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Gatto maúlla; Contador muestra sus uñas

El italiano se impone en Tropea por delante del pinteñoLos dos demarraron en un repecho a un kilómetro de meta, y el madrileño arañó 17 segundos en la general

Gatto maúlla; Contador muestra sus uñasFoto: efe

Donostia. Los gatos necesitan un estímulo, un hecho puntual que active su estado de excitación para contraer sus garras y dejar aflorar sus uñas. Alberto Contador no precisa demasiado acicate para mostrarse incisivo. Ayer tuvo dos. Por un lado, en la salida, la Gazzetta dello Sport, el diario organizador del Giro, cuestionaba su estado de forma. Las dudas surgieron, o las provocaron, tras el final de la víspera en Montevergine di Mercogliano, donde el pinteño pareció cortarse en el sprint final, pero Joaquim Rodríguez cerró el hueco y no le picaron más segundos que los doce de bonificación que sumó Scarponi. Quizá, o más bien, era una simple artimaña para tratar de desestabilizar a la mayor amenaza de las dos grandes esperanzas transalpinas: Nibali y el propio Scarponi. "No sabía nada de eso, ahora me entero", aclaró ayer tras la etapa.

Pero había otro aliciente, este real, para incitar al madrileño: la Rocca Nettune, un repecho de 600 metros al 7% situado a un kilómetro de la meta en Tropea. Y cada cuesta es un impulso, y a él reaccionó Contador: saltó como un resorte en la vía de Neptuno, con las azules aguas del mar Tirreno a su espalda, y rascó 17 segundos intrascendentes para la general pero significativos de sus intenciones. Su renta se desguaza en los cinco segundos con los que cruzó la raya y los doce de bonificación por su segunda plaza. Los veinte del ganador fueron para Oscar Gatto, que aprovechó la misma rampa para maullar el triunfo y catapultar las expectativas que auguran un proyecto de gran sprinter o incluso clasicómano.

En la segunda visita del Giro a Tropea, Gatto calcó la victoria en 2005 de Paolo Bettini, que demarró en la Rocca Nettune para aventajar en tres segundos a McEwen y Petacchi. Como el Grillo, el italiano del Farnese Vini -una de las cinco formaciones invitadas- saltó al inicio del repecho, cuando Popovych ya había tensado el grupo nada más negociar la herradura que empinaba el asfalto. Entonces, Contador era quinto, "gracias al equipo, que hizo un gran trabajo". Sin embargo, su cerebro recibió tarde el estímulo para lanzar su bicicleta, pues Gatto ya gozaba de una centena de metros: "Ataqué instintivamente -explicó el italiano, de 26 años-, pero toda la etapa pensé en la posibilidad de vencer".

Lo que nunca esperó Gatto fue preceder a un perro de presa como Contador. "Cuando miré atrás y lo vi, no me lo podía crecer. No tuve miedo de que me cogiera, porque sabía que le podía batir al sprint".

No en vano, sus victorias siempre llegaron en volatas más o menos amplias. Se ha pasado la vida logrando la pole en la última recta. El ciclista de Montebelluna, la misma localidad que el expiloto de Ferrari Luca Badoer, acumuló 80 victorias en la categoría juvenil -el equivalente en Italia a las escuelas-. En cadetes, logró 38 y fue campeón nacional de velocidad y ciclocross. En juniors, sumó 11 y en tres años de sub'23 acumuló 22, trece de ellas el último año -fue el pichichi italiano-, lo que le valió un contrato de dos años en el Gerolsteiner. "Quizá ahora me dé cuenta de que puedo ganar en solitario", indicó ayer.

Tras la desaparición del equipo alemán, en el que coincidió con Davide Rebellin, en 2009 recaló en el ISD-Neri, ahora Farnese Vini-Neri. El de ayer es su cuatro triunfo profesional, el segundo en 2011. Antes, venció una etapa en el Giro de Reggio Calabria, en Vivo Valentia, a 25 kilómetros de Tropea, donde este electricista cortó el impulso final de Contador. "Cuando yo crea que es mi momento, lo voy a aprovechar", advierte el de Pinto.

204 kilómetros de escapada La apasionante persecución de Contador a Gatto contrastó con la solemne caminata de Mirko Selvaggi (Vacansoleil), compañero del pinteño en 2010, y Leonardo Giordani, coequipier del italiano. Saltaron en el kilómetros dos y prolongaron su aventura hasta el 206, en una jornada de 217 kilómetros en los que el temido viento costeño no sopló y el termómetro se disparó junto a la costa calabresa. Giordani, de 33 años, buscaba la primera victoria que llevar a su palmarés, virgen pese a que en 1999 superó a Ivan Basso en el prestigioso Giro de las Regiones y después se proclamó campeón mundial sub'23 ante Luca Paolini y Matthias Kessler. El romano la persiguió durante 204 kilómetros, y a Gatto le bastaron 1.500 metros para hacerla suya. Eso sí, pudo con el sabueso Contador, que hoy afronta el Etna 17 segundos más cerca del rosa de Weening. "Empieza la batalla", alertó Alberto.