"En un equipo modesto como Zarautz y en otro como Urdaibai, el objetivo es el mismo: ayudar a los remeros"
Tras vivir plácidamente los años dorados de la 'Enbata' de su pueblo y sufrir su descenso, Gorka Aranberri (Zarautz, 1987) comparte desde mayo la popa de la 'Bou Bizkaia' con Lur Uribarren. En Urdaibai ha conocido la presión por ganar cada regata, y también el maremoto en tierra
Donostia. Ingeniero electrónico, Gorka ha optado por iniciar su vida laboral como electricista "para coger experiencia de obra en obra" en Beysa. "Trabajo en Irun, de ocho a cinco, y a las cinco y media quedo en Zarautz para ir a Bermeo" junto a Bersaitz Azkue, Mikel Portularrume y Miguel Ángel Millares. No tiene tiempo ni para calcular los kilómetros en coche: "Son muchos". Pero es feliz en Urdaibai. Pese al chaparrón.
¿Qué tal en Urdaibai?
A pesar de este lío, me dieron la oportunidad de disfrutar y estoy a gusto.
Dijo que iba a vivir un año sabático.
Así es. Llevaba ya unos cuantos años en el remo y el verano pasado anduve bastante agobiado para compaginar con el trabajo. Los resultados en Zarautz tampoco ayudaban, y la cabeza me pedía un descanso. Pero en mayo, sin esperarlo para nada, me llamó el entrenador de Urdaibai (José Manuel Francisco), y no tuve que pensármelo mucho: le dije sí.
Ya sabía cómo bajaban las aguas...
Más o menos sí, aunque entonces no habían salido las últimas noticias. Sabemos lo que hay, y estamos tranquilos, pero no es agradable que salgan estas noticias justo antes de una competición, porque te afectan.
¿Se ha arrepentido de ir a Bermeo?
No, para nada.
El vestuario ha hecho aún más piña.
Sí. El técnico también hace mucho. Cada fin de semana pone a los dieciocho remeros y a los dos patrones. Eso da frescura al equipo y hace piña porque aquí no hay suplentes: todos somos titulares. Me he encontrado gente muy maja y profesional.
El último capítulo es la solicitud de suspensión cautelar. ¿Qué pasará?
No lo sé. Todo está en manos del juez y, mientras tanto, lo único que podemos hacer es remar y remar.
Tras conocerse la decisión, me pareció dura la imagen de los remeros de Urdaibai en la rampa de Zumaia. Parecían señalados por el público...
Es que es duro; al fin y al cabo, somos personas normales. Te levantas cualquier día para ir a trabajar, coges el periódico y ves noticias sobre ti que no son bonitas. Los compañeros de trabajo te preguntan... Es algo que agobia, pero intentamos centrarnos en lo nuestro y lo que tenga que decidirse en el juzgado, ya se verá.
¿Qué le dicen por Zarautz?
Si te digo la verdad, casi no ando por Zarautz, porque entre el trabajo y los entrenamientos, casi no ando por la calle. Es la ama la que me trae las noticias a casa, y la que me dice que me han oído en una entrevista o le preguntan por mí. Con excompañeros y amigos hablo más por teléfono.
En la Liga están a siete puntos de Kaiku. ¿Se ven aún con opciones?
Está difícil, porque la Liga pide regularidad y Kaiku está muy fuerte. Y no hay que olvidar a Hondarribia, que va muy bien en mar y ahora vienen varias regatas en mar en las que irán para arriba. Estamos a siete puntos a falta de ocho regatas, lo que te obliga a acabar siempre por delante de ellos. Para llegar frescos a septiembre, hay que hacer cambios, y es complicado. Pero si como en Zumaia les metemos otras traineras en medio, tendríamos más opciones de darles un susto. Tenemos los pies en el suelo, pero sin descartar nada.
El club se ha fijado los campeonatos como reto, y llega el de España.
Los campeonatos y La Concha. A ver qué tanda nos toca el sábado. Será un campeonato muy duro, con Kaiku, Hondarribia y Astillero, que estuvo muy bien en Getxo, a centésimas de nosotros, y en Zumaia creo que descansaron para el campeonato.
En Zarautz ganó regatas, pero ¿siente mucha más presión en Urdaibai?
Hay mucha diferencia. En Zarautz todos éramos de casa y no teníamos la obligación de ganar. Íbamos a darlo todo en cada regata, y logramos triunfos como el Campeonato de Gipuzkoa o la Ikurriña de Zumaia. La filosofía de Urdaibai es diferente. A los remeros se les ficha, como se dice, con el talonario, y eso te exige ganar; no vale ser segundo o tercero. En la liga, el entrenador nos dice que hay que ganar o, si no, ser segundos para no perder muchos puntos.
¿Le afecta esa responsabilidad?
No. Si vine a Urdaibai fue porque me veía preparado para esa presión. Pero no es mayor esa presión que la que me pueda imponer yo mismo.
En un año, ha pasado de ser último en muchas regatas a buscar el triunfo en todas ellas. ¿Personalmente afronta las regatas con otra actitud?
No. En un equipo modesto como Zarautz o en otro puntero como Urdaibai, debes tratar de hacer lo mismo: dar lo mejor de ti y tratar de ayudar a los remeros. El año pasado, el objetivo era la salvación, y cuando éramos décimos o undécimos, lo tomabas casi como una victoria. Este año, es ganar o estar arriba, y el trabajo no varía mucho. Lo único, que tienes más días para disfrutar de los éxitos, porque ganas más banderas.
Un Portularrume, un Zabala o un Pazos, ¿imponen cuando les tiene que echar la bronca o corregir algo?
No tienes que echarles broncas, pero cuando se les tiene que corregir algo, lo haces. El entrenador también está para eso. Pero son gente experimentada y no hace falta decirles mucho, porque se dan cuenta y son capaces de corregir. Siempre me tocó estar con remeros mayores, y da más respeto. Pero estoy acostumbrado.