Manresa. Esta vez estuvo cerca, muy cerca, pero de nuevo el Lagun Aro GBC salió quemado del infernal Nou Congost. Una canasta en el último segundo de Rodrigo San Miguel privó al equipo guipuzcoano de lograr un triunfo que durante muchos minutos pareció tener en sus manos.
Los de Laso hicieron un buen partido en líneas generales, aunque con altibajos, pero los once puntos de renta que amasaron en los primeros instantes del último cuarto parecía que iban a ser suficientes para regresar por primera vez de Manresa con la victoria en el bolsillo.
Sin embargo, el embrujo del Nou Congost y el extraordinario acierto de Grimau y San Miguel en la recta final privaron al GBC de ganar. El 75-74 dejó a todos con cara de tontos y evitó que el conjunto guipuzcoano alargara durante una semana más su fantástico inicio liguero. Fue un encuentro duro, intenso, emocional, con una grada volcada -precioso el ambiente en una cancha mítica como es el Nou Congost- que empujó a los suyos cuando más difícil lo tenían.
Amplias rentas El Lagun Aro tuvo ventajas importantes, de quince puntos en el segundo cuarto y de once en el último, pero no fue capaz de matar el partido. Lo cierto es que no se esperaba un choque cómodo, ni mucho menos. Y así fue. El Manresa siempre se recuperó de los golpes.
Al GBC le costó entrar en el partido, encajando un 7-0 inicial, pero pronto Salgado y Panko entonaron a los suyos y nivelaron las cosas (19-14). El siguiente paso adelante llegó de la mano de Uriz. El navarro saltó a la cancha y estuvo pletórico, liderando un parcial de 0-18 que parecía dejar el partido de cara.
El Lagun Aro jugó entonces unos minutos brillantes, moviendo muy bien el balón en ataque, con especial protagonismo para Lorbek y Doblas, y dejando sin vías de anotación al Manresa. Al descanso, con 28-40 en el marcador, las sensaciones eran más que buenas. Parecía que este año sí, que el fortín del Nou Congost iba a caer.
Flojo tercer cuarto Lo que pasó tras el paso por vestuarios no lo esperaba nadie. En el tercer cuarto, llegó un inexplicable atasco ofensivo del Lagun Aro, que sólo metió ocho puntos en esos diez minutos. El Manresa logró meterse en el partido (45-48) antes de un último cuarto loco.
De repente, los dos equipos se desataron y se enzarzaron en una vibrante batalla anotadora. Primero golpeó el GBC, con sendos triples de Tskitishvili y Lorbek que le dieron una jugosa renta (47-58). Respondió un pletórico Jordi Grimau con ocho puntos seguidos que volvieron a dejar las espadas en todo lo alto (55-58).
A partir de ahí, llegó la locura del triple. Si metía un tiro de tres Salgado, le respondía Dani López; si acertaba Baron, Slokar se sacaba otro lanzamiento de la manga que evitaba el despegue visitante. Un espectacular triple de Baron a falta de un minuto ponía el 68-71 y parecía la puntilla para el Manresa, pero el héroe local, San Miguel, respondió y empató.
El duelo iba a decantarse del lado de quien mejor templara los nervios. En el siguiente ataque, Baron no acertó y Dani López puso el 73-71 con dos tiros libres. Tskitishvili, con su segundo triple de la tarde, dio medio triunfo al Lagun Aro (73-74), pero faltaba la última genialidad de San Miguel.
El base manresano recibió el balón, superó la buena defensa guipuzcoana y soltó una bomba que se coló en la canasta a solo dos décimas para el final y dejó sin margen de reacción a los de Laso.
Los jugadores del GBC enfilaron el túnel de vestuarios con cara de no creérselo, porque la derrota escoció. Perder por uno en el último segundo nunca es agradable, aunque el equipo sigue teniendo margen por los triunfos logrados hasta ahora.
Solo cabe esperar que el tropiezo no afecte moralmente a los jugadores y que vuelvan a estar al 100% para el próximo domingo ante el Valencia en el Donostia Arena. La marea azul espera. La receta para olvidar lo de ayer está clara: ganar.