ispaster. "¿Listo, Egoitz?", le preguntan. "Listo, listo", asiente Murgoitio, que tiene la estampa de los días duros de ciclocross. Su cuerpo es un óleo salpicado de lodo que borra los colores del maillot, las zapatillas y las piernas; por el rostro le corren lágrimas de barro seco. Parece que le ha escupido un charco. Como a Aitor Hernández, que llega más de dos minutos después, agotado y sucio también, trémulas las piernas y trémula la palabra, que tropieza entre los dientes antes de hacer escuchar algo así. "Estoy listo para el Mundial. Solo necesito un poco de descanso". Luego van llegando los demás, Ruzafa, Labbé, Aketza Peña... Son todos una mancha marrón en bicicleta.
Así se cierra la temporada vasca de ciclocross en Ispaster, como empezó: con Murgoitio inalcanzable desde la primera vuelta; con Aitor Hernández, más corajudo que fuerte porque le pesan las piernas de la demostración de la víspera en Burgos, donde logró su sexta victoria del curso, sobreponiéndose para someter finalmente a su compañero de equipo Ruzafa y al veterano francés Arnaud Labbé, encallado en el barro. El resultado de la última prueba de la temporada es a su vez un resumen exacto, pues ha tenido en Murgoitio a su monarca absoluto. De las catorce pruebas del calendario -las otras tres, Amorebieta, Aia y Oñati han sido solo para sub'23 o junior-, el de Hirumet ha ganado ocho, todas las que ha disputado -suma otros cinco triunfos en pruebas estatales, todas las que ha corrido menos el título estatal de Gandía, donde fue segundo-, mientras Aitor Hernández se ha impuesto en otras cuatro y ha sido segundo en siete ocasiones. Solo Murgoitio lo ha hecho mejor que él. Así acaba el año en Ispaster.
Así comienza la carrera hacia el Mundial que disputan ambos el próximo domingo. Sin nada que arreglar ni corregir, sin nada por hacer. "Solo descansar y recuperar", dice Hernández. "Descansar, recuperar y asomarse al circuito a ver qué tal", añade. El paisaje de Kokjside, en Bélgica, no tiene absolutamente nada que ver con el de Ispaster, loma sobre loma y una pista asfaltada de lodo. Kokjside es una playa sin mar. Se corre sobre dunas. Toneladas de arena. Aitor Hernández, que corre su primera carrera internacional de ciclocross fuera del Estado desde que en 2000 disputó el Mundial junior, no sabe la que le espera. "Solo sé que después del campeonato de Gandía me quedé a entrenar por allí y probé en la playa a ver qué tal me manejaba". No se quedó muy tranquilo. "Es complicado. La bicicleta se descontrola, el manillar se gira para los lados y te vas parando hasta tener que poner pie a tierra. Hace falta mucha fuerza para que eso no ocurra", desbroza el vizcaino.
Aitor Hernández conoce Kokjside de verlo en fotos y en YouTube. Egoitz Murgoitio ha estado allí. Hace unas semanas fue 16º en ese circuito en la Copa del Mundo el día que no pudo contener su perplejidad al ver a belgas, checos y holandeses, los bárbaros de la especialidad, surcar los bancos de arena sin echar pie a tierra mientras a él se le hundía media rueda de la bicicleta como si le hubiesen atrapado arenas movedizas. "Está claro que no tiene que ver con el barro de aquí, pero igualmente exige tener una fuerza terrible para mover la bicicleta y no quedarte parado", explica Murgoitio. "Yo estoy listo. Físicamente me encuentro bien y la victoria de hoy -por ayer- en Ispaster me refuerza la moral después del estatal".