Otro ridículo a domicilio (81-55)
El Lagun Aro GBC, plano en ataque y sin intensidad en defensa, vuelve a ofrecer una imagen lamentable fuera de casa y se lleva una sonora paliza en su visita al Regal Barcelona (81-55)
Donostia. Alguien debería haber puesto freno a esto antes, porque ya es demasiado tarde para hacerlo, al menos esta temporada, pero no es de recibo que el Lagun Aro GBC dé una imagen tan deplorable en casi todos los partidos que juega fuera de casa, dejándose llevar de forma lamentable un encuentro tras otro. Desde el lejano 18 de diciembre en el que ganó en Granada, el equipo de Laso acumula, salvo alguna honrosa excepción, ridículo tras ridículo: Sevilla, Madrid, Valladolid, Valencia, Alicante, Gran Canaria... Partidos en los que aguanta hasta que el rival aprieta el acelerador, que es cuando el GBC baja los brazos y se abandona sin oponer apenas resistencia. ¿Es que nadie dentro del club, el presidente, el entrenador o quien sea, es capaz de dar un puñetazo en la mesa y decir que esto es inaceptable? Ayer, por si alguien lo dudaba, ocurrió más de lo mismo: partido penoso y paliza (81-55) en el Palau en el Barça.
Fue el penúltimo capítulo del visitante chollo en la actual campaña. El último tendrá lugar dentro de dos semanas, en la 34ª jornada, en el Buesa Arena, donde probablemente acabará la liga regular con su undécima derrota consecutiva a domicilio. Antes, al menos, tratará de derrotar al CAI para seguir con su buena línea como local. El Lagun Aro fue el rival perfecto para un Barcelona que no necesitó emplearse ni siquiera al 50% para lograr una victoria muy plácida. El equipo de Laso acreditó un 38% en tiros de dos y un 25% triples, y perdió la friolera de 20 balones, lo que demuestra la poca tensión con la que se empleó. Lo peor es que entre los dos bases perdieron la mitad de esos balones. Solo Baron se salvó de un suspenso general.
El presidente, Gorka Ramoneda, dijo en una entrevista a este periódico que había pedido un esfuerzo a los jugadores hasta final de temporada. "Aquí se cobra hasta el último día y hay que trabajar hasta el último día". Su cabreo ayer debió ser monumental, porque está claro que los jugadores no le están haciendo mucho caso. Alguno podrá poner la excusa de las bajas, pero eso no sirve para justificar una derrota por 26 puntos, por mucho que el rival sea el Barça. Es una cuestión de actitud y esfuerzo, dos cualidades que a este equipo no le sobran precisamente. El espíritu que muestra en Illumbe se desvanece por completo a domicilio. Resulta frustrante comprobar jornada tras jornada cómo otras plantillas igual de modestas que la del Lagun Aro y también con problemas de lesiones -y en ocasiones incluso sin cobrar puntualmente- se dejan la piel en cada partido luchando por objetivos ambiciosos, mientras los hombres de Laso se dedican a cumplir el expediente y llevan desde el inicio de la segunda vuelta en tierra de nadie.
Y eso que el GBC abrió el partido en el Palau con buen pie, con un par de triples de Baron que le dieron ocho puntos de ventaja (2-10), y se mantuvo cerca en el marcador prácticamente hasta el descanso, aunque un acelerón final del Barcelona le dio ocho de renta al descanso (41-33). Los puntos de Baron, algún destello de Panko y las buenas acciones ofensivas de Doblas mantenían al Lagun Aro al menos en la pelea.
La debacle llegó a la reanudación. Un enorme atasco ofensivo visitante hizo que el Barça lograra un parcial de 10-0 en tres minutos y medio y echara el candado al duelo (51-33). En ese periodo de tiempo se sucedieron las pérdidas de balón y los tiros mal trabajados, ya una constante en el resto de partido. Sin la inspiración de Baron, el equipo de Laso estuvo muy plano en ataque. Salgado y Uriz no funcionaron, Doblas jugó una segunda parte horrible, Lasa y Freimanis no están para jugar en la ACB y tampoco fue el día de Panko, que encima acabó con un esguince de tobillo.
A partir de ese 51-33, el único misterio era saber por cuánto ganaba el Barcelona. Al final lo hizo por 26 tras un ejercicio de impotencia del Lagun Aro en el último cuarto, en el que solo fue capaz de anotar ocho puntos. Fue el colofón de otra pésima actuación a domicilio, una más, en lo que se ha convertido en una peligrosa rutina. Los aficionados guipuzcoanos que lo siguieron por Teledeporte debieron quedar muy decepcionados con lo visto, aunque con la ilusión que transmite este equipo desde hace semanas, quizás muchos ni encendieron el televisor.