Es un club que ha trabajado durante muchos años por intentar lograr cosas y ahora ha tenido sus primeros títulos después de luchar por ellos la temporada pasada. Es un club que ha salido de abajo del todo, gracias a la gente que le gusta el voley, y que ha ido creciendo poco a poco a pesar de la situación económica. Ha fichado bien y ha logrado el objetivo de ganar. El presidente (Carlos Arratia) apostó por este equipo y en Murillo le dieron facilidades".

Las ayudas institucionales, en una localidad tan pequeña, son mínimas, y fue la aportación de Embalajes Blanco, una empresa del municipio, la que permitió al conjunto riojano tener los mimbres económicos suficientes como para construir una plantilla competitiva, incluyendo en su plantilla a jugadoras del nivel de Esther López, que ha integrado el siete ideal en cinco jornadas este curso. De cara a la próxima campaña, el club se plantea incluso trasladarse a Logroño, según ha reconocido el presidente en alguna entrevista, si eso le permite recibir mayores ayudas y así poder participar en competición europea. Lo cierto es que el Murillo tiene escuelas con 150 chicas en Logroño, además de las niñas del pueblo que practican este deporte.

selección y ¿extranjero? Tras ganar la Liga el pasado domingo, el pueblo celebró el título con diversos actos durante dos días y el miércoles Esther regresó a Hernani para descansar unos días, aunque no muchos, ya que hoy mismo se concentra con la selección española en Sant Cugat. El combinado estatal juega el Preeuropeo ante Eslovenia, República Checa y un equipo aún por determinar y su objetivo es preparar bien la cita para lograr el pase al Europeo que se disputará el año que viene. "Soy la mayor con diferencia, la abuela. Estuve varios años en la selección y decidí dar el relevo, pero el seleccionador (Pascual Saurín) contactó conmigo para que ayudara a la gente joven y pusiera mi granito de arena. Voy encantada".

Pese a todo lo que ha logrado en sus dos décadas de carrera profesional, la guipuzcona tiene dos espinas clavadas. La primera es no haber disputado unos Juegos Olímpicos con la selección. ¿Y Brasil 2016? "No llego ni de coña", responde. "Qué va, queda lejos. Además, primero hay que clasificarse y será difícil. Es algo que siempre me ha hecho mucha ilusión, pero seguro que las demás jugadoras también la tienen y para entonces ya habré dado el relevo".

La otra asignatura pendiente es jugar en el extranjero, algo que no ha descartado aún y que quizás pueda significar la guinda a su larga y productiva carrera, aunque en su caso no puede descartarse que siga más años en activo: "He tenido oportunidades de irme fuera, la última el año pasado cuando pude ir a Suiza. Al final decidí quedarme y no me arrepiento, porque ha sido un año muy bueno, pero no cierro la puerta. Quizás este año si vuelve a venir la oferta de Suiza la aprovecho y antes de acabar mi carrera juego un año fuera de aquí. Estoy ilusionada, contenta y en buena forma. Seguiré jugando con 40 años".