Nadie juega mejor que el Lagun Aro
El GBC venció al Real Madrid por 98-90 en un partidazo sin precedentes y ante una grada entregada
Donostia. Se había dicho que el partido entre el Lagun Aro y el Real Madrid sería el mejor de la temporada, pero eso fue quedarse corto. Todo lo que se escriba sobre lo que ocurrió ayer en Illunbe no conseguirá transmitir los sentimientos de aquellos que estuvieron presentes. La simbiosis entre grada y banquillo fue maravillosa. El Lagun Aro se dejó la vida en cada acción. No importan los números. Los jugadores del GBC demostraron que nadie sabe jugar mejor que ellos.
El Gipuzkoa Basket comenzó el partido como una bala. Velocidad, confianza y agresividad que pusieron al Real Madrid alerta desde el primer minuto. Aunque el equipo blanco se caracteriza por su juego fugaz, la carrerilla la cogía Raúl Neto, que era capaz de desbordar a Sergio Llull. El base menorquín se veía incapacitado en ataque gracias a las ayudas defensivas del GBC y se colocó con dos faltas en el minuto 6. Singler conseguía hacer daño en su superioridad de centímetros con Jimmy Baron, y Suárez buscaba suerte desde el triple, abusando demasiado de esa opción. Pero el dueño de la línea de 6,75 es el búho, quien armó el brazo para anotar dos triples en el primer acto. El Madrid se precipitaba en ataque y Andy Panko, en su lucha titánica con Velickovic, anotaba un triple para poner el partido 21-10. Pablo Laso empezaba a notar la presión y sus apelaciones a los árbitros le supusieron una técnica que complicaba más si cabe el partido para los suyos. Al final del primer cuarto el GBC ganaba 27-15.
El Madrid salió con intención de reparar daños en el segundo cuarto. Un parcial de 0-6 acortaba distancias, pero los de Laso no contaban con el más listo de la clase. Javi Salgado desatascó al equipo en ataque y jugó un cuarto sensacional. Los tiros libres derivados de una antideportiva a Jimmy Baron mantenían a los madrileños en partido, y Mirotic se encargaba de ponerse a 6 con un triple desde el lateral. El momento del Sheriff había llegado. Andy Panko anotó dos triples seguidos, para colocarse con 19 puntos y dejar a su equipo 15 arriba a falta de un minuto. La grada puso la magia al grito de MVP. Finalmente, tras varias puntos desde el tiro libre, el GBC vencía 50-41 al descanso.
El tercer cuarto fue uno de esos que hacen del baloncesto un deporte diferente al resto. Aquel que pensase que estaba todo hecho se equivocaba de lleno. Al Real Madrid le bastaron tres minutos y medio para recordar que en el ranking de anotación son el equipo más letal. Un parcial de 0-15 contrarrestaba su mala primera parte y ponía a los blancos arriba (50-56). La manera de encontrar el aro del conjunto madrileño resultaba casi insultante, y tanto Velickovic como Carroll fusilaban desde el triple. Pero el GBC tiró de corazón y de los triples de Jimmy Baron para mantenerse con vida en el encuentro. Él mismo recuperó una bola y asistió para el mate de Sergi Vidal, en una de esas jugadas que demostraron el alma de este equipo. Espectáculo puro. Quedaban diez minutos y el GBC ganaba por cuatro puntos. El público se puso en pie y la ovación puso la piel de gallina hasta los jugadores.
Panko, expulsado Quedaba todo por decidirse y el mejor duelo de la temporada estaba cumpliendo con creces las expectativas que había generado. Sergi Vidal abría la lata con un triple, y Salgado, que realizó un partidazo (17 puntos 6 asistencias, 24 de valoración), animaba a Illunbe con un robo y asistencia para mate de Peter Lorant. Si a Jimmy le tapaban bien el triple, un bote y de dos. No había tregua, nadie daba ni un respiro. Quien cediera un segundo se llevaba la victoria. Pero entonces aparecieron los de siempre para oscurecer un partido que estaba siendo una auténtica oda al baloncesto. Los árbitros querían ser de nuevo protagonistas, penalizando al GBC con numerosas faltas en la pintura, mientras en el otro lado el Madrid se daba un festín sin recibir sanción. El colmo, la provocación definitiva para que la grada donostiarra se echara encima, fue la segunda antideportiva a Andy Panko, que significó su expulsión a falta de 3:31 para el final del partido, cuando el marcador reflejaba un 83-84. Un fuerte golpe para los guipuzcoanos, que se quedaban sin su líder. Fue entonces cuando apareció la afición del Donostia Arena para subir los decibelios como nunca jamás lo había hecho, inundando de presión la cancha. Illunbe se quejaba, y con razón. Los jugadores entendieron que su gente estaba con ellos y que, a pesar de las adversidades, les iba a llevar hacia la victoria. Y respondieron. Sergi Vidal, que se fue a los 20 puntos contra su exequipo, colocaba al Lagun Aro de nuevo arriba gracias a un triple (86-84).
Papamakarios fue sin duda uno de los hombres del partido. La injusta estadística no refleja el trabajo de espartano que realizó el griego en defensa. Sus robos provocaron varios contraataques del GBC en momentos cruciales, y un triple a falta de tres minutos puso a los suyos tres arriba. El alto voltaje llegó con 39 segundos para el final. El Gipuzkoa Basket ganaba 94-90, y Betts metió dos tiros libres. Sergio Rodríguez lo intentó de tres, así como Carroll y Llull en los últimos segundos. Pero el partido ya tenía dueño. Vidal maquilló el resultado para el marcador final de 98-90.
El partido de ayer fue histórico y, a buen seguro, se quedará grabado para siempre en la mente de los aficionados blanquiazules. Se rompió aquel maleficio de que no se podía ganar al Madrid, y el GBC demostró que va muy en serio a por el play-off. Con todos los respetos, el mejor baloncesto se juega en Donostia.