"me gusta sentir que respiro, saberlo. Es algo natural, algo que hacemos miles de veces al día, pero me gusta ser consciente de ello. Y la gente hoy en día va tan rápido, que no lo nota. Es una pena". Construye Yves desde esa reflexión, desde ese pensamiento, un estilo de vida, pero también una manera de entender la pelota, de degustarla en lugar de tragarla, de masticarla pacientemente para una correcta digestión. Tal vez por eso, por su biorritmo, el lekuindarra luce más cuando puede hamacar la competición que cuando ésta le atropella. "Jugando cada quince días tengo tiempo suficiente de descansar, de recuperar el cuerpo. Además, me da tiempo de hacer otras cosas y poder desconectar antes de centrarme del todo en el partido e ir con ganas", expuso el lekuindarra una vez accedió a las semifinales del Manomanista tras exhibirse ante Patxi Ruiz, al que borró del Astelena de Eibar. El tiempo, su ritmo vital, diferencia a Xala del resto de competidores según Justo Lillo, preparador de Aspe, y en cuyo grupo de trabajo se integró Yves en diciembre pasado con la carrocería desconchada, magullado el hombro derecho y la espalda. "A su edad, la mayoría de los pelotaris son capaces de asimilar una carga de trabajo muy intensa y competir en la misma semana. No es el caso de Xala todavía. Con Yves hay que ir poco a poco. Necesita más tiempo de asimilación. Por eso el ritmo del Manomanista en el que durante una semana puede hacer trabajo físico de carga y en la otra uno de calidad, le beneficia".

Sostiene Justo Lillo que el delantero de Lekuine "tiene mucho margen de progresión" porque "físicamente, muscularmente, todavía está creciendo". A pesar de haber atravesado la barrera de los 30, una edad que supone un giro en la alta competición, un punto de inflexión en la mayoría, el techo de Xala se percibe aún lejano por una "cierta descompensación a la hora de trabajar la base muscular", subraya Justo Lillo. Para el preparador de Tolosa, el lekuindarra es "físicamente un portento, muy bueno genéticamente, mucho más fuerte de lo que la mayoría cree", pero el desarrollo de su andamiaje padece una "descompensación" que ha lastrado la expansión de su físico en comparación con otros manistas de edad y jerarquía similar a la de Yves. "Con 28 ó 30 años es difícil crecer muscularmente para el que ha trabajado de verdad el cuerpo", certifica Lillo. No es el caso de Xala. "El trabajo de base muscular no lo hizo debidamente. Digamos que su entrenamiento físico no respondía al de un deportista de élite y eso le generaba cierto déficit físico. Ahora se trata de recomponerlo pero con calma porque con Xala hay que ir paso a paso".

Subraya Lillo que semejante carencia no está vinculada a las "ganas de trabajar. No le falta motivación para esforzarse. El problema era que Xala sufría mucho, ha tenido muchos problemas físicos que no le han dejado rendir y eso le ha lastrado tanto a la hora de entrenar como a la de rendir en la cancha. Tal vez la gente pensaba que se trataba de indolencia, pero no era eso". Una vez lograda cierta continuidad, Xala se ha destapado como un manista aristocrático, tanto en el Parejas que conquistó junto a Aitor Zubieta como en lo que va de Manomanista. Para entender la expansión del delantero lapurtarra, -"que se guía por sensaciones porque conoce muy bien su cuerpo y lo sabe transmitir muy bien", dice Lillo- en los últimos meses es preciso situar el foco sobre un armazón que no padece los achaques de antaño y que está en proceso de construcción, de equilibrio, puesto que Lillo trata de igualar el escaparate con la trastienda, el pecho con la espalda.

"Xala tiene una descompensación entre la musculatura anterior -donde se sitúan los bíceps, el pectoral y los cuádriceps entre otros grupos musculares- que la tiene bien desarrollada respecto a la posterior -la de los isquiotibiales, los dorsales, etc...- que está menos trabajada. Digamos que no era una construcción muscular normal para un manista de primer nivel y eso le ha podido generar desequilibrios en el cuerpo que han podido causar lesiones".

Lanzamiento de jabalina Justo Lillo, que antes de encaramarse al fútbol y a la pelota, cinceló la musculatura de atletas durante 15 años, fija un paralelismo del caso de Xala, -"un talento natural, muy rápido, ágil y coordinado", destaca el tolosarra- con la de los lanzadores de jabalina. "Para los lanzadores de jabalina que trabajan mucho con el hombro, el brazo y la espalda es fundamental la construcción de la base muscular posterior y un pelotari se asemeja en varios movimientos a los que realiza un lanzador de jabalina y Xala no la tiene tan desarrollada como debía tenerla". Ése es el principal objetivo de Lillo, el de reconducir la circulación de la musculatura de Xala -"porque el juego ya lo tiene", enfatiza Justo- en un cuerpo que "todavía está creciendo".