Si la pasada semana las opciones de salvación del Lagun Aro GBC eran muy escasas, ahora son ya prácticamente nulas después de su derrota de ayer por 28 puntos (93-65) en La Fonteta, el escenario donde hace un año hizo un canto a la épica en los play-off pero donde ayer encajó una sonora paliza que confirma que este equipo es carne de LEB Oro. A cuatro jornadas del final, sigue teniendo opciones matemáticas de permanencia, pero son utópicas. Por un lado, debe esperar que sus rivales directos pierdan muchos partidos y, por otro, debe ganar los cuatro que le quedan y de eso no va a ser capaz porque no tiene el nivel necesario para derrotar de forma sucesiva a Blusens, Gran Canaria, Barcelona y Real Madrid. Su destino está escrito desde que perdió el pasado domingo ante el Cajasol y la confirmación definitiva llegará el próximo sábado o dentro de dos semanas.
El club se ha esforzado al máximo a lo largo de la semana por mantener el ánimo alto. Frases como "Vamos a ganar en Valencia", "Todo es posible" o "No vamos a perder ni un segundo en tirar la toalla" han salido de las oficinas y de la cancha a lo largo de los últimos días. Suenan muy bien e incluso nos han hecho tener fe en que el equipo podía realizar el milagro de la salvación en las últimas cinco jornadas. Pero en la cancha, a la hora de la verdad, con un rival poderoso enfrente, el equipo guipuzcoano no dio la talla y encajó su tercera derrota consecutiva. El Lagun Aro no fue rival para el Valencia simplemente porque es muy inferior como equipo y porque además anímicamente llegaba a la cita en un momento muy bajo. Algo normal, por otro lado, porque el mazazo recibido ante el Cajasol fue de los gordos.
Puede que los elogios hacia el equipo en los últimos dos meses y medio hayan sido excesivos. Es cierto que el Lagun Aro fue capaz durante unas cuantas semanas de remontar una situación imposible y de verse con opciones reales de salvación. Incluso llegó a ganar tres partidos seguidos. Pero desde la jornada once solo ha pasado una semana fuera de los puestos de descenso y únicamente ha ganado ocho de los 30 partidos que ha disputado hasta el momento. Eso solo significa que se han hecho muchas cosas mal desde el verano. Todos. Directivos, entrenadores y jugadores. El Lagun Aro GBC es el segundo peor equipo de la ACB por méritos propios. Hablar de orgullo por la lucha de los jugadores durante esa racha positiva está bien, pero convendría tener una visión más global de la temporada del equipo. Y el balance, a falta de cuatro durísimos partidos, es muy negativo. La LEB espera, aunque también hay que reconocer que el marco económico de la Liga le puede permitir continuar en la ACB un año más. Pero no será una permanencia ganada en la cancha.
igualdad hasta el descanso El caso es que el Lagun Aro no empezó mal ayer en La Fonteta, la cancha que visitaba por octava vez en su historia buscando su primer triunfo, y hasta el descanso estuvo metido en el partido. Los puntos de Paunic, Doblas y Neto mantuvieron la igualdad hasta que un parcial de 8-0 dio la primera ventaja importante al Valencia (25-15), renta que se encargó de remontar Qyntel Woods con siete puntos consecutivos para empatar a 25. Otra vez el conjunto de Perasovic trató de marcharse, pero dos triples consecutivos de Javi Salgado, ambos al límite de la posesión, y cuatro puntos de Ibekwe permitieron alcanzar el descanso con opciones de todo (44-39).
La debacle llegó en la reanudación. A partir del descanso, el Lagun Aro fue superado de cabo a rabo por un Valencia que subió un peldaño la intensidad y pasó por encima de un rival herido. El equipo de Sito encajó en diez minutos un severo parcial de 26-7 que acabó con cualquier opción, ya que al término del tercer cuarto el marcador señalaba un claro 70-46. En esos diez minutos, el conjunto guipuzcoano solo metió una canasta en juego, obra de Ibekwe, ya que los otros cinco puntos llegaron desde la línea de personal. Como sucedió las dos pasadas jornadas frente al CAI y al Cajasol, el Lagun Aro echó muchísimo en falta a Woods y Finley, sus dos americanos. Si ellos no están bien, el nivel del equipo baja demasiado. El ala-pívot se quedó en nueve puntos con un pobre 4/12 en tiros de campo y el escolta estuvo aún peor con solo dos puntos y pleno de fallos en sus nueve lanzamientos de campo. Un desastre. Finley fue quizás el principal responsable de la reacción en febrero y marzo, pero su bajón de juego reciente ha tenido también mucha influencia en las tres últimas derrotas. Pero la paliza de ayer no es solo culpa de los americanos, ya que casi nadie dio la talla.
16 rebotes menos El Lagun Aro fue inferior en todo y la defensa no tuvo la intensidad necesaria. El Valencia cogió 16 rebotes más y sus dos pívots titulares, Doellman y Dubljevic, se pusieron las botas con 38 puntos y 15 rebotes (6 de ellos ofensivos) entre los dos. Menos mal que Faverani, Lishchuk y Pietrus estaban lesionados. El último cuarto sobró y solo sirvió para hacer más dura si cabe la derrota. La valoración total (117 contra 52) habla bien a las claras de la diferencia entre ambos contendientes. Con este panorama, solo queda acabar la temporada con buen sabor de boca. Illunbe merece algún triunfo más, así que el reto de los hombres de Sito es sacar fuerzas de flaqueza y ganar al Blusens el sábado. Por la afición.