Donostia. Mientras sus remeros celebraban en el catamarán la consecución de la Bandera El Corte Inglés y la Corona Mapfre como campeones de la Liga San Miguel, el entrenador de Kaiku, José Luis Korta, ni pestañeaba en su motora sin más compañía que una botella de cava sin descorchar. El de Ortzaika parecía aplacado tras un año convulso que la víspera halló el cénit cuando la Ertzaintza le escoltó para salir de Bermeo. Ayer, en sus aguas, se sintió en el cielo tras muchos días en el infierno de una guerra absurda que conviene apaciguar ya.

Hay una máxima que no falla. O casi nunca, porque salvo Urdaibai en 2008, el resto de las traineras campeonas ligueras rubricaron el título con una victoria en la última regata puntuable. Da igual que el escenario sea un campo tan irregular como Portugalete: la mejor tripulación de la temporada termina venciendo. Aunque, como a Kaiku ayer, le toque en suerte la calle menos deseada, la tres, que quién sabe si era también la peor. Posiblemente, lo fuera a ratos. Pero fue tal la renta que en el segundo largo obtuvo la Bizkaitarra sobre San Juan y Hondarribia, que bogaban en las calles aledañas, que Asier Zurinaga -mejor patrón de la liga por delante Ioseba Amunarriz- pudo maniobrar a su antojo para elegir el mejor rumbo posible.

Y ayer, con una marea decreciente, próxima a la bajamar al final de la regata, las embarcaciones buscaron en el centro de la ría la mayor fuerza de la corriente favorable en los largos de ida, mientras que enfilaban hacia las balizas interiores bien pegadas a los muelles de Portugalete -calle uno- y Las Arenas -cuatro-. Sobre todo a este último, por donde Tirán y Kaiku fueron dos cohetes en el último largo de cada tanda.

De nuevo con la trainera negra, la que tanto pareció menearse la víspera con las olas de Bermeo, Kaiku sacó chispas a unas aguas en las que se entrena a diario. Para ello, José Luis Korta recurrió a su alineación de gala, tras recuperar a los siete titulares que la víspera había dejado en tierra. Urdaibai, en cambio, hizo cuatro variaciones sobre la tripulación que dominó en La Concha, con Bersaitz Azkue y Miguel Ángel Millares como marca y espalda de estribor, fuera de sus posiciones habituales.

Bajo una lluvia constante, Kaiku y Urdaibai fueron como dos lágrimas de agua que se descuelgan paralelas por una ventana, a merced de la fuerza de la gravedad. Es tal su igualdad, que al final un mísero detalle hace que una gota recorra el cristal antes que la otra. Ayer, ese matiz fue la corriente. Para ir, la Bou Bizkaia encontraba la calle uno algo más deslizante, pero para volver era la Bizkaitarra quien patinaba mejor por la tres o, incluso, la cuatro.

Esa misma circunstancia maniató a San Juan y Hondarribia. La Ama Guadalupekoa, con tres cambios respecto al equipo que ganó en Bermeo y una palca previsora ante las pequeñas olas que complicaban el extremo exterior del campo, se descolgó ya en el primer largo, impotente por una calle cuatro que era una lija para las tripas de la trainera. Ya en la txanpa inicial, los de Mikel Orbañanos -ayer en tierra- se retrasaron en un bote, y en los últimos metros, cuando las olas se fundían con la ría, cedieron otro. A partir de ahí, supieron sufrir.

Los sanjuandarras también padecieron lo suyo. Tras aguantar por la calle dos a los gallos vizcainos, los de Igor Makazaga -que disputó su última regata de rosa- sucumbieron en el segundo largo, víctimas de una calle por la que costaba remontar la corriente, como ya había dejado claro en la tanda anterior Astillero.

Kaiku pudo desarbolar a Urdaibai al final del segundo largo, tras lograr cuatro segundos de renta, pero Urdaibai respondió: pese a su arriesgada ciaboga, recortó dos segundos al trabarse algo los verdes en su giro.

Esa renta de dos-tres segundos se mantuvo en el tercer largo y gran parte del cuarto, hasta que Kaiku puso en marcha su percutor a 40-41 paladas por minuto, bien parapetados junto a Las Arenas. Por el otro extremo, los muros de Portugalete no fueron tan generosos con Urdaibai. Pese a que la Bou Bizkaia se puso a 42 paladas, los tres segundos de desventaja a falta de 650 metros se duplicaron en trescientos metros, en los que Kaiku abrió las alas y voló hacia su novena victoria de la temporada y su primer título liguero en su tercer año en la ACT.

Notable cierre de San Pedro La primera tanda acabó su regata en el primer largo, cuando Eolo despeinó la ría con unas rachas de viento por encima de los 30 kilómetros por hora, para amainar luego hasta que Kaiku cantó victoria. En ese primer largo, Astillero fue la mejor tras ceder ¡47 segundos! respecto a la Bizkaitarra. Tirán se dejó 56 segundos, aunque parte de ellos los dilapidó cuando al proel se le escapó el espaldín durante la ciaboga.

Empujados por la calle cuatro, en el segundo largo los gallegos volvieron a meterse en una preciosa pugna con Pedreña, Astillero y San Pedro. La Libia, otra vez con muchas caras nuevas, se curtió de cara al futuro con una meritoria actuación. En el último largo, llegó a liderar su tanda, pero al final se vio remontada por Tirán -que birló a Pedreña la quinta plaza liguera- y por Astillero.

Baile de técnicos Finalizada la liga, solo cuatro clubes han confirmado la continuidad de sus entrenadores: Kaiku (José Luis Korta), Hondarribia (Mikel Orbañanos), Tirán (Dani Pérez) y San Pedro (Gabi Larrinaga). Jon Salsamendi podría seguir otro año en Astillero, y varios más dejarán el barco: José Manuel Francisco (Urdaibai, adonde llegará Juan Mari Etxabe), Igor Makazaga (San Juan), Kike López (Pedreña), Xanti Zabaleta (Zumaia), José Luis Agirre (Orio) y casi con seguridad Pedro Gabantxo (Camargo), que podría tomar el testigo que asumió Iker Gimeno en Castro para suplir a Joseba Fernández.

Por el contrario, los dos equipos que en principio ascienden a la ACT, Portugalete y Zierbena, volverán a confiar en Joxean Olaskoaga y Patxi Francés. Dos exaguiluchos que se suman en la ACT a Orbañanos y al hombre que ayer sonreía en silencio con una botella de cava en el bote.