donostia. Dos años después de iniciar el balbuceante aleteo hacia los frontones desde el nido de G-93 en Eibar, el ojo de halcón, la tecnología que se expandió al calor del tenis y que adquirió gran vuelo merced a la recreación virtual de la trayectoria de la pelota y el bote de la misma en los tantos que generaban dudas, aterrizará definitivamente en las canchas el próximo mes de marzo -su aparición podría coincidir con la disputa de la final del Campeonato de Parejas- si todo discurre con normalidad después del periodo de pruebas realizado durante varias semanas en el Astelena de Eibar y tras recibir el impulso necesario mediante una subvención de la SPRI para desarrollarlo del todo. "El prototipo funciona y lo hemos probado en varios entrenamientos y si todo va bien podría estar implantado para marzo. Sólo hace falta que se apueste por él para instalarlo", expone Juan Carlos San Román, responsable de G-93, la empresa eibarresa que realiza los grafismos y distintas mediciones de las retransmisiones deportivas de Euskal Telebista y la impulsora del uso del GPS para pruebas ciclistas o las regatas de traineras.

"Una vez resuelto el coste de la inversión monetaria, que era lo que impedía aventurarse del todo, nuestra intención es probar el ojo de halcón en algún festival fuera del campeonato para comprobar que todo va bien", avanza San Román, convencido de que es la "credibilidad" la que blinda el método de cualquier debate. "Las mediciones del sistema no pueden generar ninguna duda. La función del ojo de halcón es despejarlas, no crearlas, por eso cuando se ponga en marcha hay que salir con todas las garantías, de lo contrario carece de sentido", enfatiza el responsable de G-93, que sitúa el margen de error de las mediciones del ojo de halcón de los frontones en tres milímetros siempre que el bote de la pelota se produzca "dentro del encuadre de la cámara. La gente tiene que ser consciente de ello".

Una cámara por línea Creen en la empresa eibarresa que para cubrir el ancho -la mayoría de las jugadas dudosas respecto al bote de la pelota se sitúan en la raya que delimita la cancha de la contracancha entre el frontis y el cuadro cuatro- es suficiente con fijar una cámara a tres metros de altura sobre un trípode "aunque sería mejor que la cámara estuviera colocada fija", dice San Román, barriendo esa zona de juego para resolver cualquier incógnita "sobre si la pelota es buena o mala". Más allá del cuadro cuatro se reduciría la precisión de la medición considerablemente, por eso desde G-93 creen necesaria que se instale otra cámara más atrás para el pasa y otra para vigilar el fleje lateral. "Con eso se cubriría el 95% de la zona de juego, donde se producen la gran mayoría de jugadas dudosas porque la estadística nos dice en qué zonas del frontón se crean las mayores dudas".

Una vez captadas las imágenes del recorrido y el bote exacto de la pelota por las cámaras, éstas son grabadas en un disco duro para posteriormente ser tratadas por un programa informático desarrollado por G-93 y Vicom Tech que es capaz de reproducir de modo virtual el trayecto de la pelota de manera milimétrica -lo que se ve en las repeticiones tenísticas cuando los jugadores exigen la presencia del ojo de halcón- y despejar así cualquier suspicacia. "Eso es lo que se hace en el tenis, pero hemos desarrollado la posibilidad de ser testigos de lo mismo, pero de modo real, con los pelotaris en acción. Se vería la trayectoria de la pelota y se remarcaría como si se empleara un subrayador fijando tanto el recorrido de la pelota como el punto donde bota a la vez que vemos la acción y no sólo una simulación gráfica mediante unas líneas y una pelota".

Los pelotaris que han sido testigos de las pruebas de G-93 durante varios ensayos se mostraron muy satisfechos por la exactitud del sistema y en la Liga de Empresas opinan que su empleo será beneficioso y puede convertirse en una herramienta para los jueces. "En principio, el servicio se ofrecerá a las televisiones para que puedan emitir las imágenes y enriquezcan así las retransmisiones con un elemento más, pero, con el tiempo, si se instalan las pantallas esas mismas imágenes pueden ser vistas por los pelotazales que se encuentren en el frontón tal y como sucede con el tenis". Y es que el ojo de halcón aterriza en los frontones.