donostia. La primera gran sorpresa del juicio a puerta cerrada que arrancó ayer en la sede del Museo del Comité Olímpico Internacional (COI) en Lausana fue la presencia de Alberto Contador, aunque el madrileño no testificará ante los jueces del TAS hasta, probablemente, hoy. "Parece dispuesto a seguir muy de cerca la audiencia", valoró el secretario general del TAS, Matthieu Reeb. La aparición de Contador, de traje y corbata, atrajo el foco de las cámaras de los fotógrafos a las puertas del museo, pero en el interior, la luz y los taquígrafos fueron para algunos de los más de 20 testigos que comparecieron ante el tribunal.
Uno de los primeros que puso voz al juicio deportivo más impactante que se recuerda fue Javier Zabaleta, carnicero y dueño del establecimiento de Irun donde José Luis López Cerrón compró el solomillo que el 20 de julio, día de descanso del Tour en Pau, cocinaría Paco Olalla en uno de los vehículos del Astana y acabarían engullendo algunos de los corredores del equipo, entre ellos Contador. Aquella pieza de carne, alega el triple ganador del Tour, estaba contaminada con el clembuterol que, después, un control por sorpresa descubrió en su organismo.
"La carne Estaba en regla" De eso trató la primera etapa de la vista ante el TAS. Del clembuterol y la plausividad de la versión que esgrime Contador para justificar su positivo. De los casos anteriores en los que se ha contrastado y admitido esa posibilidad; los de Dimitri Ovtcharov, Van Houts o los 107 jugadores del Mundial sub'17 de México. De que, sí, eso está ahí, pero que no hay precedentes de un deportista contaminado en Europa. Y de que el control sanitario europeo es tan fiable como para desconfiar de esa coartada que utiliza Contador como tabla salvadora. Circularon por las mesas folios y folios de teorías al respecto. Las de la AMA y la UCI contradicen a las de los expertos contratados por Contador.
Desfilaron testigos, como Zabaleta, pero no se conoce el contenido de su declaración. De todos modos, el testimonio del carnicero guipuzcoano no debió diferir mucho de las manifestaciones realizadas el día previo, en las que aseguraba que la carne que le compró López Cerrón "estaba en regla y contaba con toda la documentación".
Hoy, el juicio da un giro radical y se interna en la teoría con la que la AMA y la UCI tratan de explicar la presencia del clembuterol en el organismo de Contador. Rechazando la tesis de la contaminación que rebatieron ayer, los abogados de la acusación abundan en la teoría de la autotransfusión como detonador del positivo del madrileño, que, según esa línea de investigación, se habría contaminado con una sangre extraída previamente. Lo corroboraría, según la AMA, la presencia de plásticos, hallados tras unos análisis realizados, eso sí, mediante un procedimiento no homologado.