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En tierra de nadie

La permanencia no parece peligrar, pero la zona de "play-off" continúa a tres victorias de distancia y el Lagun Aro corre el serio peligro de que los últimos tres meses transcurran sin pena ni gloria, y sin un objetivo ambicioso por el que luchar.

En tierra de nadie

fue loable el intento de Pablo Laso, el pasado viernes, de vender ambición y de decir públicamente que quería luchar "por algo más que por la permanencia", es decir, por el play-off, pero el globo de la ilusión se ha pinchado a la primera. El octavo puesto continúa a tres victorias de diferencia y aún faltan trece jornadas para el final de la Liga Regular, pero ya nadie se cree que el Lagun Aro pueda ni siquiera acercarse a la zona noble de la ACB porque las sensaciones que transmite el equipo siguen siendo malas. El tropiezo en Vistalegre hace que el balance en las últimas nueve jornadas sea de 1-8. Significativo.

La derrota del Menorca en su cancha ante el Alicante hace que el Lagun Aro mantenga su colchón de tres triunfos más average sobre el descenso, lo que le da la tranquilidad de que no bajará salvo catástrofe. Y no porque el equipo guipuzcoano ofrezca seguridad, sino porque los menorquines tienen un pie en la LEB, por no hablar de un Granada totalmente hundido como colista. Es decir, con prácticamente tres meses de competición por delante, el Lagun Aro, 12º en la tabla, se encuentra en tierra de nadie, a salvo del peligro pero con ínfimas posibilidades de luchar por entrar en las eliminatorias por el título. De hecho, se ha producido un corte en la clasificación y ahora mismo el equipo de Laso solo tiene a tiro al CAI Zaragoza, 13º con una victoria más, porque el Estudiantes, 12º, tiene dos triunfos más.

Con este panorama, parece difícil ilusionar a la afición cuando aún quedan seis partidos en casa en los que hay que tratar de que en el San Sebastián Arena haya buen ambiente. Para empezar este domingo a las 17.00 horas, ya que la visita del Assignia Manresa, 16º con una victoria menos, es un partido de obligada victoria porque no se puede perdonar en casa ante equipos de un potencial claramente menor.

Además, el calendario luego se complica y no será fácil aumentar el casillero de triunfos. Tras recibir al Manresa, el Lagun Aro deberá jugar tres partidos en el plazo de ocho días: el domingo 6 de marzo visita a un Bilbao Basket cada vez más entonado, el miércoles o jueves siguiente se mide al Real Madrid en casa y el domingo 13 de marzo visita al Valladolid en un Polideportivo Pisuerga de infausto recuerdo, ya que fue allí donde el Lagun Aro se quedó el año pasado en 39 puntos. Un tramo de calendario exigente, en el que los de Laso tendrán que llegar bastante más finos que ahora si quieren sumar algún triunfo.

el equipo no mejora

Frágil y demasiado irregular

Y es que el Lagun Aro no dio el domingo en Vistalegre ninguna sensación de mejoría. Parecía que el triunfo ante el Menorca previo al parón copero podía dar alas al equipo, pero por lo visto en Vistalegre no ha sido así. Al igual que en la reciente visita al Cajasol, en cuanto el rival aprieta un poco el acelerador, el Lagun Aro se desinfla como un globo. El 15-25 del primer cuarto ante el Estudiantes dio paso al 88-81 final. Es decir, los colegiales anotaron 73 puntos en 30 minutos. A Pablo Laso pide una y otra vez en los tiempos muertos un paso adelante defensivo, pero sus jugadores o no pueden o no quieren hacerlo. Si la defensa es querer, el Lagun Aro no está demostrando en la cancha esa ambición de la que hablaba su técnico el pasado viernes. Y tal y como está la clasificación, no será fácil mantener la motivación alta.

Además de una defensa demasiado frágil, el Lagun Aro está acusando la irregularidad de sus jugadores importantes: Doblas no acaba de salir de su bache de juego, Baron ya no es tan letal como antes y Salgado jugó el otro día su mejor partido en dos meses. El GBC necesita a todos para ganar.