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El despropósito continúa

El Lagun Aro GBC vuelve a cometer los mismos errores de siempre y cae en otro final a cara o cruz, esta vez ante el Joventut, lo que supone su 12ª derrota en los últimos catorce partidos

Donostia. El Lagun Aro GBC no aprende. Sigue cometiendo los mismos errores de siempre y continúa perdiendo partidos uno detrás de otro, alimentando cada día que pasa una ya penosa racha de solo dos victorias en las catorce últimas jornadas. Ayer cayó en otro final a cara o cruz, esta vez contra el DKV Joventut (74-76), en un partido que tenía totalmente controlado pero que tiró a la basura en las últimas jugadas. Las excusas de los árbitros, la mala suerte o el acierto del rival se van cayendo por su propio peso y ya no queda ninguna. Simplemente, este equipo ya es incapaz de ganar a casi nadie -en lo que va de 2011 solo ha derrotado al Manresa y al Menorca- y si está tranquilo en la tabla es porque hay dos equipos de la ACB que son muy flojos y que están hundidos. En una temporada normal, este Lagun Aro estaría cerca del descenso. Es un equipo perdedor que ya no ilusiona a nadie.

Ayer, a tres minutos del final, el conjunto entrenado por Laso ganaba por cinco puntos (68-63), una diferencia importante que el Joventut redujo a la mínima expresión con dos triples de Hosley y Jelinek a los que el GBC respondió con una canasta de Panko. Ahí empezaron los regalos habituales del Lagun Aro. Primero, al igual que en Bilbao, Miralles falló dos tiros libres y en la siguiente jugada Hosley metió otro triple solo después de un rebote ofensivo del Joventut. Baron, quién si no, metió un triple para volver a poner por delante a su equipo (73-72). Cuando Robinson falló sus dos tiros libres, Hosley erró tras coger el rebote ofensivo y luego Lorbek metió uno de sus dos tiros libres (74-72), medio partido estaba en el bolsillo a falta de 34 segundos. Y más cuando Hosley volvió a fallar su tiro de tres. Pero el Lagun Aro tiene un problema crónico para cerrar el rebote y el Joventut gozó de otra oportunidad que Robinson tampoco aprovechó, ya que solo metió uno de sus dos tiros libres (74-73). Pero, para más inri, los de Pepu volvieron a birlar el rebote al GBC y McDonald puso el 74-75 con un mate a nueve segundos del final.

Es decir, con 74-72, el equipo de Laso concedió dos posesiones extra al Joventut. En total, fueron cuatro rebotes perdidos en los dos últimos minutos, un pecado mortal en un partido tan reñido. El colmo de los despropósitos llegó en la última jugada, ésa que nunca mete el Lagun Aro GBC pero que siempre le meten. No puede ser casualidad. Ayer recibió Salgado y, cuando estaba empezando a penetrar, se resbaló y perdió el balón. Para echarse a llorar. Era lo que le faltaba a un equipo que está dejando escapar partidos de forma incomprensible, errando en conceptos tan básicos como hacer una falta cuando vas ganando por tres puntos y el rival solo tiene una posesión o cerrar el rebote en jugadas que cuestan un partido. Lo dijo Paco Olmos, técnico del Menorca, cuando a su equipo le pasó lo mismo en Donostia: "Aunque el rival mida medio metro más, ese rebote tiene que ser tuyo".

El descontento y la desilusión de la gente se palpa. El San Sebastián Arena registró su entrada más pobre de la temporada, 5.110 espectadores que apenas animaron durante el partido. Ni siquiera pitaron mucho tras la enésima derrota -séptima de la campaña en casa y 17ª en total-. Esta desgana y frialdad, lo peor que puede pasar en un proyecto joven y en supuesto crecimiento como es el del GBC, la transmite un equipo en el que solo los triples de Baron y los gestos de Doblas aportan un poco de vidilla. La situación clasificatoria -ni frío ni calor- hace que el final de temporada esté siendo una agonía, sin más objetivo que ganar algún partido más, a poder ser en casa, para evitar un improbable susto clasificatorio, porque el Menorca y el Granada no están para nada. Escalar puestos es imposible, porque el siguiente por arriba, el CAI Zaragoza, ya tiene tres victorias más. Habrá que conformarse con el triste 14º puesto actual.

otro partido soso La actuación de ayer del Lagun Aro fue sosa, sin chispa ni garra, como casi todos los partidos de las últimas semanas. El equipo de Laso se está dejando llevar por mucho que vendan una ambición que no se cree nadie a tenor de lo que se puede ver en la cancha, que es lo que cuenta. Frente a un Joventut que está con lo justo por las lesiones de Carl English y Henk Norel, el GBC mandó casi siempre, pero cuando tuvo once puntos de ventaja (48-37) a mitad del tercer cuarto se relajó y permitió al Joventut meterse de lleno en el partido. El resultado fue una derrota más en la que no influyeron ni los árbitros ni la mala suerte y que desnudó algunas de las habituales carencias de este equipo, que perdió 17 balones y que concedió 17 rebotes ofensivos. Así no se puede ganar a nadie y en la próxima cita de este triste deambular, el próximo domingo en Valencia, lo más probable es que todo siga igual.