La fotografía familiar de Tina Barney
La Sala Kutxa Fundazioa Artegunea de Donostia acoge la primera retrospectiva en Europa de la fotógrafa americana Tina Barney
La Sala Kutxa Fundazioa Artegunea de Donostia acoge la primera retrospectiva en Europa de la fotógrafa americana Tina Barney (Nueva York, 1945), bajo el título Lazos familiares, 40 años de producción comisariados por Quentin Bajac, y organizada por el Jeu du Paume de París.
Con su peculiar manera de ver las cosas, un tanto “kitsch elegante”, la autora ha explorado ambientes familiares y rituales sociales que se mueven entre lo natural y lo teatral, lo real y lo escenificado. 54 fotografías de gran formato, tanto en color como en blanco y negro, ofrecen su personal manera de ver los intersticios de ámbitos familiares, con sus personas, mobiliario y ambiente incorporados. Personajes que forman un todo con los espacios arquitectónicos en los que se hallan insertos, y que ofrecen un punto de vista único e irrepetible, muy del gusto de estómagos sofisticados y relamidos de familias de la Costa Este de Estados Unidos. El ojo voyeur de la autora lo plasma con precisión y de manera un tanto irónica, aunque ella misma lo niegue. Y es que si algo tiene la imagen fotográfica es su transparencia y su verismo.
Su mirada antropológica, asegura el comisario de la muestra, se basa en los retratos familiares de la pintura barroca holandesa, tratando de captar ámbitos sociales de las élites americanas y europeas, ofreciendo retratos, gestos de la vida cotidiana, y ámbitos de relación domésticos y sociales. Colaboradora con revistas internacionales y como fotógrafa en Idaho trató de captar en sus primeros retratos momentos de intimidad y gestos cotidianos, y posteriormente realizando encargos editoriales y de moda, habiendo expuesto en numerosos exposiciones individuales y colectivas en importantes museos de América y Europa.
Con un cuidado ojo naturalista y despreocupada un tanto por las poses de sus habitantes, Barney capta numerosas estancias, dormitorios, cuartos de baño, piscinas, tocadores, patios, probadores, comedores, escritorios, así como escenas familiares, sociales, domésticas, festivas y playeras dignas de las mejores revistas sociales y de moda de la época y del momento en que fueron plasmadas.
Y como la fotografía es un lenguaje muy transparente, así quedo para sorpresa y gusto de los lectores del momento y de etapas posteriores. Un caramelo dulce y rosa siempre resulta atractivo para el ojo y para la boca. Fotografía potente y poderosa, con cuidadas planimetrías y buen colorido, capta con sintaxis naturalista los cuadros intergeneracionales familiares americanos en sus hermosas ambientes domésticos. Las casas de los ricos siempre han sido hermosas, aunque un tanto rancias para nuestros gustos actuales. Sus pocas fotografías en blanco y negro poseen otros registros, más asequibles y modernos son más realistas y asequibles.
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