Los grandes, más grandes
CaLCULO que sería un indeterminado día de 1996. La excelente comida y el ambiente relajado dominaron aquella cena de hermandad en el restaurante Jaizubia entre unos pocos aficionados de la Real Sociedad y el Real Unión promovida por el periodista Gorka Reizabal.
El entonces presidente unionista, Carlos Fernández de Casadevante, no pudo acudir a la cita, por lo que, como acostumbraba, delegó en un miembro de aquella junta directiva la representación txuribeltz.
Frente a mí se sentaba un mandatario realista, una de cuyas frases me cortó la digestión cuando expelió: "Los grandes clubes serán cada vez más grandes".
Entendía que aquella idea rezumaba un cierto desdén hacia el conjunto más humilde representado en ese acto. Pero el tiempo dio la razón al directivo realista y lo convirtió en profeta.
La Ley Bosman, que permite la libertad de movimientos de futbolistas europeos entre países sin que ello suponga ocupar plaza de extranjero, se alió con el ascendente poder social y mediático de los equipos poderosos. Los hizo más fuertes, como Barcelona y Real Madrid muestran con nitidez en la Liga, donde la brecha con el resto se ha ensanchado.
Mientras tanto, la Real ha navegado por un convulso mar de variadas dificultades, con descenso a Segunda incluido, y el Unión ha escalado hasta la categoría de plata, tras derramar sangre, sudor y lágrimas.
Pase lo que pase en el envite de hoy, los dos clubes serán cada vez mejores, porque el fútbol, como la vida, no se fundamenta sólo en el dinero. La dignidad, la perseverancia y la lealtad a unos colores también hacen grandes a los clubes, cada vez más grandes.
Deseo a uno de esos enormes conjuntos, la Real Sociedad, que recupere la categoría perdida y enderece definitivamente su rumbo. Pero hoy apuesto por el más grande de todos los equipos: el Real Unión.