el Hondarribia-Irun se ha metido en un buen lío. Era impensable hace unas semanas, pero seis derrotas consecutivas han dejado al conjunto bidasotarra con el agua al cuello y la amenaza del descenso muy presente. "La situación es extrema". Lo reconoce Aitor Uriondo, entrenador que cogió las riendas del equipo la semana pasada en sustitución de Anne Peña. El técnico donostiarra llevaba cinco años alejado de los banquillos, pero aceptó el reto de mantener al Hondarribia-Irun en la categoría en la que cumple diez temporadas consecutivas. Su estreno no fue afortunado, ya que el equipo perdió ante el Cadí, cuarto clasificado.

A tres jornadas para el final del campeonato, el Hondarribia-Irun es penúltimo con cinco triunfos, uno más que el Bembibre. Solo baja uno, y el club leonés tiene un calendario complicado, ya que se mide a los dos grandes, Rivas y Perfumerías Avenida, y a otro que luchar por meterse en los play-off, el Caja Rural. Tres derrotas del Bembibre no extrañarían a nadie y servirían para dejar en la máxima categoría al Hondarribia-Irun, pero Uriondo no se fía: "Su calendario es complicado, pero no podemos estar esperando a que pierdan todo. Tenemos que ganar un partido". Y teniendo en cuenta que en la siguiente jornada el equipo guipuzcoano descansa y que cierra la liga ante el Rivas, el momento de hacerlo será el 23 de marzo en la cancha del Obenasa, sexto clasificado: "Es una final. Es un rival al que podemos ganar si damos un buen nivel".

También pudieron ganar las bidasoarras en el estreno de Uriondo ante el Cadí en Hondartza, pero el partido se les hizo largo (57-62). "Empezamos bien. Fuertes en defensa, jugando bien y con equilibrio. Pero luego las carencias empezaron a aparecer", dice el técnico haciendo referencia a la corta plantilla que tiene a su disposición, ya que la rotación se reduce a ocho jugadoras teniendo en cuenta que la octava, Laura Arroyo (única guipuzcoana del equipo) no llega a los diez minutos de media. "Ellas tenían diez jugadoras y uno de sus objetivos era desgastar a nuestra base, Ana Suárez. Entramos al último cuarto muy al límite y además hubo una canasta que nos anularon y hubiera supuesto empatar. Pero bueno, estoy contento porque he visto a las jugadoras implicadas, con ganas de salvar la situación, que es extrema".

Uriondo reconoce que recibió "con sorpresa" la llamada. Desde que dirigió al Iraurgi en Liga EBA en el curso 2007-08 no había cogido las riendas de otro equipo, aunque ha seguido vinculado al baloncesto de muchas maneras, entre ellas organizando el Campus Pabo Prigioni, que volverá este verano, o con el proyecto Ska Trainer de formación de jugadores, técnicos y directivos. Antes, también dirigió al Atlético o al Askatuak, además de ser el primer entrenador de la historia del GBC, en la campaña 2001-02. "No me esperaba la llamada la verdad, pero era una decisión que había que tomar rápidamente y me motivó. Me sorprendió porque no estaba en un banquillo senior desde mi experiencia en el Iraurgi, pero agradezco que sigan pensando en mí para retos como este".

Uriondo no piensa más allá de la recta final de esta temporada. "La propuesta fue coger el equipo para intentar salvar la categoría. Tres partidos y punto. La semana pasada apenas tuve tiempo para trabajar con las jugadoras, pero mi primer objetivo era que recobraran la autoestima y la confianza. Creo que lo estamos consiguiendo". Eso sí, el técnico considera que cuando termine la temporada el club deberá hacer una reflexión seria: "El diagnóstico debe hacerse a final de campaña, sobre todo la gente que lleva más tiempo aquí como los directivos (la presidenta es Leire Aranburu) como el director deportivo (Óscar Cea). El nivel de la liga es alto y uno de los problemas que tiene el equipo es la falta de rotación, que dificulta competir y entrenar. Al final te metes en una dinámica negativa a la que es complicado darle la vuelta. El club tendrá que hacer una análisis para no cometer errores que puedan poner en peligro la presencia del club en una categoría que le corresponde".