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"Ahora solo veo la parte buena del ciclismo; es lo bueno de volver a ser un neoprofesional"

Camino de los 36 años, y tras casi tres de parón, Patxi Vila vuelve a disfrutar "como un niño" en el que siempre fue su mundo, pero del que llegó a verse fuera: "Una vez más, la perseverancia me ha salvado". Eso, y las puertas que le abrió el De Rosa-Flaminia: "Siempre les estaré agradecido"

Donostia. En mayo de 2008, a Patxi Vila (Bera, 1975) se le vino el mundo encima cuando lucía el maillot de la montaña de la Vuelta a Romandía. Entonces supo que un mes antes dio una tasa de 4,09 en la relación testosterona/epitestosterona, cuando el límite es 4. Pudo demostrar ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo que se debía a unos aminoácidos contaminados, y la sanción de dos años fue reducida a 18 meses. Sin embargo, y aunque podía hacerlo, en todo 2010 no halló un equipo que le brindara una segunda oportunidad. Cuando menos lo esperaba, apareció el modesto De Rosa-Flaminia, y en él está disfrutando a un bueno nivel. Lo demostró en dos clásicas que no le van, como el Giro del Friuli (9º) o la Strade Bianche (17º), o en dos vueltas como Reggio Calabria (10º) y Coppi & Bartali (18º). Ni una fractura de clavícula le borró la sonrisa.

¿Cómo se encuentra?

Bien, ya recuperado. Se me han hecho un poco largos estos dos meses, y ya tengo muchas ganas de competir y correr casi todas las carreras a las que vaya el equipo.

Que no sé si serán muchas...

En Italia hay bastantes carreras, sobre todo clásicas que suelen ser martes, jueves, sábado y domingo. Hasta el Giro de Lombardía quedan bastantes pruebas.

Con 35 años y un parón de casi tres, ¿cómo se afronta una lesión?

Es la misma clavícula que en 1999. Lo he vivido lo mejor que he podido, pero lo he tomado con más tranquilidad que entonces, ya que no tenía metas a corto plazo, aunque he hecho las mismas horas de rodillo.

Ahora sí tendrá algún objetivo...

Sobre todo, el Brixia Tour, que es una carrera que se me da bien y donde está la sede del equipo. También clásicas como Agostoni y Bernocchi, aunque si algo tengo claro este año es que todas las carreras son importantes y a todas hay que ir lo mejor preparado posible. El Giro del Friuli no era una carrera que me fuese, y la estuve peleando. Es lo bueno de volver a ser un neoprofesional (ríe).

¿Cómo vive la experiencia?

A veces me siento como un neoprofesional, pero en octubre haré 36 años... Por otra parte, me sigue gustando lo mismo o más entrenar, también me tomo las cosas con otra filosofía, ya que aprendes a relativizar las cosas. En mi anterior etapa deportiva, muchas veces me quedaba con la parte mala de las cosas sin ver la buena, y ahora prácticamente solo veo la buena.

Iker Camaño, que también se vio más fuera que dentro, afirma que ahora afronta cada carrera como si fuese la última y disfruta más.

Es así. Este año coincido en muchas carreras con Iker, nos conocemos desde hace muchos años y lo paso genial con él. No te voy a decir que nos tomamos las carreras a cachondeo, pero sí que igual hemos recuperado la esencia del ciclismo, que es una carrera entre personas sobre una bicicleta, y la bici es un juguete de niños, así que la carrera casi la tomamos como un juego.

En la plantilla del De Rosa-Flaminia, por edad, es el bicho raro... ¿Qué han buscado en Patxi Vila?

Sobre todo, que pudiera ayudar a los jóvenes del equipo a crecer, al margen de lo que deportivamente pudiera aportar, porque a Fabio Bordonali solo le conocía de alguna charla, y ni él ni yo sabíamos exactamente lo que iba a poder ofrecer deportivamente. Nunca tendré tiempo ni palabras suficientes para agradecerle la confianza que han puesto en mí.

(...)

El equipo es muy joven, con ciclistas con calidad para estar muchos años en el ciclismo. En Italia hay una cantera enorme, y por ello el mercado es muy competitivo. Por ejemplo, tenemos en el equipo a Gianluca Maggiore, al que pocos conocerán, pero en aficionados fue el último uomo en lanzar a Guardini (una de las revelaciones de 2011) en toda la barbaridad de carreras que ganó Guardini salvo una. Maggiore creo que solo ganó una, y si no es por este equipo igual nunca habría tenido la oportunidad de pasar y se hubiera perdido por el camino. Aquí tiene la opción de hacerse un sitio, como en 2010 hicieron otros que ahora están en otros equipos como Ferrari, Chiarini (Androni), Caruso, Salerno (Liquigas), Montaguti (Ag2r) o Brambilla (Colnago). Bordonali hace una gran labor recuperando este tipo de corredores. Muchos deben cambiar de mentalidad, como Maggiore, que debe darse cuenta de que en lugar de lanzar la volata la debe disputar.

¿Esperaba alcanzar el nivel que está dando desde el primer día?

A San Luis fui con gran incertidumbre. Esperaba estar más o menos donde estuve. Me encontré la etapa más dura que he vivido este año, con seis horas, con puertos y calor del Tour. Ahí volví al sufrir el ciclismo.

Sorprendió en la Eroica al llegar con los 18 que acompañaron a Gilbert.

Ha sido la carrera más bonita de mi vida. Era volver a las raíces del ciclismo. Tuvimos 60 kilómetros de sterrato y disfruté como un enano. Aunque entiendo la polémica del Giro, porque una caída en una carrera de un día es perder esa carrera, pero en un Giro es perder la general y tres meses de preparación exclusiva. En Italia hay un movimiento para retomar el ciclismo de antaño.

¿Se pierde mucho tras tres años sin competir?

En mi caso no, porque tengo la suerte de contar con un entorno que siempre me ha apoyado y me ha permitido seguir entrenando y compaginar con el trabajo. Si salí adelante es por las ganas que tenía de seguir. Si no, no esperas tanto tiempo. Y esas ganas me permiten mantener la motivación para entrenar duro.

¿Se había preguntado cómo le recibiría el pelotón?

Más que yo, me lo preguntaba la gente. Si algo he aprendido es que cada uno es libre de tener su opinión y hay que respetarla. Los compañeros me recibieron bien. Los que venían, cara a cara, era para mostrarme apoyo. Supongo que habrá quien hable mal de mí a mis espaldas. Volví en San Luis, y estaba uno de mis mejores amigos en el pelotón, Lastras, estaba Xavi (Tondo), gente del Andalucía...

Su segunda casa es Italia, pero su equipo no corrió el Giro. ¿Se plantea subir un peldaño más?

Yo quiero seguir, y no sé hasta cuándo. Con estos dos meses parado, me he plantado ya en junio y me está sabiendo muy a poco. Por ello, quiero seguir. Y si puede ser corriendo el Giro o el Tour, mejor.

¿Lo ve factible?

Espero que sea factible y voy a luchar por ello. ¿Cómo? Muchas veces la mejor forma de luchar es estar callado y tragar millas. He entendido cómo va esto. Cuando más bulla metas, es peor. En el equipo estoy muy a gusto y me gusta mucho el poder ayudar a los jóvenes. En ese sentido no tengo problemas, aunque también te diré que me motiva más correr una Eroica y que sea Cancellara el que me suelte a que lo haga un corredor desconocido en una carrera de menor nivel. Creo que mi sitio es más el primero que el segundo. Prefiero ser el 27º con Cancellara que el sexto en una prueba menor.

Como director de la revista PDL PRO, ¿se siente más cómodo en activo?

Sí, sobre todo, porque cuando acabas tu vida ciclista te quedas ya con ese bagaje y me podía sentir más limitado. Ahora, en activo, vuelvo a tener más recursos e ideas. Lo que faltan son páginas y publicidad (ríe).

Para finalizar, ¿qué opina del caso de Contador? ¿Se siente agraviado?

Está claro que su caso se ha llevado de forma diferente, pero eso pasa con cualquier líder de cualquier deporte. Esos privilegios se los ha ganado en la carretera. Lo que se demuestra en todos los casos es que la justicia no es rápida. En mi caso pasaron 18 meses y un día hasta que tuve una resolución total. Y la vida deportiva de un deportista es corta, y se debería actuar con mayor rapidez. Pero ante Contador sobre todo me descubro. Solo por el nivel que está dando en la situación en la que se encontraba, demuestra que es un gran campeón. Lo más fácil es enfadarse con el mundo y aquí me pico y no respiro, pero él en la segunda carrera estaba ganando. Es un crack.