Raymond Poulidor ha pasado a formar parte de la lista de corredores que conoce prácticamente cualquier aficionado al deporte, le interese o no el ciclismo. Su nombre acompaña a los de Eddy Merckx, Jacques Anquetil, Miguel Indurain o Lance Armstrong, aunque, a diferencia de éstos, Poulidor no está vinculado a las grandes victorias, sino a las más amargas decepciones. El ex ciclista francés fue segundo en la clasificación general del Tour de Francia en dos ocasiones y acabó en la tercera plaza en cinco ediciones, pero nunca pudo ganar la ronda gala. Por eso, su mención suele servir para designar a aquellos deportistas o clubes que se quedan a las puertas de la gloria sin alcanzar jamás su objetivo. No obstante, en el mundo del rugby existe un caso que supera con creces las frustraciones de Poulidor: el ASM Clermont-Auvergne. Posiblemente, el club occitano sea el equipo que más finales haya disputado de una misma competición sin haberla ganado jamás. Y es que el conjunto de Auvernia tiene en su poder el desdichado récord de diez derrotas en el último partido de liga francesa, cuyo vencedor se decide por medio de un play-off. Para colmo, el Clermont ha perdido de forma consecutiva la final de las tres últimas ediciones. Mañana, el club occitano tendrá su undécima ocasión para ganar el título, ante el USAP.
Cuatro cambios de nombre A pesar de que nunca ha conseguido conquistar el campeonato francés, nadie duda de que el Clermont se encuentra entre los grandes del Top 14.
La historia reciente de Clermont-Ferrand, capital de la región francesa de Auvernia, ha estado indisolublemente unida a la empresa de neumáticos Michelin, y el club de rugby de esta localidad no es una excepción. En 1911, Marcel Michelin, hijo de uno de los fundadores de la firma, impulsó la Association Sportive Michelin con el objetivo de promover el deporte y entretener a los empleados de las fábricas. En la actualidad, el estadio del club de Auvernia lleva el nombre de su fundador, todo un héroe para la ciudad. No en vano, Marcel Michelin colaboró con la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial y ocultó a varios trabajadores que corrían el riesgo de ser deportados a Alemania, hasta que fue descubierto y enviado a los campos de concentración de Buchenwald y Ohrdruf, donde falleció a los 59 años.
A lo largo de su historia, la ASM ha cambiado su nombre en varias ocasiones. En 1922, once años después de su nacimiento, la entidad se vio obligada a cambiar su nombre porque las leyes de entonces impedían realizar publicidad de una firma comercial. Para mantener sus siglas, el club pasó a denominarse Association Sportive Montferrandaise, en alusión a una de las dos villas que se unieron para crear la actual ciudad, que era, precisamente, la zona en la que estaban situados los principales talleres de Michelin. En 2000, el club impulsó la denominación de Vulcans, en alusión a los volcanes de Auvernia y al proceso de fabricación de los neumáticos, y finalmente en 2004 adoptó su actual nombre con todos los elementos identificadores de su ciudad y su región: ASM Clermont-Auvergne. En cualquier caso, las variaciones en su designación no han cambiado un ápice su suerte en las finales.
Diez finales perdidas El antiguo Montferrand ascendió a la máxima categoría en 1925, tras vencer al Biarritz Olympique. Desde entonces, el club de Auvernia siempre ha militado en la elite.
En 1936, el ASM disputa, y pierde, su primera final frente al Narbonne. Un año después desperdició una nueva oportunidad, y volvió a caer en 1970, en 1978 y en 1994.
El Clermont se adaptó perfectamente a la transformación del rugby en un deporte profesional, en 1995, y, de hecho, en quince años ha perdido otras cinco finales. Con esta racha, no es extraño hablar de una maldición, pero mejor no mencionar la posibilidad ante el técnico del equipo en las cuatro últimas campañas, Vern Cottern, que monta en cólera en cuanto le sugieren cualquier influencia sobrenatural.
Eso sí, no todo han sido decepciones en la historia del ASM. El conjunto de Auvernia se hizo en tres ocasiones con el trofeo Yves de Manoir, una competición que ha tenido diferentes formatos en la historia del rugby galo. Además, en 2001 ganó la extinta Copa de la Liga, y alcanzó sus mayores éxitos en 1999 y 2007, cuando conquistó la Challenge Cup, el segundo torneo más importante de Europa. Aún así, estas victorias no han apagado el ansia de hacerse con la liga francesa. Los aficionados del Clermont ya suspiran por conseguir su primer campeonato y dejar de ser, por fin, uno de los equipos más gafes del deporte mundial.